Recientemente desde la formación política de Podemos (ahora Unidas Podemos) se ha tildado como «limosna» la donación por parte de Amancio Ortega de una cantidad de más de 300 millones de euros destinadas a la compra de equipos destinados a la lucha contra el cáncer. No es la primera vez que desde esta formación política se critican las donaciones hechas por el dueño de Inditex a la sanidad española.
El argumento que ha esgrimido Pablo Iglesias es que un estado democrático no necesita las limosnas de nadie sino que los ricos paguen los impuestos que le corresponden. A simple vista parece que no es incompatible que los ricos paguen lo que les corresponde en concepto de los diferentes impuestos a los que estén obligados con que puedan realizar donaciones al Estado para mejorar la vida de todos los ciudadanos. En el caso de Amancio Ortega, nunca ha hecho manifestaciones en las que se muestre disconforme con los impuestos a pagar, ni se ha visto involucrado en casos de fraude fiscal. Si además de pagar sus impuestos Amancio Ortega decide realizar generosas donaciones a la sanidad española, aunque sea visto como un gesto de simples «limosnas» por el entorno podemita, desde mi punto de vista es un acto de solidaridad. Incluso hay un movimiento que está recogiendo firmas para que se otorgue a Amancio Ortega el premio Princesa de Asturias de la Concordia.
Detrás de las palabras de Pablo Iglesias desacreditando las donaciones de Amancio Ortega se esconde un cierto resquemor de parte de la izquierda española con los empresarios de éxito. Una lástima que se tengan que anteponer viejos prejuicios decimonónicos al reconocimiento de verdaderos actos solidarios por parte de nuestros conciudadanos.
