Queridos todos, este tema más o menos lo tenemos claro. ¡Nadie como nuestras madres! Sé que eran otros tiempos, que eran más dedicadas y que en definitiva tenían más paciencia.
Podemos intentar hacer las cosas lo mejor que nos dé la vida que jamás llegaremos a ser ellas. Intentamos cocinar como ellas, hacer la cama como ellas, cantarles nanas a nuestros hijos como ellas lo hacían con nosotros, pero la triste realidad es que no les llegamos ni a los talones. Somos copias baratas ¡aceptémoslo de una vez!
Tengo un punto -que no podrá rebatirme nadie- en dónde las madres de hoy hemos fallado por completo pues ni siquiera nos esforzamos por imitarlas: tener los calcetines con el par correcto.
¿Ustedes recuerdan alguna vez ver a su padre vestido a la perfección pero con el ligero detalle de tener un calcetín marrón y otro azul marino? No verdad. Eso sería impensable.Nuestras madres jamás perdieron un calcetín haciendo la colada.
Las madres de hoy en día nos hemos visto forzadas -por el poco tiempo, las pocas ganas de hacer la faena doméstica y la poca paciencia- en inventar a un personaje imaginario: el Duende de los Calcetines.
Es cuestión de meter los calcetines a la lavadora que tenemos claro que no volverán pares. El Duende de los Calcetines se encarga de fagocitarlos. De hecho los colores favoritos son los negros y los blancos. Los tutti-frutti de rayas espantosos siempre regresan “pareados”.
Inocentemente vamos separando los pares “impares” en el cesto pensando que “ya aparecerá el par” pero nunca lo hace. Misterios sin resolver.
Dobby- el Bradd Pitt de los duendes- esta recolectando todos los calcetines para liberar a todos los hijosdeputa de su especie.
He llegado a la conclusión que el Duende de los Calcetines es el mejor invento que hemos hecho las mujeres de hoy en día para justificar la pereza de tener que agacharnos debajo de la cama, desarmar la lavadora o incluso verificar el patio central para ver si algún par se suicidó en caída libre.
Cuando Semenator me pregunta enfadado que por qué no tiene un sólo par de calcetines del mismo color; yo lo único que hago es señalar a Dobby. Le digo que estamos haciendo un bien común: eliminar la esclavitud de los duendes.
Ya se imaginarán que no me cree nadita pero cuando le dije que los pusiera a lavar él y vio que el Duende de los Calcetines no es un mito apelo a su madre ¡mi suegra! diciéndome que le llamara por teléfono pues ella sabría que hacer.
Le llamé y me dio el consejo perfecto:
-Coge los calcetines impares y los tiras. Luego vas al Corte Inglés y compras de los baraticos y se los metes al cajón dobladitos.
¡Mano de santo! Si es que las madres de antes saben mucho más que las de hoy en día.
P.S. De todas maneras les aconsejo que pongan el ciclo de lavado a temperatura máxima. Si los duendes existen se llevarán una sorpresita por tocarnos …¡los calcetines!
Nada de pobrecito…¡muere duende del mal!