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«Las hijas del Capitán» de María Dueñas

Publicado el 28 octubre 2020 por Librosquevoyleyendo @librosqvleyendo
«Las hijas del Capitán» de María Dueñas

Nueva York, 1936. La pequeña casa de comidas El Capitán arranca su andadura en la calle Catorce, uno de los enclaves de la colonia española que por entonces reside en la ciudad. La muerte accidental de su dueño, el tarambana Emilio Arenas, obliga a sus indomables hijas veinteañeras a tomar las riendas del negocio mientras en los tribunales se resuelve el cobro de una prometedora indemnización. Abatidas y acosadas por la urgente necesidad de sobrevivir, las temperamentales Victoria, Mona y Luz Arenas se abrirán paso entre rascacielos, compatriotas, adversidades y amores, decididas a convertir un sueño en realidad.

Con una lectura tan ágil y envolvente como conmovedora, Las hijas del Capitán despliega la historia de tres jóvenes españolas que se vieron obligadas a cruzar un océano, se asentaron en una urbe deslumbrante y lucharon con arrojo para encontrar su camino. Un tributo a las mujeres que resisten cuando los vientos soplan en contra y un homenaje a todos aquellos valientes que vivieron ―y viven― la aventura, a menudo épica y casi siempre incierta, de la emigración.

Editorial: Planeta (2019)

Nº de páginas: 624

Formato: Tapa blanda / Versión Kindle

ISBN: 978-8408213642

Precio: 12,30 € / 7,12 €

Sobre la autora: María Dueñas

Impresiones

Por fin saqué tiempo para lanzar mi zarpa sobre esta novela sobre la que he recibido comentarios de índole heterogénea. Es norma de la casa leer sin condicionantes y eso es lo que he hecho, a pesar de dejar claro desde el principio que la sombra de Tiempo entre costuras es demasiado extensa. Es por ello que María Dueñas debe enfrentarse en cada trabajo a un muro alto al que es muy difícil escalar. Si Las Hijas del Capitán hubiese sido su debut en la novela, otro gallo cantaría, y la razón no es otra que la de que se trata de una buena novela que no alcanza los sentimientos del lector como lo hace Sira Quiroga y las circunstancias que la rodean.

Es esta la historia de una familia que emigra a la Nueva York a principios del siglo XX con el objetivo de reunirse con el padre, un emigrante que recaló al otro lado del océano para hacer fortuna. Pero la suerte a veces es esquiva y los acontecimientos ayudan a poner obstáculos en el camino de estas mujeres, pobres y solas, en el seno de la colonia española que se había instalado en la urbe configurando lo que ha venido posteriormente a llamarse gueto.

Las tres hijas de Remedios, una mujer sin fuerza y sin el coraje suficiente para cohesionar a su familia naufragada, serán las verdaderas protagonistas de una historia de supervivencia y superación que despierta las simpatías del lector pero que se hace larga y plana en algunos momentos. Es, por tanto, su ritmo irregular, pero no exento de virtudes como creo que son la inclusión como personaje secundario del Conde de Covadonga, uno de los borbones más desconocidos de historia reciente de esta familia, o los aderezos que Dueñas crea en torno a los amoríos de Victoria, Mona y Luz, tan parecidas y diferentes, aunque unidas por lazos de sangre y el fin de salir adelante del mejor modo que saben: trabajando y haciendo que su personalidad aflore. Claro está que no será fácil conseguir realizar el tan citado sueño americano cuando en el camino se interponen personajes mafiosos y repugnantes que no dudan en poner en marcha sucias argucias para beneficiarse de todo aquello conseguido con afán y sacrificio por terceras personas.

Uno de los méritos de Las Hijas del Capitán es haber sido capaz de transportarnos a la colonia española en Nueva York, con una aceptable descripción de los establecimientos más notables allí existentes y a la vida cotidiana allí desarrollada, remembranzas que permiten comprender cómo era la vida en aquellas latitudes y en aquel momento tan delicado como es la antesala de la Guerra Civil Española, un hecho histórico que truncó las aspiraciones de volver a la patria de muchos patriotas que siempre añoraron acabar sus días en la tierra que les vio nacer.

Un poco de sangre nunca viene mal. Y un poco de desesperanza. Creo que es importante la aportación que Luciano Barona y su hijo Chano aportan a esta historia de época redactada con gusto y sapiencia buscando ese hueco en el corazón que nos vemos obligados a conceder.

Rumba, cante y guitarra serán la banda sonora de esta película gráfica que podría recalar en la pequeña o gran pantalla sin dificultades, y de este modo la editorial Planeta seguiría cosechando triunfos como acostumbra a hacer.

Acabada la reseña complaciente, me veo en la obligación de reconocer que me han faltado un par de eslabones de la cadena que me ate para siempre a la trama planteada, circunstancia que me impide afirmar que haya sido este uno de los mejores libros leídos últimamente. Menos mal que es una opinión personal e intransferible ¿no?

En cualquier caso, ahí quedan 620 páginas de lectura que permitirán vivir durante unos días vidas ajenas y esa sí que es una aventura que no debemos dejar escapar.

«Las hijas del Capitán» de María Dueñas

Francisco Javier Torres Gómez

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