Viajar por Estados Unidos es mucho más que desplazarse de un punto a otro, ya que permite sumergirse en una amplia diversidad de paisajes, culturas y ciudades que dan forma al país. A lo largo del país hay una enorme variedad de rutas, ya sean los desiertos del suroeste, los rascacielos del noreste o los singulares parques nacionales del interior. Cada ruta ofrece una historia, un ritmo y una experiencia diferente, y, para quienes buscan aventura, descubrimiento y libertad, recorrer Estados Unidos en coche de alquiler es una forma perfecta de conectar con la verdadera esencia del país.
A la hora de preparar un viaje, trabajar con profesionales es fundamental, y, por ello, una agencia de viajes especializada en USA como Gold Viajes permite conocer las rutas que todo viajero debería considerar, ya sea por su historia, sus vistas o la riqueza de actividades que ofrecen a lo largo del camino. Algunas cruzan el país de costa a costa, otras siguen la línea del océano y otras se centran en una región concreta llena de posibilidades. En este artículo vamos a centrarnos en la costa Oeste, hablando de uno de los itinerarios más interesantes que abarca tanto naturaleza como ciudades míticas.
Este viaje combina naturaleza salvaje, ciudades únicas, carreteras históricas y algunos de los paisajes más icónicos del país. La ruta que proponemos parte desde Los Ángeles y finaliza en San Francisco, atravesando joyas como el Gran Cañón, Las Vegas, el desierto de Death Valley, los parques de Yosemite y los cañones de Arizona. Se trata de un viaje organizado a la costa oeste EEUU, compuesto por un itinerario equilibrado que permite disfrutar tanto de la cultura urbana como de maravillas naturales, perfecto para amantes de un buen road trip.
Los Ángeles, el inicio de una gran aventura por carretera

Los Ángeles es el punto de partida perfecto para una ruta por el Oeste de EEUU, una ciudad extensa que ofrece una primera impresión intensa del estilo de vida californiano. En esta ciudad, los paseos por Venice Beach y las vistas desde el Griffith Observatory son lugares destacados. Para comenzar, es recomendable dedicar al menos dos o tres días a explorar sus barrios más representativos, tales como Hollywood Boulevard, Santa Mónica y el centro de la ciudad.
Los amantes del surf pueden optar por alquilar una tabla para vivir el estilo de vida californiano entre sus olas, mientras que, aquellos que disfrutan del séptimo arte, tienen en Hollywood un sinfín de recorridos para degustar cine. El icónico cartel de Hollywood es uno de esos lugares fundamentales para fotografiar, mientras que el paseo de la fama es una oportunidad de encontrar la estrella de tu artista favorito.
Antes de dejar Los Ángeles, se debe alquilar un coche cómodo, con aire acondicionado y buen maletero, ya que el viaje incluye muchos tramos largos. Salir desde Santa Mónica por la histórica Ruta 66 tiene un encanto especial, ya que esta carretera simboliza el espíritu aventurero de los road trips en Estados Unidos. A pocos kilómetros, ya se estará sumergido en paisajes áridos y ciudades mágicas del interior.
Ruta 66, Kingman y el Gran Cañón – Historia y asombro natural
Tal y como hemos comentado, salir de Los Ángeles implica recorrer un tramo de la mítica Ruta 66 en dirección a Kingman. Este recorrido es como viajar en el tiempo, llegando a esta ciudad de Arizona que conserva el encanto del viejo oeste y de las míticas gasolineras, moteles y carteles de neón. Un paseo por su centro histórico permite conocer un poco más de la cultura motera y viajera que caracteriza esta parte del país, más aún si se visita el museo de la Ruta 66.

Desde Kingman, el camino hacia el Parque Nacional del Gran Cañón es una transición de paisajes áridos a una de las maravillas naturales más impresionantes del planeta. El South Rim es el más accesible y turístico, con miradores impactantes como Mather Point o Desert View. Además, si el tiempo lo permite, una caminata por el Bright Angel Trail o un vuelo en helicóptero ofrecen una experiencia aún más intensa.
El Gran Cañón es uno de esos lugares que dejan sin palabras. Su enorme tamaño y su paleta de colores cambiante durante el atardecer hacen de esta parada una de las más memorables de la ruta. En este contexto, es recomendable dormir en las inmediaciones para madrugar y seguir el viaje con energía rumbo a los mágicos cañones de Page.
Page, Antelope Canyon y Horseshoe Bend – La magia del color y la roca

La siguiente parada en Page es uno de los grandes tesoros del viaje. Esta pequeña ciudad sirve de base para visitar dos de los lugares más fotogénicos del suroeste del país, Antelope Canyon y Horseshoe Bend. Ambos requieren reserva previa y una buena planificación, especialmente en temporada alta. La mejor hora para visitar el cañón es a mediodía, cuando la luz penetra en vertical y crea ese efecto tan buscado para las fotografías.
Antelope Canyon, con sus paredes de piedra lisa y formas orgánicas, es una experiencia casi espiritual. Para ello, ya sea en su versión Upper o Lower, el juego de luces y sombras convierte este rincón en un escenario único. Para la visita es importante ir con guía autorizado y respetar las normas del lugar, ya que se trata de territorio navajo protegido.

A solo minutos en coche, el mirador de Horseshoe Bend ofrece una vista inolvidable del río Colorado en forma de herradura. Aunque el sendero es corto, el calor puede ser intenso, así que se recomienda llevar agua. Esta parte del viaje demuestra que no hace falta ir a lugares masificados para sentir la grandiosidad del planeta. Desde este lugar, la siguiente parada añade un contraste radical, la ciudad de Las Vegas.
Las Vegas y Death Valley – Luces, juegos y desierto extremo

Llegar a las Vegas es una explosión de luces y entretenimiento en mitad del desierto de Nevada. Esta ciudad es perfecta para una o dos noches de «descanso» con cenas temáticas, espectáculos y algo de diversión en los casinos. El Strip es el epicentro de la acción, pero también se puede explorar Fremont Street para un ambiente más clásico y algo menos turístico. Lugares tan míticos como las fuentes del Bellagio son paradas obligatorias dentro de esta ciudad.
Tras el bullicio de la ciudad, el camino hacia el Parque Nacional de Death Valley representa un cambio igual de drástico. En este lugar, el silencio y la inmensidad del paisaje son los protagonistas. Para sacar el máximo partido es recomendable salir temprano y llevar provisiones, ya que las temperaturas pueden superar fácilmente los 40 °C y los servicios son escasos. Zabriskie Point y Badwater Basin son las paradas a tener en cuenta por su belleza desoladora.
Los paisajes lunares y la sensación de aislamiento absoluto convierten a esta zona de EEUU en un punto especial del recorrido. Desde este lugar, se inicia el ascenso hacia zonas más frescas y verdes, como Bakersfield y la antesala de los grandes parques naturales de California. La ruta se prepara para visitar uno de sus mayores espectáculos, Yosemite.
Yosemite, Mariposa Grove y la ruta hacia el norte

Desde Bakersfield, el trayecto hacia el Parque Nacional de Yosemite se convierte en una subida progresiva este inmenso paisaje natural. La entrada por el sur permite pasar por Mariposa Grove, hogar de unas impresionantes secuoyas gigantes. Al caminar entre estos árboles milenarios se vive una experiencia única que transmite una conexión profunda con la naturaleza.
Una vez dentro del Yosemite Valley, las vistas son simplemente abrumadoras. El Capitán, Half Dome o las cascadas de Bridalveil y Yosemite Falls son iconos de este parque, considerado uno de los más bellos del mundo. Para disfrutar al máximo del parque es recomendable dedicar al menos dos noches en la zona para recorrerlo con calma y disfrutar de sus múltiples rutas de senderismo, como el Mist Trail o el Mirror Lake Loop.
Yosemite es una celebración de la naturaleza en su estado más puro, ya que cada rincón parece una postal. Al salir del parque, se puede hacer noche en Mariposa, un pequeño pueblo con arquitectura típica del oeste y un ambiente tranquilo. Desde este pueblo, el viaje se acerca a su fin con una última etapa, la ciudad de San Francisco.
San Francisco – El broche dorado de una ruta inolvidable

San Francisco es el destino total para cerrar una gran ruta por la Costa Oeste. Esta ciudad combina historia, arquitectura, gastronomía y un espíritu bohemio que contrasta con otras ciudades estadounidenses. El Golden Gate Bridge, Alcatraz y sus famosos tranvías son solo la punta del iceberg de lo que se puede ver en la ciudad de San Francisco.
Para disfrutar al máximo la ciudad es recomendable dedicar dos o tres días a explorar San Francisco para visitar con calma de barrios como Haight-Ashbury, Castro o Mission District. Además, pasear por Fisherman’s Wharf o recorrer la empinada Lombard Street en coche es parte del encanto de esta ciudad estadounidense. La mezcla de culturas, estilos y vistas convierte esta ciudad en una parada obligada en cualquier viaje por el Oeste.
Después de cientos de kilómetros, paisajes espectaculares y ciudades legendarias, San Francisco pone el punto final perfecto a esta travesía por carretera. La ruta de Los Ángeles a San Francisco, pasando por desiertos, cañones y montañas, es mucho más que un itinerario, es una experiencia vital que todo viajero debería vivir al menos una vez.
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