Las Hoces del Alto Ebro Rudrón en Burgos, más de 46.000 hectáreas protegidas con los paisajes más grandiosos de la Península. Se trata de una extensa paramera caliza, La Lora, en donde el sustrato ha permitido que los ríos se encajen dando lugar a los espectaculares cañones del Ebro y del Rudrón.
Cuevas, barrancos, manantiales y cascadas pueblan un paisaje donde la vegetación también tiene mucho protagonismo. Encinares, robledales y hayedos se alternan pintando de color los grises afloramientos rocosos.
El paisaje cultural también es de gran interés, con molinos, puentes, dólmenes, loberas, ermitas rupestres y románicas, colmenares y una colección de pueblos impecables, con robustas casas de piedra, muchas de ellas blasonadas.
La fauna es diversa y abundante, con protagonistas tan relevantes como buitres, chovas, nutrias, desmánes, lobos y corzos.
En el parque abundan los senderos para todos los gustos y tan sólo se echa en falta un mayor cuidado de la gastronomía autóctona.
Pinceladas de historia …
Abundantes noticias del hombre del neolítico en magníficos dólmenes de corredor, como los de Moreco y La Cotorrita en Porquera de Butrón, el de Valdemuriel en Tubilla del Agua o los más de 30 inventariados en la Lora, entre los que destacamos el de la Cabaña en Sargentes de Lora.
Durante la Edad de los Metales, la aptitud ganadera de este territorio fue aprovechada por las tribus cántabras, como emplazamiento estratégico a escasa distancia de los pastos de verano de la Cordillera Cantábrica y de las llanuras del Duero en donde pasar el invierno. Los cántabros fueron doblegados por los romanos en el S II a.C., para quienes se convirtió en un lugar de paso, sin mayor interés.
Durante los albores del cristianismo la abundancia de cañones y roquedos dio refugio a muchos anacoretas. Posteriormente algunas de las cuevas que ocupaban fueron convertidas en ermitas. Un buen ejemplo es la ermita rupestre de San Pedro en Argés, situado entre Incinillas y Valle de Manzanedo, junto al río Ebro.
Durante la dominación musulmana estas tierras quedaron deshabitadas y fue precisamente este territorio uno de los primeros en ser repoblado, en el S IX, con gentes venidas de más al norte conocidos como los foramontanos. Sin duda el accidentado relieve facilitaba la defensa frente a las incursiones musulmanas, por lo que constituía un lugar idóneo para los primeros asentamientos que posteriormente dieron lugar a la mayoría de los pueblos existentes en la actualidad. Es por ello que abundan los templos prerrománicos, de influencia mozárabe y visigótica, y románicos. Una de estas iglesias románicas la encontramos en San Miguel de Cornezuelo.
Un lugar muy evocador de interesante visita son las ruinas del monasterio de Santa María de Río Seco, en el Valle de Manzanedo. Su origen se remonta al S XIII y perteneció a la orden del Císter hasta que fue desamortizado en 1835. Tras ser subastado los nuevos propietarios lo utilizaron para almacenar grano y guardar el ganado. En la actualidad hay grupos de voluntarios que trabajan para evitar que las ruinas se vengan abajo.
La baja productividad de la zona, las malas condiciones de vida y su aislamiento propició la emigración masiva de sus gentes en los años 60, por lo que muchos pueblos quedaron casi vacios y con una población muy envejecida. Muchos de estos pueblos han sido restaurados y son hoy lugar de segunda residencia.
Paisaje natural
Es un paisaje espectacular en todas sus dimensiones. La naturaleza caliza del territorio ha permitido la creación de infinidad de esculturas y manifestaciones karsticas que vale la pena visitar una a una:
- Las Crestas de Orbaneja del Castillo, conocidas como los camellos.
- La surgencia y posterior cascada de Orbaneja del Castillo
- El Pozo azul de Covanera, por donde brota el agua de un impresionante sistema de galerías subterráneas de más de 13 Km de longitud que todavía no ha sido explorado del todo.
- La cueva de Basconcillos del Tozo por donde se cuela el río Hurón para, después de desarrollar un sistema de galerías, brotar de nuevo dando lugar al río Rudrón.
- El farallones rocosos de los cañones del Ebro y del Rudrón
Apuntes sobre la fauna
Como la vegetación, la fauna también alberga especies atlánticas y mediterráneas.
Entre las especies de los roquedos destacan buitre leonado (308 pp), alimoche (29 pp), águila real (9p), halcón peregrino (8 p), vencejo real, chova piquigualda, chova piquirroja, roquero rojo y hasta 2014 todavía quedaba una pareja de aguila perdicera. De vez en cuando los cielos son surcados por quebrantahuesos divagantes procedentes de los Pirineos.
En las parameras hay aguilucho cenizo y pálido, alcaraván, sisón y bisbita campestre. En los ríos abunda la nutria y una joya de la fauna ibérica, el desmán de los Pirineos.
También hay lobos, jabalies y corzos, estos últimos son muy abundantes, por lo que por la noche hay que conducir con cuidado.
Prepara tu viaje con un buen picnic …no es fácil encontrar dónde comer, ni tiendas, ni pan.
Buen viaje!!