Revista Filosofía
He leído en libros de biología que nosotros fabricamos hormonas. Cuando uno está en preparativos para una inminente pelea, uno está lanzando insultos, acomodándose como boxeador, meneando el cuerpo para despistar al atacante, en ese momento se forman hormonas. Veo a una mujer bonita, que llame al sexo o sexi, la veo con más detenimiento, empiezo a imaginarla, a crear situaciones, ahí también fabrico hormonas. Hay casos de tensión, en el cual tu cuerpo entero se encoje, deseo seguridad, tranquilidad, me cubro de cualquier peligro, ahí también fabrico hormonas. Cuando tenemos mucha hambre, vemos una comida y otra, tal vez también fabrique hormonas, la cosa es que en el estómago se produce ciertas transformaciones químicas, se segrega ácidos. El deseo de algo creo que fabrica hormonas.
Cuando lanzo un puñete a mi opositor, cuando lo agarro de la cabeza y le doy contra el suelo, deshecho hormonas. A esa mujer la desnudo y la tiro al suelo y me vengo en ella, disuelvo hormonas. Cuando mi tensión al ver un penal de tal modo que si es gol nuestra selección entra al mundial, antes de la ejecución estamos fabricando hormonas, cuando se ejecuta disolvemos hormonas y viene el éxtasis.
Son especulaciones de una persona no dotada de extensos conocimientos de biología.
Tal parece que a lo que algunas veces llamamos felicidad sea a este proceso de disolver o botar hormonas.