Es una verdadera lástima, y una tristeza, que ahora El Vaticano salga a "aclarar" las palabras del Papa Francisco sobre lo del matrimonio entre homosexuales. Es muy lamentable, que en pleno siglo XXI, en la iglesia católica se siga cultivando las ideologías de odio. El pontífice sólo se apegó al mandamiento de “Amarás a tu prójimo”, pero parece que eso se amar no se les da mucho en ese culto.
Es muy lamentable ver como en países como Guatemala todavía existen grupos de odio con poder político-religioso que atacan a las organizaciones defensoras de los derechos de las mujeres y de la comunidad gay. Al grado de que hoy en día esta en disputa el registro de una organización ciudadana que apoya el aborto libre en aquel país centroamericano. Y las muestras de odio en redes sociales por parte de los neo-oscurantistas no se han tardado en surgir.
Contrariamente en el estado de Puebla, ya se logró que se legalizara los matrimonios igualitarios entre personas de la comunidad gay, un enorme triunfo en la lucha de los derechos humanos de estas comunidades que, históricamente, han vivido reprimidas y acosadas por décadas en nuestro país por los distintos grupos de odio que han existido.
En Aguascalientes surgió un grupo de odio, que se dicen “laicos”, que hizo sugerencias (¿amenazas?) de ataques en contra de una institución cultural, como los ocurridos en Francia, debido a que se publicó una imagen de La Catrina de José Guadalupe Posada que emula en cierta forma a la mítica Virgen de Guadalupe que ellos tanto veneran. Y esperemos que pronto sean consignados por esto.
El twittero Guillermo Olmedo resume todo esta problemática ideológica en un silogismo bastante lógico y racional: “Pues yo abogo por la libertad, a mi las ideologías de izquierda y derecha son simplistas y reducen la complejidad de la realidad a 3 derechos, vida, propiedad privada y libertad para hacer todo, menos aquello que lastime a otros. Si te afecta mucho, no te cases con otro del mismo sexo”.
O como dijo en Twitter el buen Fernando Cuartero, Profesor de Informática en la Universidad de Castilla-La Mancha: “Hay que reconocer que los creyentes tienen una suerte desmesurada. De entre las miles de religiones falsas que existen, precisamente han ido a nacer en el seno de la familia que los ha educado en la única verdadera”.
Debemos de recordar que la religión es un fenómeno geográfico-social, no tienen nada de divina, es una ideología arraigada en una zona geográfica, y dependiendo de la suerte donde se nazca, será la religión que se te imponga. Pero si las revisamos a la luz del conocimiento contemporáneo, todas son simple mitología y supersticiones.
Hay gente que presume de sus títulos universitarios de maestrías y doctorados, pero siguen aferrados a sus creencias religiosas con un fanatismo netamente irracional. Entonces podemos deducir que fue dinero tirado a la basura toda tu instrucción académica, si carecen del valor para dejar de creer en mitos falsos que sólo sirven para satisfacer vacíos existenciales.
Es como eso de ser de "derecha" o de "izquierda" en la política, son puras poses falsas y mochas. El único camino es la razón y la lógica enfocado en el bienestar y seguridad de la sociedad. Lo que en cierta forma, debería de ser la tecnocracia, pero falta mucho para eso, si es que llegamos a evolucionar a ese grado socialmente hablando.
¿Cuáles son los grupos de odio? La respuesta es muy sencilla, son todos aquellos que luchan en contra de los derechos y libertades humanas. Todos esos que están en contra del aborto, en contra del matrimonio igualitario y los que quieren imponer el “pin parental”, son grupos de odio, así de sencillo.
Ninguna creencia, ningún culto, ningún dios puede estar por encima de las libertades y derechos humanos. Recordemos que todas esas creencias en lo divino sólo existen en la imaginación de las personas, pero las personas somos seres reales, merecemos ser protegidos de todo eso que no existe y que necesita ser creído o impuesto para ser “verdad”.
Esta pandemia ha puesto más que en evidencia la ausencia o inexistencia de lo “divino”, ya debemos de dejar de lado esas ideas que a muchas comunidades las mantienen estancadas en el oscurantismo, y que no les permiten vivir en el siglo XXI.
Si las religiones no se unen en paz y armonía, no pasarán 100 años antes de que se extingan. La humanidad ya se está cansando de ellas, pues sólo traen divisiones y odios, por eso el índice de creyentes está decayendo a nivel mundial.
Si tu dios no puede inflar un globo, no tienes derecho a exigir a que los demás crean o respeten tus ideologías. Se puede respetar a las personas, pero no a ideas ilógicas e irracionales que buscan imponer cadenas de sumisión mental.
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