Revista Infancia
Ya no recordaba la última vez que visité Alicante durante las hogueras. He de reconocer que no soy muy amante de las aglomeraciones y del tumulto. Mis tiempos de salir de fiesta entre la muchedumbre sin importarme cuanto tardase en pedir un coca cola en una barra mientras la música sonaba a todo trapo ya pasaron a la historia. La verdad es que hoy en día me gusta mucho más ver las cosas desde la barrera, tranquilamente, sin prisas, disfrutando del tiempo y de la compañía. A pesar de ello, el pasado domingo decidí que tal vez ya era hora de que mis pequeños conocieran de primera mano lo que son las hogueras. De echo cuando les dije que íbamos a ver las hogueras Carla (de 3 años) me dijo: ¡Nooooooo! Mamá las hogueras no! Que queman! :)
Les expliqué que íbamos a ir a Alicante a ver unas esculturas muy, muy bonitas y muy, muy grandes que se construían para estas fiestas y que luego la noche de San Juan se queman. Y que nosotros estaríamos en casa cuando las quemaran. Jejeje Preparamos todo (mochilas con mucha, mucha agua, gorras, protector solar, calzado cómodo, el carro de César y mi, ya inseparable, bandolera) y nos dispusimos a coger el TRAM.
Ir a Alicante en coche durante las fiestas es de locos. Tened en cuenta que hay 180 hogueras plantadas en las calles, además de los racós, barracas y demás. Así que toda la ciudad está cortada. Hay que conocer muy bien por dónde ir para poder moverse con un coche. La mejor opción es utilizar el transporte público y en nuestro caso, el tranvía. Es más cómodo y más rápido que el autobús. Aunque en estos días (y durante todo el verano) suele ir muy lleno. Esa mañana lo cogimos sobre las once y no había ningún asiento libre. Por no hablar de las personas que tienen muy poca consideración con los demás. Que yo no pretendo que me cedan ningún sitio (ni sentada, ni de pié), yo ya me busco mi huequecito pero... plantarte en medio viendo que intentamos acceder al tren con un carrito y no moverse para facilitar el paso y que nos coloquemos... Y detrás mía entraba otra pareja con su sillita gemelar... Creo que al final le pisé el talón con una rueda. Aunque no estoy segura porque me disculpé y le pedí permiso para pasar y ni me contestó... Total, que el trayecto con el TRAM muy bien, a pesar de ir de pié (yo, porque los nenes se sentaron en un escalón de los asientos) ya que tardamos unos veinte minutillos.
Consejo: Bajad en a la parada del Mercado (la penúltima), sobre todo si vais con peques y cerca del medio día. La última parada es en la plaza de Los Luceros y allí a las 14:00h todos los días de fiesta se dispara "la mascletà" por lo que es una zona dónde habrá mucha más gente concentrada además de estar los pirotécnicos preparándolo todo. Ojo, que la zona... segura es. Y está acordonado por dónde debe pasar la gente, pero yo prefiero evitar las aglomeraciones.
Lo primero que hicimos fue sentarnos en un banquito a la sobra y almorzar. Una vez listos todos comenzamos nuestro paseo. Vimos las hogueras del Mercado Central, San Vicente, Plaza de Toros, Plaza de la Diputación, Teatro Principal... Sí, si, ya sé... Estos no son los nombres de las hogueras pero es que siento decir que no me los sé. Son las zonas por las que estuvimos caminando. No seguíamos ningún recorrido en concreto y tampoco buscábamos ninguna hoguera en particular. Tan solo fuimos paseando por donde nos apetecía. :)
Eran cerca de las dos y tanto los peques como yo teníamos hambre. La idea era comprarnos unos bocatas e ir a comerlos a algún parque con sombrita. Entramos en la cafetería Cervantes y como estaba a punto de comenzar "la mascletà" y encima los nanos se morían de hambre... ya nos quedamos allí. Es que no os lo había dicho pero Carla odia los petardos y hemos descubierto que el pequeño César también. Durante la mañana fuimos viendo las hogueras al tiempo que huíamos de bombetas, petardos y pequeñas tracas.
La casualidad hizo que mientras nos atendían el grupo de gigantes y cabezudos pasó justo por la calle donde estaba el bar así que no tuvimos más que salir a la puerta para poder verlos bien.
Cuando terminamos de comer nos dispusimos a buscar el ansiado parque con sombra. Y para ello no hay mejor lugar en Alicante que el parque de Canalejas. Me encanta este parque precisamente por eso, por los enoooormes y preciosos árboles que tiene. Además tiene varias zonas infantiles y de ejercicios. Los peques estaban agotados pero para jugar con los columpios siempre hay energías. ;)
Una vez cumplidos los objetivos del día nos fuimos a coger el tranvía. En esta ocasión sí subimos hasta la parada de Luceros ya que para la vuelta era mejor que tuviésemos la oportunidad de ir sentados y además en ese momento ya estaba todo despejado. Ni gente, ni petardos, ni nada. Debía ser la hora de algún desfile porque nos encontramos a un montón de alicantinas y alicantinos ataviados con sus trajes típicos de foguerers.
Ahora mis pequeños ya saben lo que son las hogueras. A Carla (3 años) la que más le gustó era la de las sirenas y a Marco (9 años) la de los piratas y los cristianos. ¿Y los tuyos? ¿Conocen las hogueras de Alicante?
Les expliqué que íbamos a ir a Alicante a ver unas esculturas muy, muy bonitas y muy, muy grandes que se construían para estas fiestas y que luego la noche de San Juan se queman. Y que nosotros estaríamos en casa cuando las quemaran. Jejeje Preparamos todo (mochilas con mucha, mucha agua, gorras, protector solar, calzado cómodo, el carro de César y mi, ya inseparable, bandolera) y nos dispusimos a coger el TRAM.
Ir a Alicante en coche durante las fiestas es de locos. Tened en cuenta que hay 180 hogueras plantadas en las calles, además de los racós, barracas y demás. Así que toda la ciudad está cortada. Hay que conocer muy bien por dónde ir para poder moverse con un coche. La mejor opción es utilizar el transporte público y en nuestro caso, el tranvía. Es más cómodo y más rápido que el autobús. Aunque en estos días (y durante todo el verano) suele ir muy lleno. Esa mañana lo cogimos sobre las once y no había ningún asiento libre. Por no hablar de las personas que tienen muy poca consideración con los demás. Que yo no pretendo que me cedan ningún sitio (ni sentada, ni de pié), yo ya me busco mi huequecito pero... plantarte en medio viendo que intentamos acceder al tren con un carrito y no moverse para facilitar el paso y que nos coloquemos... Y detrás mía entraba otra pareja con su sillita gemelar... Creo que al final le pisé el talón con una rueda. Aunque no estoy segura porque me disculpé y le pedí permiso para pasar y ni me contestó... Total, que el trayecto con el TRAM muy bien, a pesar de ir de pié (yo, porque los nenes se sentaron en un escalón de los asientos) ya que tardamos unos veinte minutillos.
Consejo: Bajad en a la parada del Mercado (la penúltima), sobre todo si vais con peques y cerca del medio día. La última parada es en la plaza de Los Luceros y allí a las 14:00h todos los días de fiesta se dispara "la mascletà" por lo que es una zona dónde habrá mucha más gente concentrada además de estar los pirotécnicos preparándolo todo. Ojo, que la zona... segura es. Y está acordonado por dónde debe pasar la gente, pero yo prefiero evitar las aglomeraciones.
Lo primero que hicimos fue sentarnos en un banquito a la sobra y almorzar. Una vez listos todos comenzamos nuestro paseo. Vimos las hogueras del Mercado Central, San Vicente, Plaza de Toros, Plaza de la Diputación, Teatro Principal... Sí, si, ya sé... Estos no son los nombres de las hogueras pero es que siento decir que no me los sé. Son las zonas por las que estuvimos caminando. No seguíamos ningún recorrido en concreto y tampoco buscábamos ninguna hoguera en particular. Tan solo fuimos paseando por donde nos apetecía. :)
Eran cerca de las dos y tanto los peques como yo teníamos hambre. La idea era comprarnos unos bocatas e ir a comerlos a algún parque con sombrita. Entramos en la cafetería Cervantes y como estaba a punto de comenzar "la mascletà" y encima los nanos se morían de hambre... ya nos quedamos allí. Es que no os lo había dicho pero Carla odia los petardos y hemos descubierto que el pequeño César también. Durante la mañana fuimos viendo las hogueras al tiempo que huíamos de bombetas, petardos y pequeñas tracas.
La casualidad hizo que mientras nos atendían el grupo de gigantes y cabezudos pasó justo por la calle donde estaba el bar así que no tuvimos más que salir a la puerta para poder verlos bien.
Cuando terminamos de comer nos dispusimos a buscar el ansiado parque con sombra. Y para ello no hay mejor lugar en Alicante que el parque de Canalejas. Me encanta este parque precisamente por eso, por los enoooormes y preciosos árboles que tiene. Además tiene varias zonas infantiles y de ejercicios. Los peques estaban agotados pero para jugar con los columpios siempre hay energías. ;)
Una vez cumplidos los objetivos del día nos fuimos a coger el tranvía. En esta ocasión sí subimos hasta la parada de Luceros ya que para la vuelta era mejor que tuviésemos la oportunidad de ir sentados y además en ese momento ya estaba todo despejado. Ni gente, ni petardos, ni nada. Debía ser la hora de algún desfile porque nos encontramos a un montón de alicantinas y alicantinos ataviados con sus trajes típicos de foguerers.
Ahora mis pequeños ya saben lo que son las hogueras. A Carla (3 años) la que más le gustó era la de las sirenas y a Marco (9 años) la de los piratas y los cristianos. ¿Y los tuyos? ¿Conocen las hogueras de Alicante?
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