Para los que sigan el blog o mi actividad en redes sociales sabrán que además de ser arquitecto, incluso puedo ejercer de forma plena la profesión, también estoy realizando mi tesis doctoral sobre la docencia de la arquitectura. Con el tiempo, he visto que si estudio arquitectura en Valencia o en Coruña tengo una formación completamente diferente. Esta formación se traduce directamente en la forma de acometer las reformas y obras de edificación.
No es la primera vez que hablamos de reformas integrales. Es más, últimamente la mayor parte de los temas que tratamos en el blog tienen reflejo directo en este tipo de obras. Cuando acometemos una obra a día de hoy tiramos de formación y de ingenio, con la intención de mostrar de forma casi real el resultado final de la reforma.
ejemplo de infografía arquestil.esMe gustaría comentar, por algunas imágenes que se ven de proyectos «que se caen», muchas veces inducidos por el tipo de proyectos realizados en las escuelas… que los materiales tienen peso, volumen, textura. Es cierto que una imagen es una visualización, una aproximación a la realidad, un concepto, una idea… La arquitectura es detalle, es precisión. En el momento en el que se detalla una textura, esa textura debe de poder ejecutarse tal cual. Esto demostrará nuestro verdadero conocimiento sobre los materiales.
Una textura mal orientada, puede quedar bien en una imagen previa, pero la construcción real va a mostrar otra cosa diferente. Lo mismo pasa con los despieces, el color del agua, etc. No se trata de conseguir efectos realistas de sombras y texturas, reflejos… se trata de que tengan lógica constructiva.
Esto puede hacernos ganar clientes. Si pudiese elegir a partir de lo que cuenta una imagen de proyecto, me quedaría con aquella que es fiel a la realidad constructiva que intenta representar, quizá es porque estoy muy enfocado al mundo de la construcción, puede ser, pero es el que tiene que ver con la obra final.
En la imagen inicial todo funciona. Es cuando entramos en el detalle constructivo cuando podemos encontrarnos problemas. Es importante que lleguemos al detalle. Cuando planteamos una solución constructiva, como textura muy bien, pero pensemos en cómo se construye. Ahí será cuando la imagen cobrará mayor sentido.
A la hora de pensar el proyecto y a valorar su coste, que es lo que al final también cuenta, debemos de saber cómo se va a construir. El hecho de intentar conseguir un acabado final y perder la calidad del detalle pensado (que no tenga puentes térmicos, que esté correctamente aislado e insonorizado, que sea impermeable o pueda ventilar… ) puede no valer la pena.
La propuesta inicial no debe de quedarse solamente en una imagen de textura, que simplifica muchísimo la arquitectura, quedándose en una ilustración, sin verdadera materialidad.
Piensa en los detalles, incluso a mano, y acompaña la propuesta con ellos. Darás valor a tu trabajo y tendrás una mayor definición y control sobre la obra. Es aquí donde el BIM cobra un mayor sentido. Te recomiendo echar un vistazo a otros artículos sobre esta tecnología ya publicados, y que pronto traeré novedades al blog.