Daniel Aguayo explica de forma magistral de dónde vienen nuestros problemas con las interrupciones y distracciones:
Mientras que necesitamos más tiempo para trabajo mental, nuestro cerebro sigue dando prioridad a los estímulos inmediatos. En el bosque, unas ramas moviéndose cada vez más cerca y a alta velocidad no son buena señal. Por otro lado, si nuestro teléfono móvil suena nuestra atención se centrará en él, no en el trabajo que requiere concentración, a pesar de que estemos a salvo (al menos a nivel vital) en la oficina.
Hay que proteger a tu cerebro de las interrupciones innecesarias…