Las grietas anales son un trastorno frecuente que se puede dar en los primeros años de vida de los más pequeños, y suele ser también uno de los principales síntomas del estreñimiento obstinado, aunque puede deberse a otras causas.
Si se encuentran manchas de sangre en el papel higiénico o en las heces del niño puede ser que se trate a grietas anales. El tiempo de curación depende del niño, aunque puede necesitar algunos meses, es posible incluso que vuelvan a aparecer.
Se puede utilizar sustancias que hagan más blandas las heces, como los higos o jarabes de ciruela, se puede recomendar con el médico para que ofrezca el mejor consejo. Los enemas sólo se deben tener en cuenta muy de vez en cuando.
Para que no afecte tanto la situación y el dolor en el bebé, se puede combatir el color con baños con agua templada en la zona afectada, con sal o bicarbonato pero sin jabón. Después se limpia y seca con un pañito suave.
Las grietas anales son cortes superficiales que ocupan la mucosa que rodea el ano, siendo más detectables a primera vista si están en la zona exterior, así que en este caso pueden detectarse mejor.
Se debe consultar al médico si se produce sangrado y tiene dolor durante más de dos horas, si el sangrado aumenta y no se cura tras 3 días de tratamiento. Las fisuras anales se pueden dar entre los 3 y 4 años, pero pueden darse antes.
Para evitar esto, sobre todo por estreñimiento, se debe modificar la dieta del bebé con más fibras y agua, especialmente para ablandar las heces. Se recomienda darle de comer frutas y verduras, además de alimentos sanos.
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