Revista Comunicación

Las luces y las sombras de GTD

Publicado el 18 marzo 2022 por Jmbolivar @jmbolivar

Hoy me gustaría compartir contigo algunas reflexiones sobre las luces y las sombras de GTD.

Si quieres evitar frustraciones cuando intentas entender y aplicar esta metodología, considero imprescindible saber que GTD está lejos de la perfección.

Obviamente, GTD® ha marcado un antes y un después en la historia de la efectividad personal y sigue siendo el estándar. Esto es indiscutible.

Este merecido liderazgo ha sido posible porque, a diferencia de otras «soluciones» en el campo de la efectividad, GTD se basa en principios productivos universales.

Las prácticas que propone proceden, en su inmensa mayoría, de estrategias que han sido ampliamente validadas por la ciencia.

Gracias a la solidez de sus fundamentos, GTD ha triunfado donde el resto de enfoques, planteamientos y metodologías han fracasado.

Y, aun así, GTD es imperfecto hasta tal punto que, probablemente, su imperfección sea el peor enemigo de su aprendizaje.

Las luces de GTD

La mayoría de planteamientos alternativos a GTD —tanto previos como contemporáneos— tienen una cosa en común: están obsoletos.

Y lo están porque operan en un paradigma caduco: el de la productividad del trabajo manual.

Este antiguo paradigma, válido y aplicable a las cadenas de producción del siglo XIX, es inservible en la realidad actual.

Una de las grandes «luces» de GTD es que se trata de una metodología del siglo XXI que nace para dar respuesta a los problemas de efectividad del siglo XXI.

Otra de estas grandes «luces» indiscutibles es obvia: GTD funciona.

Sí, es cierto que el camino para dominar la metodología es largo y tortuoso y que requiere dosis enormes de humildad, perseverancia y paciencia.

Pero también es cierto que, si se dispone de esas cualidades, el camino se recorre sin mayor problema y la recompensa es inmensa.

Y por citar algunas más, otras de sus grandes «luces» son la simplicidad, flexibilidad y potencia de los principios universales en los que se basa.

Algo tan sencillo como, en lugar de utilizar la memoria como gestor de recordatorios, construir y mantener una mente externa que contenga los recordatorios adecuados —en las categorías adecuadas— para verlos cuando tiene sentido.

Las sombras de GTD

Si una de las principales «luces» de GTD es la simplicidad de los principios productivos universales en los que se basa, sus principales «sombras» son la manera de darles forma (su estructura) y de enseñarlos (su didáctica).

Esto es importante porque los principios en los que se basa GTD son una cosa y GTD es otra (aunque Allen intente hacer creer cada vez que tiene ocasión que ambas son lo mismo).

Los principios productivos universales en los que se basa GTD ya estaban ahí mucho antes de que Allen los reconociera, como él mismo admitió hace unos años en una entrevista de la BBC, «I didn’t make this stuff up, I recognized it».

El mérito de Allen ha sido sacar esos principios de la abstracción y darles una estructura reconocible y utilizable por el gran público.

El problema es que Allen ni es metodólogo ni es formador. Como él mismo dice, es solo un buen ponente (muy bueno, en mi opinión).

La consecuencia de estas carencias es que GTD es una manera extremadamente complicada de explicar unos principios productivos y unas buenas prácticas extremadamente sencillas.

Aunque escribiré con más detalle sobre esto en otro momento, me estoy refiriendo a lo desacertado de varios de sus conceptos (por ejemplo, «proyecto»), de sus modelos (como los 5 pasos que no son pasos) y de su didáctica (libros y formaciones).

Conclusiones

Casi dos décadas de uso y más de una década enseñando GTD a unos cuantos miles de personas, me han permitido identificar algunos patrones nítidos en el camino para dominar GTD.

Que la inmensa mayoría de las personas hayamos interpretado mal las mismas cosas, y cometido prácticamente los mismos errores, se puede explicar de diversas maneras.

Una es creer que todas estas personas tenemos una capacidad de comprensión limitada.

Otra es pensar que la forma en que está planteada la metodología —tanto en su estructura como en su didáctica— da lugar a malas interpretaciones y conduce a errores.

No sé qué opinarás tú, pero yo me inclino por la segunda opción.

En cualquier caso, lo que está claro es que, a pesar de sus muchas imperfecciones, GTD funciona y ha triunfado donde el resto de metodologías han fracasado.

Por otra parte, Allen siempre dice que su visión es hacer llegar GTD a todo el mundo, imagino que para que puedan beneficiarse de todo lo que ofrece.

Quién sabe, igual ha llegado el momento de plantearse si esto es realmente posible, y de cuestionarse si el motivo por el que GTD no ha llegado más lejos es precisamente su innecesaria complejidad.

¿Y si la manera de hacer llegar GTD a todo el mundo fuera trascenderlo? Aunque pueda sonar paradójico, tal vez el camino hacia la universalidad pase por su deconstrucción.

A lo mejor la solución es eliminar las capas exteriores de ruido, extraer sus principios y construir con ellos algo nuevo y mejor, con una nueva estructura y una nueva didáctica.

Y entonces, tal vez, la esencia de GTD, el valor que encierra, sea entendible y aplicable para todo el mundo.

¿Tú qué opinas?

La entrada Las luces y las sombras de GTD se publicó primero en Óptima Infinito.


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