Revista Sociedad

Las huelgas generales son cosa del pasado

Publicado el 29 septiembre 2010 por Eko
Huelga general, palabra que llevamos escuchando desde hace meses en boca de muchos, que no de todos y que parece la solución de los males a los que el país se ha visto abocado por pésimos gobernantes, banqueros y empresarios sin escrúpulos y sindicatos apalancados en no perder los mediocres derechos adquiridos por los trabajadores. Me da la sensación que se tiene una confianza desmesurada en que la huelga hará que cambie algo. Las huelgas generales son cosa del pasadoPosiblemente haga que el gobierno se replantee ciertas medidas y, que como en huelgas anteriores, dé algún terroncillo de azúcar a los sindicatos en forma de moderar ciertos aspectos de la reforma, que aún siendo lesiva para los intereses de los trabajadores, no dejará a los sindicatos en mal lugar, es decir, simples asesorías donde los trabajadores pueden conocer sus derechos y pedir ayuda para ser defendidos ante los juzgados cuando estos son atacados por los empresarios. De ahí, a que este gobierno o cualquier otro cambie su política por que los sindicatos decidan una huelga general va un mundo.
Lo primero que todos deberíamos entender es que nuestro país tiene un serio problema, y no viene dado por la crisis mundial ni del ladrillo, sino por los propios cimientos de nuestra industria. En un país donde en época de crisis lo primero que se reduce es la inversión en I+D y los salarios y derechos de los trabajadores, no es más que un país que no aspira más que a ser un nido de empresarios aprovechados y políticos de ideas facilonas. Un país que no apuesta por el futuro, sino por no pasarlo mal en el presente y por lo tanto un país siempre a remolque de otros. Se debería revisar, reformar y mejorar la productividad de nuestras empresas. Es inconcebible que siendo los europeos que más horas trabajamos, nuestra industria sea mucho menos productiva que la de los países punteros en Europa. Es en esos casos donde empiezo a pensar que en España es sencillo ser empresario, sólo hace falta tener a cuatro gilipollas trabajando más horas que un reloj, pagándoles una mierda y vendiendo mis servicios o producto como si fuera de primera categoría. Sino, pensemos por un momento hacia donde se expanden las multinacionales españolas, hacia Sudamérica, y no por los lazos históricos que nos unen, sino porque allí pueden seguir con su política empresarial explotadora y poco creativa. Con poco que funcionen las cosas, sacan beneficio fijo. Dejemos las empresas y cojamos los bancos, otros que también tienen una gran visión empresarial (tiro de ironía, por si no lo pilláis). Los bancos y cajas en España, nos cobran casi hasta por pisar el suelo de sus sucursales o mirar a uno de sus empleados. Con tal cantidad de gastos que pagamos por cualquier movimiento bancario no es de extrañar que saquen beneficios. Con todo y con eso, España sigue siendo un país casi tercermundista, donde vivimos bien, comemos mejor y no perdonamos una sola fiesta.
Otra aspecto muy importante que deberíamos notar y apuntar para el futuro, es que los ciudadanos hemos dejado de ser sólo trabajadores e incluso que nuestro poder de presión en ese aspecto es casi nulo. Hemos pasado a componer otro grupo, mucho más poderoso, el cual no esta siendo explotado y al cual parece se le quiere quitar importancia; nos hemos convertido en consumidores. Es en esta faceta donde radica nuestro poder real. Ya no vivimos en sociedades industriales, sino en sociedades capitalistas y consumistas. A este tipo de sociedades sólo se les hace daño de una manera, tocándoles los beneficios. ¿Como se hace eso? Formando un sindicato de consumidores, o llamadlo como queráis, que organice y dirija si fuera necesario, qué, donde y como, consumir aquello que necesitamos o deseamos tener. Premiar con nuestro consumo aquellas empresas que cuidan de sus trabajadores, el medio ambiente, buscan con sus beneficios ayudar a mejorar nuestras sociedades o el mundo y crean nuevos puestos de trabajo, y castigando a las que no lo hagan. Los consumidores pasan a exigir no sólo al gobierno, sino también directamente a las empresas, haciendo que estas a su vez presionen al gobierno.
Las huelgas generales son cosa del pasado, ya no estamos en una lucha de proletariado contra patronal, sino de consumidores contra el capitalismo feroz y deshumanizado que vivimos. Ahora lo difícil es llevar eso a la práctica, pero cuando empezó la lucha obrera, las dificultades no serian menos, y durante bastantes años, ese tipo de lucha dio sus frutos. Ahora, como en las guerras modernas hay que variar las formas de combate, sin olvidar que buscamos no sólo el desarrollo y el bienestar de nuestro país, sino el del planeta entero.
Un último apunte, saliéndome un poco del tema. Estaremos acostumbrados a ver imágenes del congreso semivacio de políticos, pero hoy comprobaremos hasta que punto los políticos hacen lo que sea por salir en la foto, hasta ir a trabajar.

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