Una mujer dispuesta a luchar por el poder.
Un gran misterio que debe salir a la luz.
Año 1889, La Rioja. Hay quien dice que una maldición se ciñe sobre los viñedos, secos desde hace años, de la finca Las Urracas. Mientras las grandes bodegas de la región comienzan su edad dorada, Gloria -la joven hija del propietario- languidece en la vieja mansión familiar, viendo aproximarse otro otoño sin cosecha.
Sometida a la autoridad de una tía cruel y un padre ausente, Gloria verá cambiar su vida de un día para otro cuando tenga que ponerse al frente del negocio familiar. Será entonces cuando comience una larga batalla que la enfrentará a los bodegueros y caciques locales, que no conciben tener como rival a una mujer. Y menos a una que pone en duda sus viejos privilegios.
Con la ayuda de sus hermanas, Gloria luchará por recuperar el esplendor de sus viñedos, al tiempo que se adentra en los secretos que esconden las habitaciones cerradas y los campos muertos de Las Urracas. Bajo la sombra de una maldición que solo al final sabremos si es cierta, las mujeres de esta novela lucharán, sin miedo a nada ni a nadie, por el poder que les pertenece.
¡Cómo me ha gustado esta novela! Y no lo tenía nada fácil, la verdad. El año pasado su autora se estrenaba en el mundo literario con "El bosque sabe tu nombre" y era todo un reto repetir el mismo éxito ya que dejó el listón muy alto con aquella historia, pero no solo ha salido airosa del reto, sino que en mi opinión lo ha superado. Si "El bosque sabe tu nombre" fue una de mis mejores lecturas del año pasado, creo que las protagonistas de esta historia se han ganado a pulso estar también entre mis mejores lecturas de 2019.
"Las hijas de la tierra" es la historia de las hermanas Beltrán-Velasco, Gloria, Teresa y Verónica y de la tierra que las vio nacer, una tierra que hace ya muchos años que no da fruto. Las tres viven en San Dioniosio, en La Rioja en la finca Las Urracas, junto con Rafael, mellizo de Gloria, un padre prácticamente ausente y Ángela una tía abuela que se encarga de su educación (y su infelicidad) desde que perdieron a su madre. Rafael tiene a Gloria totalmente sometida y procura mantenerla alejada de sus hermanas, pero las cosas irán cambiando poco a poco cuando Gloria decida acercarse y confiar más en ellas y alejarse de Rafael. Las tres saben que Las Urracas, por muy maldita que esté la tierra, está destinada a ser para su hermano por ser el único varón. y él se encarga de recordárselo continuamente, pero una serie de circunstancias que no revelaré, harán que sea Gloria la que deba tomar las riendas de su hogar. Está convencida de que con el apoyo de sus hermanas y mucho trabajo, serán capaces de devolver la vida y el color a Las Urracas, de volver a recoger una cosecha de uva y elaborar un buen vino. El camino será largo y nada fácil, los bodegueros no conciben que una mujer pueda formar activa de su mundo pero ellas están dispuestas a intentarlo. ¿Lograrán su objetivo?
La historia puede parecer "sencilla" e incluso predecible, pero de verdad ¡qué placer me ha dado ir descubriendo poco a poco, capítulo a capítulo todo lo que escondía esta novela! empezando por sus personajes. Qué maravilla de hermanas. Creo que la sobrecubierta de la novela es más que perfecta. Me he imaginado a las tres hermanas muy parecidas a la chica de esa imagen y las tres me han encantado. Tres personalidades muy diferentes que se complementan perfectamente porque estando juntas son capaces de enfrentarse a lo que haga falta. Además son personajes que evolucionan tanto que es un gusto leer sobre ellas.
Gloria, que es la narradora de la novela, comienza siendo una joven sometida, apocada, que busca refugio en las lecturas para acabar transformada en toda una mujer de armas tomar.
Teresa, ¡ay Teresa! ¡cuánto le toca sufrir por la incomprensión de una sociedad machista que no entendía a quien no seguía "las normas", ella es una mujer muy inteligente y si no fuera por la época podría haber sido una gran química y Verónica, ella es el personaje que llena de magia y de música de piano la novela y que se ha convertido en uno de mis personajes favoritos. Me ha encantado la naturalidad con la que anticipa cualquier cosa que vaya a ocurrir más pronto que tarde y su especial relación con las abejas.
La verdad es que las tres hermanas "malditas" son maravillosas, pero también lo son los personajes secundarios. Me han encantado especialmente los hermanos Lavigny que llegan a Las Urracas desde Francia con muchos planes, sobre todo Denise que aporta un punto de frescura, alegría y modernidad a la vida de las hermanas Beltrán-Velasco. Es fantástico el contrastre que se aprecia entre la "libertad" de la que disfruta Denise en París, una sufragista declarada y la "opresión" en la que viven las mujeres en San Dionisio. Mención especial merece también la ciega Diana, una mujer sabia donde las haya, que sabe de viñas y vino lo que no está escrito pero a la que nadie se dirige (una mujer entendida en vinos ¡dónde se ha visto!) y que solo recibe el cariño y el calor de nuestras chicas.
Lo primero que tendréis que hacer cuando despierten vuestras viñas es proteger la tierra donde crecen con cantos rodados. [...] así mantenéis el calor en las raíces de las plantas. Las noches, especialmente las noches de heladas, pueden ser peliagudas para algunas criaturas de esta tierra. Igual que para todos los que están solos o creen en demonios -respondió, después me guiñó uno de sus ojos sin luz y añadió-: Para que algo crezca fuerte y haga cosas increíbles, como darnos vino, hay que mimarlo desde abajo. Lo invisible, lo que está bajo tierra, es tan importante como lo que asoma. Vaya que sí.
Los enemigos de nuestras chicas tampoco se quedan atrás en lo bien retratados que están. No son personajes malos porque sí, están tan convencidos de hacer lo correcto que no dudan en eliminar de su camino todo aquello que supone una traba y como le comenté por Instagram a alguien, he sentido ganas de enterrar bajo una de esas cepas secas a alguno de ellos cada vez que aparecía en la historia.
Los demonios de verdad, los que de verdad te roban el sueño y la vida, nunca se molestan en esconderse -me dijo muy bajito con su voz áspera-. Pasean a plena luz del día y bajo el sol más brillante.
Además de crear una maravillosa historia y poblarla de personajes inolvidables, Alaitz Leceaga no se olvida de hacer un bonito retrato de la época en la que transcurre la novela (finales siglo XIX), del entorno y de la sociedad, aquella en la que la opinión de una mujer no valía nada, al menos de puertas de casa para afuera. También se nota el cuidado a la hora de aportar datos sobre la vendimia, el cuidado de las vides, el trabajo en general de las bodegas y todo ello sin abrumar al lector, más bien todo lo contrario, introduciendo cada pequeño dato en el momento justo para enriquecer cada página.
Pero lo mejor, por supuesto, ha sido el papel tan importante que tienen las mujeres en esta historia. Mujeres valientes que cansadas de verse sometidas a los hombres, de que no las reconozcan como iguales, pelean y demuestran que no solo no son menos que ellos, sino que pueden ser mejores.
He disfrutado cada página de esta historia en la que su autora nos habla de multitud de temas, el amor, la familia, la locura, la ambición, los malos tratos, el abuso, la homosexualidad y todo ello con ese estilo tan maravilloso que conocimos en su anterior novela y que espero podamos seguir disfrutando en muchas más. Una lectura ágil, emocionante y mágica que envolverá al lector desde la primera página.
Si a alguien bueno le pasa algo terrible puede que se vuelva malo, por rencor o por venganza. Pero sabe Dios que nunca jamás una desgracia ha vuelto santo a ningún villano.
Como siempre os dejo el enlace para leer las primeras páginas de esta novela AQUÍ