La expansión romana fue un proceso impulsado por patricios y plebeyos ricos que deseaban el dominio de toda Italia. En este proceso, los romanos sometieron a los sabinos, ecuos, volscos, samnitas y etruscos. Posteriormente, Roma conquistó a la Magna Grecia y a Cartago.
LAS GUERRAS PÍRRICAS (280 a.C.-275 a.C.)
Fueron guerras que enfrentaron a Roma contra Grecia por el control de la Magna Grecia. Inicia como un conflicto entre Roma y Tarento (de la Magna Grecia) por la violación de un tratado marítimo por parte de los romanos.
En ese contexto, Tarento pide ayuda al rey Pirro de Épiro, quien acude en su ayuda. Se dan las siguientes batallas entre Roma y Grecia:
Batalla de Heraclea (280 a.C.): Da inicio a las Guerras Pírricas. Pirro de Épiro se enfrenta a las legiones romanas con el uso de elefantes, obteniendo victorias.
Batallas de Ásculo (279 a.C.): Ganan los Griegos, pero con grandes bajas. Se cuenta que, decepcionado con el triunfo de la batalla de Ásculo, Pirro dijo: "Otra victoria como ésta, y tendré que volver a casa solo".
Roma obtiene la ayuda de Cártago para derrotar a los griegos; es así que la Magna Grecia es conquistados por Roma.
CONSECUENCIAS
Roma fue reconocida como una de las principales potencias en el Mediterráneo; además, el poder de Roma se extendió por toda la península itálica. Roma se convierte en la principal rival de Cártago (potencia comercial del Mediterráneo).
VICTORIA PÍRRICA
Lingüísticamente, las guerras pírricas son el origen de la expresión “victoria pírrica”. Es un término para referirse a una victoria ganada con tal esfuerzo y sacrificio que no compensa la ventaja obtenida.