La fiebre de tesoros escondidos es tan vieja como el mundo, y la de encontrarlos en tierras americanas es tan antigua como América. Por eso, una de las primeras palabras indígenas que pasó al castellano fue "guaca", vocablo quechua que en 1551 ya aparece en español como sepulcro de indios en el que a menudo se hallan objetos de valor.
No he parado de oír sobre las “guacas” desde mi llegada… Cuentos, leyendas, supersticiones. Un sinfín de teorías sobre su existencia difícil de creer, pero “haberlas hailas” y no es raro la semana que me vuelven a hablar del avistamiento de alguna en cualquier parte del sur. No es de extrañar, como residencia ancestral de la Cultura Palta, el caciquismo reinante en la época imponía tradicionalmente enterrar a sus difuntos con las pertenencias de valor debido al pensamiento de pasar a una mejor vida, en paralelismo a otras culturas antiguas con la misma doctrina espiritual, la diferencia con estas es que los lugares de enterramiento no están localizados.
Según algunos de mis informantes las guacas en Semana Santa es la época que más se manifiestan, con una llama de fuego en la noche señalando el lugar donde excavar y una nube espesa durante el día, pero la excepción está en si eres persona de buen corazón, dónde se te pueden manifestar las guacas durante cualquier época del año.
Una de las historias más rocambolescas de las que me encontré aparece en Santo Domingo de Guzmán, cantón Paltas, donde el famoso petroglifo icono de los Paltas, la “Piedra del Sol”, no luce en su lugar original debido a una guaca que se les apareció a unos jóvenes no hace muchos años atrás. Obviamente los muchachos, sin ninguna conciencia histórica, movieron de su lugar el petroglifo para excavar debajo de él. El resultado fue negativo después de toda una noche de trabajo, pero la creencia sigue en activo, dado que no es la primera, ni será la última vez que compruebe que el convencimiento colectivo de tesoros escondidos debajo del lugar donde reside el famoso petroglifo oculta secretos por descubrir.
Esperemos que quede en leyenda, pues la importancia de dicho patrimonio histórico no puede estar expuesto a supersticiones que invadan la integridad de uno de los mayores símbolos turísticos, que aunque deficientemente mantenido sigue siendo el principal activo patrimonial del asentamiento ancestral paltense.