estas horas vagas, que se diluyen en mi reloj, estas horas que como las arenas del desierto
pasan facturas a todo y borran de la memoria a todos excepto a quien el hado funesto le dio
un puesto de honor.
no hay tic tac porque el tiempo no tiene sonido, ni emoción, no canta cada hora y no guarda en
sus minutos y segundos los recuerdos de lo que paso, pero mientras me arreglo para la fiesta que
se hará en la noche, solo porque la luna de plata se vistió.
me acomodo mi traje de fiesta que no es otro que una túnica que parece
mas una sabana con estampados de lugares y épocas pasadas y un cinturón de broche de oro para
esconder mi libras de mas, que uno siendo el tiempo, tiene sus privilegios, como despertar en la isla
de los atlantes solo para desayunar pan de cebada y beber zumo de uva sin medida ni control y si
deseo, puedo caminar por las noches de Venecia y a la luz de la luna coger mi góndola favorita y navegar
a la casa del sol, mientras disfruto unos rabiolis con pizza y coca cola traída desde el corazón de la nación
que saluda en su monumento principal en su capital cada día a dios.
pero esta noche, esta noche iremos de fiesta, invitados los dioses por la luna con la promesa de buen vino
y comida por montón, de seguro se conversara de lo que sucede en la tierra y de como en el olvido quedamos,
claro los viejos nombre que usábamos, pero eso ya sera novela para cuando el vino caducado haga efecto
y todos lloremos por ser lo que somos ahora, recordando el pasado distante que ya paso..
mientras ese momento llega, iré a darme una vuelta para ver que no se destruya el mundo que con tantos
problemas tal vez mañana ya no sea el mundo y solo sea una roca árida girando sola en torno al sol..
fragmento de las crónica de los dioses están tristes en la soledad