Revista Diario

Las madres envidiamos por naturaleza

Por Desmadreando @desmadreando

Hoy la envidia me corroe. Por dentro. Me quema la sangre de tal manera que me hierve. Queda muy feo decirlo pero es así. Pensé que las madres se librarían de este sentimiento impuro y pecador pero ¡es todo lo contrario! Las madres pecan cada día ¡y no lo nieguen!

La envidia nos corroe por dentro: bien envidiamos a la vecina que tiene el trasero bien parado y coquetón con diez años menos, bien envidiamos el olor de la comida de la abuela del quinto, bien envidiamos la madre que siempre peina con una corona con doble trenza francesa a su hija ¡y la línea le queda perfectamente recta!, bien envidiamos al marido de la otra que se levanta todas las madrugadas a dar el biberón para que su mujer descanse…como bien podemos envidiar a la madre del can perfecto.

Critter aún no llega a esa edad en donde todo es comparativo, por lo cual hoy mi odio lo dejaré cual rayo láser en las madres de canes “perfectos”.

Dicen por ahí que para sentirse completo hace falta sembrar un árbol, escribir un libro y tener al hijo pero nadie te dice ni como cuidar la planta, ni quién te publicará tu tontería ni como entretener a tu bestia. Yo es que sembré un frijolito en la primaria, abrí un blog y me compré un perro. Bueno el blog lo abrí después de parir pero da igual el orden de los factores no altera el producto ¿que no era así?

Y nadie te dice cómo “educar” al perro. Pongo educar y no entrenar porque soy de las que creo que es un miembro más de la familia. ¡Y así lo tengo de mal educado! Ya se imaginarán que mi buen Torro es de los que les dices “sit here” (no se por qué se les da las órdenes en inglés será por quedar pijo porque yo no he invertido en escuela caniglota) y mi perro decide que en español eso significa quedarse de pie. Así tan pancho.

Toda la vida tuve perros grandes, pastores alemanes para ser más específicos. Pero llegué a España, y mi palacio no daba para un perro grande. Oiga de lo bueno poco, así que optamos por una raza pequeña ¡UN WESTY!

Cuando me preguntan por qué elegí esta raza contesto simplemente: SOY PUBLICISTA. Me dejé llevar por la imagen, porque son los típicos perros de revista, porque es un rato guapo y porque me encapriché cuando lo vi…Si es que soy de lo peor…

Las madres envidiamos por naturaleza

Yo y Torro….bueno en la vida publicitaria

Y claro el vendedor no me dijo la verdad. Los Westy se apellidan Terrier eso quiere decir que les gusta ser un rato inquietos y un rato malas personas…pero vamos a ver es guapísimo ¡y su madre es mexicana! así que ¡pura sangre! ¿qué mas iba a pedir yo?

Pues eso. El día que mi veterinario de confianza pone a su mujer por testigo de que mi perro no entrara a su veterinaria mientras den un curso de peluquería a estudiantes no me quedó de otra más que buscar otro sitio  ¡y mentir!

Imagínenme a mi en plan vestida para zumba (con chandal y a lo loco) dejando a mi perrito en una nueva veterinaria y diciéndole “Torro pórtate bien cariño mamá volverá por ti en nada”- con esa vocecita ridícula que tanto madres como dueños de animales ponemos-y salir corriendo como si fuese ¡mi última clase de zumba de la vida!

Y comencé mi clase de zumba muy orgullosa pues era lunes y los lunes es el día de la dieta de todo ser que viva ese “eterno retorno nietzcheano” antes del verano.

Y comencé a mover el esqueleto en tono reggetoniano cuando un altavoz dice Sra. Desmadres llamada de urgencia”. Pensé en todo: Critter, Semenator, la familia, que habían rechazado mi domiciliación bancaria pero nooooo ¡era la veterinaria nueva que alegaba no poder con mi perro!

- ¿Pero cómo va a ser eso si mi perrito es una dulzura del señor?

- Pues como lo oyes. Me declaro incapaz. Puedes venir por el por incompatibilidad de caracteres.

Terminé de zumbear de mala leche y me fui por Torro. Entré a la veterinaria y ahí había dos perritos remonísimos repijísimos que no puedes ni pronunciar sin parecer Rajoy “Yorkshire Terrier y Shih itzu” y los dos estaban panza arriba disfrutando de su manicure… ¿y mi fiera? Mi fiera de 8 kilos empapado en la bañera con bozal y hecho un Cristo.

Y ahí me metí con él para aprovechar las instalaciones y el sauna con olor canino. Lo tranquilicé y después de dos azotes de la veterinaria (con los cuales me quedé perpleja) todo tomó su cauce.

Las madres envidiamos por naturaleza

¡Que estrés!

Me salí para fumar un pitillo que no fumo pero para bajar el estrés y en eso en la sala de espera estaba ella: la madre perfecta. La madre entaconada, con bolsa de marca y vestida a la última. La madre que siempre llega temprano a la salida de la escuela. La madre cuyos hijos siempre están en el cuadro de honor del colegio. La madre que ha parido seis y está más joven que nunca. La madre que hace de comer después de dos horas de gimnasio y que es personal shopper con horarios de conciliación. La madre perfecta.

(Suspiro laargo)

Y sale la veterinaria y le entrega en brazos a su hijo: el yorshire con todo y moño en la cabeza. Y va ella y lo coge y lo besa y le dice entre voz mimosa “¿cómo te has portado mi nene? pero mírate que mono con un lazo rosa”…O_O

Y sale Torro. Y me cobran cuarenta euros. Y queda por demás decir que no le pusieron moño ni le dieron chuche y yo no pude poner mi voz rídicula y cogerlo en brazos a besarlo.

La envida me corroe.


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