Walter Moody, joven escocés, llega en 1866 a Hokitika, en la costa neozelandesa. Huye de un problema familiar y va en busca de oro. La localidad está revuelta con la detención de una prostituta, hecho que acaba relacionado con otras novedades del momento: la desaparición de un hombre rico, la posible huida de un capitán de barco de mala reputación y el descubrimiento de una fortuna en la casa de un indigente. Novela de inspiración decimonónica más centrada en la trama que en los personajes y que tiene como motor ambiental la fiebre del oro, que encierra la promesa de convertirte en alguien mejor (léase, más rico).
La novela tiene doce partes y cada una de ellas ocupa la mitad de extensión que la precedente. La arquitectura narrativa está basada en el zodiaco y los títulos de los capítulos son descriptivos. A estas originalidades compositivas, coherentes con la evolución de la trama, se suma un estilo cristalino y rico de frases largas y complejos periodos.
La autora declara que ha pretendido innovar (literatura seria) sin renunciar a entretener (literatura popular). Una novela culta de tamaño e ingredientes folletinescos: secretos, ambiciones, pasión y muerte. Opio, espiritismo, chulos, magnates, estafadores y gente refinada se dan cita en un relato global de múltiples ramificaciones. Su enganche es el misterio: una estructura circular que empieza por un final que solo llegará a comprenderse al leer la última página del libro.
No estamos ante un producto de consumo popular: la elaborada estructura y la extensión del libro requieren esfuerzo y dedicación. El asunto de las posiciones planetarias y estelares se quiere entrelazar con lo arquetípico de los personajes. No aporta demasiado pero tampoco supone un lastre para el lector no interesado.
Catton (Ontairo, 1985) se convirtió en 2013 con este libro, su segunda novela, en la autora más joven en ganar el Man Booker Prize, el premio más codiciado de las letras inglesas.