de Patricia Esteban Erlés.
Título: Las madres negrasAutora: Patricia Esteban ErlésEditorial: Galaxia Gutenberg, 2018Páginas: 224.
SINOPSIS.
En el convento de Santa Vela vive recluido un grupo de niñas huérfanas, víctimas de destinos oscuros y malhadados. Quienes las han llevado hasta allí para buscarles un futuro mejor ignoran que el convento está regido por la hermana Priscia, una mujer que solo entiende la entrega a Dios desde el fanatismo ideológico y el castigo del cuerpo y del alma. Ese universo cerrado parece obedecer en todo a la hermana Priscia hasta que una de las niñas, de nombre Mida, anuncia que Dios se le ha aparecido para decirle que Él no existe.
Con estos mimbres, Patricia Esteban Erlés construye una novela llena de sensibilidad, profunda y cautivadora sobre la relación entre creencia y conocimiento, ciencia y fe, fanatismo y razón, con el conflicto siempre latente entre el mundo de los adultos y el de la infancia.
IMPRESIÓN PERSONAL.
Me hice con este libro después de la recomendación de Inés del blog La huella de los libros y porque me atraen muchísimo las historias con ese aire gótico que siempre rodea lo institucional: los psiquiátricos, los orfanatos, hospitales de otra época, internados, ... Nunca olvidaré ese orfanato donde se maltrataba física y psiquícamente a niñas como nuestra querida Jane Eyre; o ese otro psiquiátrico recreado por Toni Hill en Los ángeles de hielo o el de Alguien voló sobre el nido del cuco de Kesey Ken. Lugares donde, a pesar de la protección que supuestamente dan las leyes y que están pensados para hacer el bien por el prójimo de formas diferentes, se convirtieron en más ocasiones de las deseadas, en sitios donde el maltrato, la vejación y el abuso contra los más débiles era una manera de proceder bajo la protección de unos muros que ocultaban todo lo que ocurría en su interior.
De esto va esta novela, de una institución de beneficiencia como las de antaño, en las que unas monjas, cuyas vidas en el pasado las han llevado a ser, radicales desde el punto de vista religioso, verdaderos "talibanes" de la interpretación del mensaje de su dios, rígidas en usos y costumbres, personas que odian todo lo bello que hay en el mundo, amantes del sufrimiento humano y maltratadoras, todas ellas de unas pobres niñas huérfanas que no tienen a quien recurrir cuando su atención se centra en ellas. De todas estas "buenas" mujeres, destaca la hermana Priscia, una mujer atormentada cuya cura diaria es atormentar a una niñas huérfanas y pobre la niña que destaque entre todas por cuestiones como ser zurda, pelirroja o tener unos ojos diferentes del resto. Eso le ocurre a Mida, una niña que tiene la desgracia de llamar la atención de estas "guardianas" y que a partir de ese momento, precisamente por su viveza y su inteligencia, pondrá patas arriba un sistema que vive cómodo siendo estático a lo largo de los años, sin que nadie preste atención a lo que ocurre en su interior.
La autora consigue meterte de lleno en ese edificio tétrico, donde el negro es el color predominante porque negro es todo lo que ocurre internamente. Te hace sentir el miedo de esas niñas solitarias, de esas figuras hieráticas que deciden sobre sus vidas y de esas gente de fuera que mira hacia otro lado. Y dios como un personaje cómplice que aparece y desaparece a lo largo de la novela sembrando dudas en muchos personajes y distorsionando la realidad que siempre ha sido así.
Me ha gustado mucho esta novela, la forma en que está escrita y su temática porque aunque sea una ficción está cargada de la realidad de esas instituciones de antaño en el que unos pocos "inútiles" sociales se crecen ante los más débiles de la sociedad. Y como casi siempre, la intolerancia y el fanatismo religioso, detrás de todo.