Revista Música
Leyendo el libro de Rubén Castillo, las hogueras fosfóricas, sonaba en mi cabeza: "Todo, todo, es mentira como siempre has sugerido..." Vivimos en una sociedad donde imperan los estereotipos, tendemos a clasificarlo todo, a etiquetarlo todo, pero las personas no somos botellas de fanta de naranja o limón. Puedes crear un personaje, introducirte en su piel y empezar a actuar como si fueses él, pero tarde o temprano la cera de tu máscara empezará a derretirse y te quedarás solo con tus miedos, preocupaciones e inseguridades. Nos agarramos a las palabras como si fuesen botes salvavidas en medio de un naufragio, pero las palabras son un arma de doble filo, todo depende de lo que estés dispuesto a creer. A veces las mentiras te dan seguridad ,sobre todo cuando la verdad es dolorosa, pero lo peor es la incertidumbre, ya lo cantaba Jota: "y me preguntaba qué estarías haciendo? y me mataban los celos cada vez que alguno de estos me decía cualquier cosa sobre ti ... un verano que fue una pesadilla si me acuerdo hoy me duele todavía"