Revista Cultura y Ocio

Las Hurdes (Cáceres)

Por Yorga @javieramosantos

Hace un siglo escaso la comarca extremeña de las Hurdes era una tierra maldita, un mundo aislado al que solo llevaban caminos de cabras, la comarca más atrasada de Europa, con unos índices aterradores de enfermedades endémicas. Hoy los hurdanos viven con desahogo y han convertido los montes que antes los aislaban en un reclamo turístico con el ingenio de su trabajo. Su historia tiene peso, cuanto menos.

A las Hurdes las puso en primer plano, si usamos una jerga cinéfila, Luis Buñuel con su documental filmado en 1933, Las Hurdes, tierra sin pan. Mucho antes, en un arco temporal comprendido entre el 4.000 a.C. y la época romana, los petroglifos aparecen por toda la comarca. La romanización la incluye dentro de la región de la Lusitania. Con la invasión árabe, Las Hurdes se vieron despobladas. Su abandono continuaría hasta bien entrado el siglo XX, cuando Unamuno o Gregorio Marañón denunciaron las condiciones sanitarias de sus habitantes. Alfonso XIII se vio obligado a visitar la zona en 1922.

El primer pueblo que se topa el viajero si baja del puerto es la aldea de Las Mestas, lar del tío Cirilo, el inventor del ciripolen, una especie de viagra rústico, un chute energético a base de polen y miel. En el lugar sobresale el convento de las Batuecas, que data del siglo XVI, así como la alquería de Riomalo de Abajo. Primera parada.

vista general de la localidad de Las Mestas

La población de Las Mestas./hospederiasdeextremadura.com

Llegando a las Vegas de Coria, pasadas las aguas frías del río Hurdano que van camino del embalse de Gabriel y Galán, hay un olivar con un burro melancólico. Más abajo, si el viajero deja a la derecha la desviación de Cambrón y a la izquierda la de Cambroncino, el paisaje se espesa en pinar, pero encuentra de vez en cuando pañuelos de terreno roturado en los que quieren crecer, con más entusiasmo que medios, unas filas de olivos y un pueblo llamado Caminomorisco por los moros que pasaban camino del destierro en Portugal.

En el vecino pueblo de Casar de Palomero, entre olivos viejos, hay tres barrios, como en la Edad Media: los Barreros, que es judío; el Hanete, árabe; y el de la Ermita del Cordero, cristiano. En el santuario de la Cruz Bendita (siglo XVII) se conserva una reliquia de la Santa Cruz apedreada por los judíos en el siglo XV. Cruzando el río Árrago, el camino prosigue hasta Gata por un valle verde y olivarero.

Gata tiene una iglesia de San Pedro, cerca de la fuente del Chorro; con su escudo de granito de los Reyes Católicos, y calles empedradas y estrechas; de casas antiguas, con balcones y aleros de madera, ristras de pimientos en las ventanas, un poco inclinadas por arriba, como si quisieran darse la mano.

Paisaje verde en las Hurdes.

Parajes de indudable belleza se suceden por toda la comarca extremeña./luis casero

El centro rural más importante de la zona oriental de las Hurdes es Nuñomoral, en pleno corazón del macizo montañoso, del que dependen once alquerías. Una de las más bellas y mejor conservadas es la llamada Casares de las Hurdes, con sus casas de mampostería y pizarra: otras son Casa Rubia, Huetre, Robledo, Heras y Carabusino. Desde la alquería de El Gasco se llega al chorro de la Miacera, la cascada más grande las Hurdes, cuyo volcán del Gasco fue empleado por los romanos para construir hornos.

Para los amantes de la arqueología y el misterio en estos parajes abundan los petroglifos con símbolos mágico-religiosos, como en la Peña Rayá, la Sepultura de la Mora, Carrascales y Fuente del Risco, que inspiran leyendas sobre seres extraños, tesoros escondidos y minas de plata custodiadas por moros encantados. En las cuevas del Teso del Espinar, de Juntanos, de la Mora y de la Seta se han descubierto numerosas ‘piedras de rayo’, es decir, hachas neolíticas que el vulgo atribuye a la caída de un rayo.

Cerca de Casares, el viajero atraído por las excursiones a pie puede alcanzar los picos de Rayado y Bodoya, así como el nacimiento del río Hurdano. También exuberante de naturaleza se hallan los alrededores de Pinofranqueado, uno de los principales pueblos de Las Hurdes. Los orígenes de esta población son antiquísimos, como demuestran los petroglifos de la Edad del Bronce descubiertos en La Zambrana. Cerca de la plaza Mayor se localizan los restos del convento de los Ángeles (siglo XIII), construido por Francisco de Asís y residencia de San Pedro de Alcántara como padre guardián.

En las Hurdes también se forman meandros de indudable belleza

Meandro Melero en la zona de Riomalo./hospederiasdeextremadura

En los alrededores de Pinofranqueado, el viajero puede disfrutar de varias visitas a las diferentes once alquerías que lo conforman: en el paraje del Tesito de los Cuchillos se conserva un petroglifo de la Edad del Bronce; Erías ocupa el emplazamiento de un antiguo castro; mientras, en las inmediaciones de Horcajo se halla la cueva de Riscoventana, que ha dado objetos prehistóricos.

A la ruta que comprende el recorrido por las comarcas serranas de Gata y, sobre todo, las Hurdes, conviene dedicarle, cuanto menos, una escapada de fin de semana. No lejos del lugar, en la misma provincia, el viajero puede disfrutar de las también históricas ciudades de Trujillo, Guadalupe, Yuste, Jarandilla de la Vera o Hervás. Viajar por España nos descubre estos maravillosos lugares con encanto que no tiene precio.

Dónde dormir: Casa rural Luna Mengüante; Calle Congosto 14; 10867 Robledillo de Gata (Cáceres); teléfono: 927671048; [email protected].

Dónde comer: Restaurante Alfonso XIII; C/Factoría, s/n; Las Mestas (Cáceres); teléfono: 927434139; [email protected]

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