En estas elecciones PP y CiU coinciden en algunas cosas y es en su política fiscal y de austeridad. Nos venden el dogma de que reducciendo impuestos y aplicando medidas de maquillaje en el gasto se podrá solucionar el problema de ingresos de la Generalitat.
Bajar impuestos y crecer en ingresos solo puede ocurrir cuando el crecimiento económico es tan grande como el que hemos tenido en la última fase expansiva. Suponer que reducir impuestos va a dinamizar la economía de tal manera que la reducción de ingresos va a venir asociada a un incremento de estos por el crecimiento económico (más empresas y más trabajadores que pagan impuestos y consumen, a pesar que cada uno paga unitariamente menos) en la actual situación es de un iluso que espanta. Tan iluso que a Irlanda esa teoría le ha salido tan mal que ha tenido que venir la UE a rescatarla como a Grecia.
Bajar algunos impuestos, y subir otros para compensar la pérdida, puede incentivar algunos sectores (por ejemplo, reducir impuestos a empresas de nueva creación el primer año, a costa de subir algunos tramos superiores del IRPF), pero una reducción masiva de impuestos no va a generar más dinamismo en la economía. Las empresas no invierten por dos motivos: cuesta más encontrar crédito y en este sentido el sector público puede ayudar (y para ello necesita dinero, por tanto reducir impuestos solo hace que reducir el margen de maniobra) y por faltas de espectativas y confianza. Las personas que podrían invertir están ahorrando, no es que no tengan dinero para crear una empresa, es que no acceden al crédito y tampoco ven que la situación sea buena para crear un proyecto empresarial. Y esto, según los expertos durará varios años, no se va a acabar el 2011 como la derecha asume que alegremente el mercado por sí mismo se regulará. Antón Costas, profesor de economía de la UB, en la presentación del anuario sociolaboral de la UGT anunciaba que las crisis de deuda como la que teníamos se tardaban 2 años en que el sistema terminara de desplomarse y 4 años en depurar, que el sector público podría ayudar a acortar este plazo pero no reducirlo tan drásticamente como algunos pretenden. En el mejor de los casos hacia el 2013 o el 2014 podríamos estar creciendo a un buen ritmo como para que el modelo “reducir impuestos e incrementar ingresos” funcione. En ese momento las finanzas de la Generalitat, bajo las tesis de la derecha estarían completamente rotas, y no hablaríamos de tener un déficit alto, sino de no poder pagar los salarios de los trabajadores públicos (por muchos recortes que se hicieran) o cubrir los servicios esenciales, tal y como le ha ocurrido a Irlanda.
La otra parte del león “austeridad” es un cajón desastre que intenta esconder algunas cuestiones. A preguntas directas a Artur Mas o Alicia Sánchez Camacho, de “qué recortarían”, comienzan con los cargos de confianza. Los 300 y pico cargos de confianza de la Generalitat son el chocolate del loro del gasto público, la Generalitat podría no tener ninguno y en su déficit apenas se notaría. Es evidente que la Generalitat y cualquier administración han de ser eficientes y tener el mínimo de cargos de dirección política, pero no tener ninguno es también un absurdo. ¿Creemos que la Generalitat puede funcionar sin direcciones generales o consellerias y que estas pueden funcionar bien sin tener jefes de gabinete y personal que ayude en la coordinación política? Si algún partido con opciones de gobierno insinúa esto, miente descaradamente. En el mejor de los casos PP o CiU podrían reducir en 20 o 30 cargos de confianza los actuales de la Generalitat un ahorro de alrededor de 1,5 o 2 millones de €, que en un presupuesto de 28.000 M€ es una cantidad ridícula. ¿Qué medidas realmente esconde la palabra austeridad?. Reducción de trabajadores públicos que ofrecen servicios al ciudadano, ni más ni menos.
Despedir funcionarios no van a poder: no reducirán médidos y enfermeros con plaza, ni tampoco profesores que han sacado sus oposiciones, tampoco van a reducir el número de Mossos. Como tampoco podrán echar ese “resto de trabajadores públicos” funcionarios con plaza que para la derecha solo son un grupo de burócratas que no aportan valor (pero que ojo, sin ellos no funcionarían la mayoría de servicios de la Generalitat). ¿Por donde pueden venir los recortes? Pues no sustituyendo funcionarios que se jubilen, no teniendo algunos temporales que por ejemplo sirven para cubrir bajas de maternidad, de ahí que un colegio que tenga un profesor por baja de maternidad tal vez no pueda ofrecer el mismo servicio a los estudiantes y tenga que juntar grupos o dar menos horas de las establecidas en una determinada materia. Reduciendo también el número de trabajadores de las Oficinas de Treball de la Generalitat, haciéndolas aún más ineficientes e ineficaces, y colapsando aún más las colas para poder percibir las prestaciones por desempleo (reduciendo el tiempo que los parados dispondrían para buscar empleo, formarse, etc..).
Recortarían en una gran parte de los gastos sociales que no están hechos por funcionarios: todo el servicio de trabajadoras familiares que suele estar proporcionado por empresas privadas en concierto con la administración, proyectos consorciados con ayuntamientos en educadores de calle que evitan la conflictividad social, personal de apoyo a la seguridad ciudadana (por ejemplo, los Mossos no tienen que vigilar los accesos a muchos edificios públicos porqué una empresa de seguridad privada lo hace a un coste mucho menor, y los Mossos se pueden dedicar directamente a la seguridad ciudadana). Y por supuesto recortando en inversiones. Dejémonos de engaños si realmente la derecha con sus planteamientos de reducción de impuestos, con el impuesto de sucesiones a la cabeza (me sigo preguntando quien hereda más de 2 millones de € para que CiU y PP estén tan preocupados por que estas personas sigan pagando este impuesto), quiere gobernar lo hará reduciendo en estas partidas. Directamente a servicios al ciudadano o actuaciones de gobierno como las inversiones que ayudan al dinamismo de la economía.
Está claro, lo que realmente esconden PP y CiU con su “reducción de impuestos y austeridad” es beneficiar a las clases altas de Catalunya y reducir servicios al ciudadano, no ayudar a salir de la crisis, porqué ni la reducción de impuestos ayuda a generar incentivos a invertir ya que los desincentivos vienen por otro lado (desconfianza en el futuro, falta de crédito), y porqué las medidas que generan reducen la capacidad de inversión del sector público (haciendo que la economía privada también se resienta) y reduce el margen de maniobra del sector público a ayudar dando crédito a las iniciativas empresariales nacientes.
El efecto neto es: peores servicios públicos que afectarían sobretodo a las clases con menos poder económico, y un pequeño empujón hacia abajo a la economía que nos retrasaría la salida de la crisis.
Estas minucias nos jugamos en las elecciones del 28 de noviembre.
Comparteix/Comparte