El 30 de abril de 1977, en Buenos Aires, Argentina, un grupo de señoras tercas comenzaron a caminar en circulo en la plaza de mayo frente a la casa presidencial llevando en la mano un clavo para identificarse. Mas adelante los pañuerlos que utilizaban para protejerce del sol se convirtieron en simbolo de lucha y memoria.
Las señoras reclamaban la aparición de sus hijos. Hijos que fueron secuestrados, torturados y asesinados en la última dictadura argentina y quizá una de las mas sangrientas del continente.
Mucho de ellos no volvieron y hoy descansan en el fondo del río de la Plata: eran arrojados desde un avión envueltos en bolsas aun con vida en los llamados vuelos de la muerte.
Otros siguen sin ser encontrados y una buena parte se desparramo como semillas entre europa y el contiene americano.
Y las madres lucharon con un arma inconcebible para el tirano y su doctrina: el silencio.
Caminaron incansablemente al rededor de la plaza. Haga frío o calor, llueva o truene, de dia y de noche las señoras estaban ahí buscando lo que les correspondia: apenas saber el paradero de sus hijos.
Los hijos de las madres fueron estudiantes, obreros o simples militantes
Muchos de ellos montoneros: organización de izquierda que a mano armada abrieron fuego en la guierrilla urbana contra la fuerza militar cuyo propósito era teminar con los zurdos hasta erradicar cualquier pensamiento de librtad en la sociedad argentina.
Y asi fue: entre 1976 y 1892 fueron mas de 30 mil desaparecidos y otro monton de jóvenes que fueron mandados a una guerra absurda por la soberanía de las islas Malvinas.
Primero los mataros lor no querer a la patria y luego por quererla demasiado. Un patetico mundial de futbol en el año 1978 hizo que el pais griara los goles argentinos mientras a cuadras del estadio donde se levantaba el trofeo era torturados decenas de personas a punta de picana y garrote.
Muchas madres no volvieron a ver a sus hijos y murieron con la esperanza de que asi sea, pero se llevaron consigo el milagro que se esco de detras del dolo: los nietos.
Muchas madres de plaza fueron abuelas lo que duro el regimen militar. Los pequeños nacían en cautiverio o eran decuestrados junto con sus padres o abandonados en la noche.
Muchos de esos niños fueron regaldos a familias adineradas, allegadas al régimen o rescatados en la calle por familias que mada tenian que ver.
Los niños crecieron sin saber su verdadera identidad.
Las madres y abuelas de plaza de mayo fueron encontrando a sus nietos devolviendoles su identidad como recogiendo flores entre los escombros.
Los niños que habian sido utilizados como botin de guerra fueron recuperando su verdadera historia.
Y las madres van a seguir en la busqueda inquirtante porqueles toco este dolor irremediable de ser valoentes por naturaleza haciendole frente a las bestias del infierno sin mas armas que su andar, sin mas arma que su silencio.