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Las lágrimas de un hombre

Publicado el 14 enero 2013 por Mediasmentiras @mediasmentiras
LAS LÁGRIMAS DE UN HOMBRE
Se tiene la equivocada opinión de que los hombres no lloran.
Era un sábado por la tarde y estaba empezando a anochecer. Recibí la llamada de un amigo presente en mi vida desde hace tiempo, mucho tiempo, que optó por hacerme pensar a base de reflexiones demasiado sesudas para un día de ocio y disfrute. Le incité a que cambiara seso por sexo y ni sonrió.
Me comentó que había estado intentando quedar con alguna chica esa tarde, con cierta insistencia, ya que todos sus amigos están felizmente casados y no están dispuestos a rendir cuentas con la parienta.
Corroboró que a ciertas edades la disponibilidad física y mental está más limitada. La gente prefiere el sillón y las redes sociales que el café (o la cerveza) con charla filosofal de propina.
Todas pusieron excusas pueriles que denotaban indiferencia y el optó por irse al cine a intentar soñar con otros mundos que fueran más sencillos y humanos que este.
El narcótico cinéfilo duró dos horas, luego pudo comprobar que el mundo seguía igual de poco atrayente y con las mismas posibilidades que le habían dejado marcado por la desidia antes de entrar en la sala.
Impotente, como solo lo puede estar alguien que se da cuenta de que no ha estado nunca enamorado, que nunca ha conservado lo que ha tenido, que no lucha porque no tiene fuerzas para ser valiente, que ha perdido la labia y la osadía en una esquina, que deja escapar a la mujer de su vida, me llamó en busca del consuelo, el consuelo cobarde del que no tienes agallas ni para amar, ni para cambiar las cosas, ni para leer la prensa.
Yo ni doy ni recibo consejos pero al escucharle llorar de rabia le propuse que si conocía alguna vez al Mago de Oz le pidiera valentía, ya que eso le daría fuerzas para limar defectos y cubrir carencias.
Le solté algunas palabras (en condición de propina) con el corazón encogido del que escucha llorar a un hombre que reconoce sus limitaciones.
Me recordó a la canción de Patrick Bruël, esa que decía "ver a un niño sufrir, ver a un hombre llorar, y tener que admitir tanta mediocridad..."
Le dejé tranquilo y agradecido.
Yo me levanté de mi teclado cerrando con un golpe violento el Facebook, me puse mi abrigo gordo, mi bufanda de intelectual, me sequé las lágrimas y salí hasta que la luna fue sustituida por el sol y mi tristeza por esperanza.
                                                  Romper la voz - Patrick Bruel

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