Es verdad que entre las medidas tomadas por el PP, alguna puede parecer buena para la ciudadanía. Todas son apetecibles para los empresarios y para los poderosos, pero hay alguna cuyo enunciado puede ser interesante.
Entre tanta maleza y barbecho, hay dos que podrían dar frutos. La dación como finiquito del pago de la hipoteca a los bancos, y la posibilidad de cobrar las deudas de ayuntamientos y autonomías a sus proveedores.
Lo que ocurre es que en cuanto te saltas los titulares y lees la letra pequeña, cae la máscara quedando la cruda realidad a la vista.
En el caso de la dación, son tantas las circunstancias que se piden para que pueda darse, que suponiendo que los bancos lo acepten –no es obligatorio, es un código de “buena conducta”—, las condiciones de los hipotecados para obtener este beneficio son tan restringidas que sólo afectará, en situaciones favorables, a muy pocos, lo que no deja de ser un reclamo sin mayores pretensiones que aparentar algo que no es. Un parche, y pequeño. Absolutamente insuficiente. A pesar de tanta publicidad sobre el asunto, se quedará en casi nada.
¿Por qué no se ha aceptado la dación en todos los casos? A pesar de que se han presentado, desde hace un año, mociones por parte de Izquierda Unida y otros grupos, para generalizar la figura de la dación, ni el PP, que se conforma con hacerlo en casos muy extremos –ellos siempre entienden de caridad, de limosnas y no de solidaridad y de justicia--, ni el PSOE --que se abstuvo, a pesar de pregonarlo a los cuatro vientos siempre con su táctica de amagar y no dar--, se atreven con la banca. Tienen miedo, y siguen regalándoles dinero público sin pedir nada a cambio. Es más, en cuanto pueden les proporcionan más negocios con grandes réditos.
Porque eso es lo que han hecho con ese plan de pago a proveedores desde los municipios y las CC.AA. Sí, este plan tan maravilloso se costeará con dinero público, puesto que para que se lleve a cabo se van a emitir 25.000 millones de deuda pública cuyos intereses se contabilizarán, en los presupuestos de esos ayuntamientos y comunidades autónomas, como gastos financieros. O sea, lo pagaremos los contribuyentes.
La cosa no me parecería mal si esto significara que la economía echa a andar. Pero claro, en ese plan, lo que no se ha publicitado tanto es que nuestros amigos los bancos van a ganar la suma de 4.000 millones de euros con esta operación, mientras que nosotros pagaremos los intereses. Un negocio redondo. Por cierto, sin haber exigido a los bancos nada.
O sea, un banco recibe dinero del BCE al 1% de interés y se lo presta al 5% a los ayuntamientos y CC.AA. para que puedan pagar a los proveedores. Moraleja, los acreedores cobrarán con retraso, pero cobrarán. Y los bancos, con esa magnífica operación que les ha preparado el gobierno, ganarán 4000 millones que pagaremos los ciudadanos.
Un plan creado para que cobren los proveedores, pero sobre todo para que los bancos ganen más dinero a costa de nosotros, los paganini. Al menos, podrían haberles exigido que en vez de especular y dedicarse a reconstruir y lavar su balance, se dedicaran a dar créditos para que la economía empezara a funcionar. Pero no, eso no toca. Toca hacer más dinero para los bancos, sus amos. Lo demás, es poco importante.
Salud y República