En este repaso a las mejores series inéditas nos centramos en la reciente celebración del Festival DieSeriale, entre el 29 de mayo y el 3 de junio, que desde hace 10 años se dedica a ofrecer una amplia muestra de series independientes y digitales en la ciudad alemana de Gießen. Creado por los cineastas Csongor Dobrotka y Dennis Albrecht en 2015 para ofrecer a las series independientes de habla alemana una plataforma al margen de internet, se ha ido ampliando hacia otras producciones internacionales, con una selección este año de 50 series y pilotos procedentes de 16 países. La programación del festival se ha podido ver tanto en salas de cine como en una plataforma digital bajo demanda, y entre las seleccionadas encontramos algunas que ya hemos reseñado, como la divertida producción argentina Familia de diván (Flow, 2023), que estuvo presente este año en Berlinale Series Market, y la serie alemana Casa Kummerveldt (Arte, 2023), que ha conseguido en el festival una Mención Especial por el Vestuario y el pasado mes de abril recibió el prestigioso Premio Especial Grimme "por su combinación experimental de historia, pop y política". También se ha celebrado entre el 5 y el 8 de junio en Colonia (Alemania) el festival Seriencamp, en el que Lost boys & fairies (BBC, 2024) consiguió el principal premio como Mejor Serie Internacional, mientras que dos producciones españolas se repartieron el resto de galardones importantes: el premio a Mejor Serie de Formato Corto fue para la coproducción franco-española Samuel (RTVE Play, 2024), y el Critics Choice Award fue concedido a la serie de Álvaro Carmona Déjate Ver (atresplayer, 2023), que ha tenido una trayectoria notable en el mercado internacional. En Alemania se acaba de estrenar esta semana en los canales públicos ONE y NDR la serie española Esto no es Suecia (RTVE Play, 2023), pero con cambio de título: Barcelona for beginners-Familie und andere Katastrophen (Barcelona para principiantes-Familia y otros desastres). Entre la selección de series inéditas destacamos las premiadas en DieSeriale, Seriencamp y otros festivales.

En realidad, los premios recibidos han sido para la esperada segunda temporada de la webserie 2 minuten (ARD, 2020), que tenía un formato diferente. Cada uno de los episodios se desarrollaba durante los dos minutos que tarda un test de embarazo en ofrecer el resultado, de manera que ese período de tiempo acababa siendo un momento de espera y de reflexión sobre un futuro que podía cambiar radicalmente. Los episodios estaban protagonizados por diferentes personajes, pero muchos de ellos estaban relacionados entre sí, y abordaba temas complejos como el aborto, la diversidad de parejas e incluso las posibles consecuencias de un embarazo en una joven con síndrome de Down, algo sobre lo que regresa con mayor profundidad en esta segunda temporada. Porque, si la primera estaba compuesta por episodios de 5-7 minutos, 2 minuten 24/7 (ARD, 2023) se extiende hasta los 25 minutos de duración, desarrollándose en esta ocasión durante un solo día, en el que transcurre toda la temporada. Los protagonistas principales regresan, ya habiendo tenido respuesta y enfrentándose a los desafíos de la maternidad, en unos casos, o de la aspiración maternal, en otros. En Babymetal (S2E1), la pareja formada por Paula (Taneshia Abt) y Kim (Johanna Franke) se enfrenta a un bebé que llora constantemente, pero mientras la primera tiene la excusa de su trabajo para quitarse de en medio, la segunda debe enfrentarse a una larga mañana en la que arrastra el carrito por las calles de Leipzig con evidentes signos de agotamiento. Reproducen así los estereotipos de las relaciones heteros, en las que una de ellas ejerce como madre a tiempo completo mientras la otra solo lo hace de vez en cuando. En Día de los muertos (T2E3), Samuel (Rupert Markthaler) y Clara (Kathi Wolf) se preparan para la tradicional festividad de Halloween, tomando como referencia la estética de la celebración en México, pero ella decide tomar la decisión de desaparecer durante la mayor parte del día, agobiada por la decisión de Samuel de que se trasladen a vivir a Dubai. Mientras Samira (Banafshe Hourmazdi) no se arrepiente de haber abortado, Tina (Luisa Wöllisch) continúa teniendo fuertes sentimientos maternales y en Keinbaby-blues (T2E4) pide consejo a la Dra. Vogel (Corinna Harfouch) sobre las posibilidades de ser madre a pesar de ser una persona con síndrome de Down. De manera que la serie escrita por Leonie Krippendorff (1985, Alemania) y Lisa Miller (1986, Alemania) explora diferentes posibilidades en relación con la paternidad y la maternidad, a través de un tono de dramedia que sitúa a los personajes en situaciones cada vez más complejas.
2 minuten 24/7 es mucho más ambiciosa esta segunda temporada, no solo por la duración de los episodios, sino porque ya no tiene esa textura de webserie que desprendía la primera, está más elaborada desde el punto de vista visual y es más arriesgada en sus planteamientos narrativos. En Paartanz (Baile de pareja) (T2E5) se construye una especie de episodio botella que se desarrolla en una sala donde Samira se enfrenta a su primer trabajo como mediadora entre una pareja separada, en la que Alexei (Laurence Rupp) tiene que reconocer el carácter egoísta que ha mantenido en la relación mientras lucha por tener un adecuado régimen de visitas con su hija, en el episodio más divertido. Mientras que en Happy birthday (T2E6) una reunión de cumpleaños entre varios de los protagonistas de la serie acaba desembocando en un tratamiento del aborto espontáneo particularmente sorprendente. Lo interesante de la serie es que no evita abordar temas complicados con sentido del humor, y la mirada femenina que ofrecen las creadoras y directoras de la serie contribuye a que aporten un punto de vista mucho más desprejuiciado para elaborar una comedia dramática que se siente cómoda en las situaciones más extravagantes. Como en la relación abierta que mantienen Jerome (Omar El-Saeidi) y Kyra (Lena Klenke), que se enfrentan nuevamente a la situación planteada en la primera temporada, esos dos minutos de espera del test de embarazo, solo que en este caso no es Kyra la posible madre.





Otra de las producciones recientemente premiadas en festivales también procede de Alemania, logrando tres de los nueve galardones entregados en la pasada edición de Canneseries '24. Sin duda, Die Zweiflers (ARD, 2024) es una de las mejores series de este año, por su complejidad política y humana, su sentido del humor y su capacidad para hablar de temas muy relevantes con cierta despreocupación. El título tiene un doble sentido en referencia al nombre de la familia protagonista, pero también se podría traducir como "las dudas", que son precisamente las que absorben la vida de tres hermanos sobre los que pesa el trauma de una familia de judíos cuyos abuelos fueron supervivientes de los campos de concentración. El abuelo Symcha Zweifler (Mike Burstyn) es el dueño de un gran negocio de delicatessen que se concreta en un popular restaurante de Frankfurt, un imperio que parece haber creado durante la posguerra usando algunas estrategias mafiosas. Junto a su esposa Lilka (Eleanor Reissa) ha llevado el negocio durante décadas, pero toma la decisión de venderlo, desestabilizando la unidad familiar, que no entiende por qué no traspasa el restaurante a uno de sus nietos. Pero en realidad, Symcha no encuentra un heredero adecuado, sobre todo porque su nieto mayor, Samuel (Aaron Altaras) decidió marcharse a Berlín a trabajar como manager musical, el menor Leon (Leo Altaras) es un joven artista algo rebelde, y su nieta Dane (Deleila Piasko), simplemente es mujer. Los padres de los tres jóvenes, Mimi (Sunnyi Melles) y Jackie Horovitz (Mark Ivanir) intentan mantener la unidad familiar, aunque su propio matrimonio se tambalea debido a la infidelidad de éste. De manera que Die Zweiflers se plantea como el retrato de una familia judía que se encuentra en una encrucijada entre el peso de la tradición y la mirada hacia su futuro a través de tres generaciones que tienen percepciones diferentes de su historia. En una escena del Episodio 5, Dane reprocha a su madre que no haya permitido a sus hijos evitar la constante pervivencia del trauma: "Tú nos criaste aquí. Fue una locura quedarse. ¿De donde son las donaciones más altas para Israel sino de los judíos en Alemania? Por culpa de la mala conciencia. Eso es con lo que crecimos". Creada por David Hadda, hijo de una familia judía, la serie tiene la capacidad de mirar el pasado con la perspectiva de esa generación que no vivió el holocausto pero sobre la que siempre ha pesado la referencia constante a éste.
Esa contradicción de liderar un negocio de éxito en un país del que siempre sienten desconfianza, y en la época actual en la que vuelven a tener relevancia los grupos de extrema derecha y ciertos movimientos fascistas, se convierte en un peso permanente. Pero también se representa como una lucha interna dentro de la propia familia, sobre todo cuando Samuel comienza una relación con Saba (Saffron Coombes), una cocinera procedente de Londres con la que tiene un hijo. Al margen de ciertas actitudes racistas por parte de Mimi hacia la joven de raza negra, la gran disyuntiva surge cuando se da por sentado la ceremonia de circuncisión del bebé, algo a lo que Saba se niega. "Estás imponiendo tu identidad a mi hijo", le dice a Samuel, para el que la ceremonia no es una cuestión de religión, "es una cuestión de tradición, de cultura, de pertenencia a mi gente". Lo que plantea uno de los temas principales de la serie, el sentido de identidad envuelto en los continuos titubeos de generaciones que no se entienden entre sí. Pero a lo largo de sus seis episodios, hay otras subtramas que enriquecen la historia: Symcha comienza a verse amenazado por Siggi (Martin Wuttke), un viejo conocido que acaba de salir de la cárcel y que le chantajea para que le haga partícipe de su negocio, amenazando con sacar a la luz su turbio pasado durante una posguerra en la que había cierta manga ancha para los judíos en Alemania, provocada principalmente por el sentimiento de culpa. La abuela Lilka es diagnosticada con un cáncer, pero no quiere someterse a ningún tratamiento, sobre todo si proviene de médicos alemanes (sus medicamentos se los envían desde Israel). Die Zweiflers sin embargo está llena de humor, tratando temas muy pesados emocionalmente pero que se muestran con cierta ironía, hablando de cómo la tercera generación de judíos que ha nacido en Alemania está sometida todavía a la huella del holocausto, y en cierta manera cómo la comunidad judía ha utilizado también el miedo como una forma de resistencia: "Un judío indefenso es un judío muerto", dice Symcha. Pero también la negativa de esa nueva generación a estar marcada como las anteriores, como afirma Samuel: "Mi hijo tiene toda la vida por delante, no como mi abuelo. No quiero que se convierta en un psicótico como nosotros. Con nuestros padres y abuelos siempre diciéndonos: 'No te fíes de los alemanes, no te juntes con los alemanes'". Esta descripción de una familia disfuncional bebe de fuentes conocidas, más cercanas como Shtisel (Netflix, 2013-2021), pero también más alejadas como Los Soprano (Max, 1999-2007), e incluso con alguna referencia directa a El padrino (Francis Coppola, 1972). Y cuenta con la ventaja de un reparto de actores y actrices que también proceden de familias judías, como Sunnyi Melles, protagonista de El triángulo de la tristeza (Ruben Östlund, 2022) y a la que podemos ver en la serie Davos 1917 (Filmin, 2023), o Mark Ivanir, conocido por Babylon Berlin (Movistar+, 2017-), y que interpreta un monólogo introspectivo muy conmovedor en el Episodio 5 frente a la tumba de sus padres. Con la participación en los dos últimos episodios de la actriz Ute Lemper, que interpreta a la hermana de Mimi que vive en Nueva York y ha viajado solo para la ceremonia de circuncisión, Die Zweiflers se encamina hacia un final que propone las bases de una posible continuación en la que, de alguna forma, los resortes principales de la familia se han resituado de manera sorprendente.


La nueva miniserie estrenada en el canal público británico tiene como protagonistas a una pareja gay que decide adoptar un hijo, y su historia está inspirada en el propio proceso de adopción que experimentó el creador Daf James junto a su pareja, un tema que ya había tratado en su obra teatral On the other hand, we're happy (2019), aunque en aquel caso se centraba en el momento en que un padre adoptivo conocía a la madre biológica de su hija. Lost boys & fairies (BBC One, 2024) es un emocionante relato que está lejos de ser una versión queer de Ciclos (Apple tv+, 2020-), aunque es cierto que hay algunos momentos reconocibles para quienes han visto la serie, como el denominado Activity day que vimos en el episodio Coge la bandera (T3E3), una reunión temática de los padres, disfrazados con trajes ridículos, con los niños y niñas para establecer si se produce alguna conexión emocional. Este momento característico de los procesos de adopción en Gran Bretaña se muestra también en We're all just children (T1E1), en el que Gabriel (Sion Daniel Young) y su pareja Andy (Fra Free), que tienen una relación de ocho años pero no están casados porque consideran el matrimonio una imposición heteronormativa, tratan de encontrar a su futura hija. Pero a pesar de que, especialmente Gabriel, se niega a adoptar un niño, el encuentro con Jake (Leo Harris) les hará cambiar de opinión, aunque supondrá un desafío importante debido a los traumas de violencia doméstica que ha vivido, que le han llevado a desarrollar una personalidad compleja. Especialmente el primer episodio muestra el nivel de intrusión en la vida privada que suponen las entrevistas con los padres que quieren adoptar, pero también la conexión que se establece entre la trabajadora social Jackie (Elizabeth Berrington) con los adoptantes. En este sentido Gabriel es el más reticente a contar su experiencia como un joven cuya homosexualidad no fue aceptada por su padre Emrys (William Thomas), el acoso escolar sufrido y el círculo de promiscuidad y alcoholismo en el que acabó desembocando. De alguna manera, cuenta una realidad alternativa que tiene paralelismo con ese mundo de fantasía que representa en sus performances ("no soy una drag queen") en su local Neverland, una de las referencias a la obra de teatro de J.M. Barrie Peter Pan o el niño que no quiso crecer (1904), que posteriormente se desarrollaría en el cuento Peter Pan en los jardines de Kensington (1906) y el relato Peter Pan y Wendy (1911), recopilados en España en el libro Peter Pan (2001, Ed. Valdemar). Situada en Cardiff, uno de los elementos importantes de la personalidad de Gabriel es su origen galés, y la propia serie hace una defensa de la utilización del bilingüismo, que en los últimos años ha sido impulsado por el gobierno y que también está presente en producciones como The way (Filmin, 2024) y Bienvenidos al Wrexham Football Club (Disney+, 2022-). Gabriel sin embargo no quiere que su hijo adoptivo aprenda galés porque lo considera un idioma poco "queer-friendly". La historia tiene éxito en la representación de la dificultad de ser padres, especialmente de niños que atesoran un bagaje emocional muy problemático, y describe el proceso de aprendizaje del joven Jake pero también de Gabriel y Andy en ese camino complejo de la paternidad. Es una serie que está muy enfocada en capturar las emociones del espectador, pero al mismo tiempo incluye elementos de humor y cierto realismo mágico a través de las performances de Gabriel, que permiten desplegar la experiencia teatral en el West End del actor Sion Daniel Young, a quien hemos visto también en la última temporada de Slow horses (Apple tv+, 2022-), y ese mundo mágico del club Neverland, con personajes como Fanny Ample (Arwel Gruffydd) y Celyn (Shaheen Jafargholi), que representan dos generaciones diferentes. En With or without you (T1E2) Gabriel expresa su frustración hacia las nuevas generaciones: "Los jóvenes queer están todo el tiempo enfadados. Cancelando gente, perjudicando carreras en Twitter. Antes éramos atacados por heteros por ser demasiado queers, y ahora los propios maricas nos atacan por no ser suficientemente queers". Pero pronto comprobamos que la historia no se va a centrar en Andy y Gabriel a través de su experiencia como padres de Jackie. La propia tensión que provoca la idea de afrontar una paternidad desconocida, aunque cuenta con un contexto amable y colaborativo en el que destaca la madre de Andy, Sandra (una estupenda Mary Doyle Kennedy) y en cierto modo un cambio de actitud en el padre de Gabriel, sin embargo provoca una crisis que pone en peligro la estabilidad de la pareja. Lost boys & fairies habla sobre todo de afrontar los traumas personales aceptándolos como parte de nosotros mismos, y reflexiona sobre la construcción de las relaciones teniendo en cuenta el peso emocional que cada uno soporta, abordando temas complejos como la salud mental o el acoso. La diferencia entre Andy y Gabriel es que el primero ha contado siempre con el apoyo de su familia, mientras que el segundo ha sufrido la incomprensión y ha experimentado el entorno de las políticas homófobas del gobierno de Margaret Thatcher y la forma condenatoria de afrontar el SIDA, con una referencia a aquel spot publicitario Monolith (1987), dirigido por Nicolas Roeg, una campaña que estigmatizaba a las víctimas a través del miedo. El creador de la serie, Daf James, toma una decisión que ha dividido a los espectadores, pero que se puede considerar acertada como una manera de enfocarse en el tema central, que es la forma en la que se pueden relacionar personajes que atesoran un pasado traumático, lo que a pesar de todo ofrece una lectura optimista. También hay algunos clichés que hemos visto últimamente en otras series como Red flags (atresplayer, 2024), como la representación de las citas online como si fueran sinónimo de relaciones tóxicas y peligrosas, y puede resultar poco creíble que los Servicios Sociales acepten en el programa de adopción a una persona que ha sufrido diferentes adicciones. Pero Lost boys & fairies es un emocionante drama musical que se sostiene en unas interpretaciones excelentes, aborda temas importantes y toma decisiones valientes que desestabilizan a quienes quieren encontrar otra historia más de gays simpáticos.
En este sentido es un documento fascinante, no solo tremendamente valiente, en la forma en que aborda cómo una víctima de abusos sexuales intenta salir del círculo vicioso de un trauma que no termina ni siquiera cuando el acusado acaba en la cárcel. Como se cuenta en la sitcom, cuando Mark O'Sullivan tenía 30 años y descubrió que él no había sido la única víctima de su tío Steve, decidió denunciarle, llevándose a cabo un juicio en el que fue condenado. Precisamente la fiscal de este juicio está interpretada por la misma actriz, Cariad Lloyd, que interpreta a su tía, la esposa del abusador y la que le introdujo en el entorno familiar. El reproche de Mark O'Sullivan convirtiendo a un familiar en el mismo rostro que la defensora del culpable, expone la manera en que presenció la incredulidad de algunos miembros de su familia, un silencio cómplice que se revela habitualmente como uno de los factores decisivos para la impunidad de los culpables. Pero My sexual abuse: The sitcom (Channel 4, 2024) no funciona solo como una especie de terapia personal, sino que muestra algunos de los aspectos más destacados de los casos de abusos. La conversación con su esposa Jenny mientras pasean revela cómo el pasado permanece constantemente: "Una parte de ti sigue atrapada en ese niño". Esta inteligente percepción desde una persona cercana refleja cuál es el grado de profundidad de las cicatrices psicológicas que provoca el trauma, quizás el aspecto más difícil de abordar, que no se resuelve con una disculpa ni con una sentencia judicial. Otro de los acompañantes en este proceso es el actor Miles Chapman, amigo personal de Mark O'Sullivan, y con el que protagonizó la serie Lee and Dean (Channel 4, 2017-2019). "Quizás podría haber escrito simplemente un poema", le dice mostrando algunas de sus incertidumbres. Pero la conclusión más importante del programa y la sitcom es también la más relevante: al contar su historia, Mark O'Sullivan tiene la posibilidad de construir su propia narrativa, no la impuesta por el abusador. Este control se convierte en la herramienta más efectiva como terapia, al crear él mismo la forma en que quiere narrar su experiencia; por ejemplo, no dando una sola línea de diálogo al tío Steve. Por primera vez, no es el abusador el que impone los hechos, lo que ofrece una perspectiva muy profunda sobre la necesidad de dar voz a las víctimas.

Como ya comentamos cuando repasamos los premios concedidos hace unas semanas por el Sindicato Italiano de Periodistas Cinematográficos, los Nastri d'Argento - Grande Serie, la última producción de la televisión pública logró el Premio a la Mejor Serie del Año, y ha conseguido altos índices de audiencia en Italia. Su estreno el pasado 8 de enero coincidió en prime time con la nueva edición de Gran Hermano, y fue la serie la que ganó la batalla por la audiencia, con un share del 23,47% (4.459.000 espectadores) frente al 18,41% (2.562.000 espectadores) que logró el reality. La repercusión de esta historia la ha llevado ya a ser estrenada en numerosas televisiones públicas de Europa, siguiendo el éxito que han tenido otras series basadas en populares obras literarias, como La amiga estupenda (RTVE Play, 2018-), con la que La storia (RAI, 2024) puede compararse a nivel de producción. Bajo la dirección de la cineasta Francesca Archibugi (1960, Italia), ganadora del premio de Dirección Novel en el Festival de San Sebastián por Mignon vino a quedarse (1988) y dos veces seleccionada en Cannes con La gran calabaza (1993) y Domani (2001), esta crónica sobre la propagación del fascismo en Italia está protagonizada por Ida Ramondo (Jasmine Trinca), una profesora de escuela que vive en el barrio de San Lorenzo en Roma a las puertas de la Segunda Guerra Mundial. Su hijo adolescente Nino (Francesco Zenga) ha comenzado a introducirse en los círculos de los camisas negras de Mussolini, y la presencia de soldados alemanes en Italia durante 1940 comienza a ser notable. Ida sufre una violación en su propia casa por parte de uno de estos militares nazis, lo que desemboca en el embarazo de su hijo Giuseppe, que será el principal protagonista de la narración. A lo largo de varios años, conocemos las vicisitudes de esta madre para tratar de sobrevivir junto a su hijo, mientras Nino pasa de las camisas negras a formar parte de las milicias partisanas en contra de los fascistas. Basada en la novela La historia (1974, Ed. Lumen), una de las obras más populares de la escritora Elsa Morante (1912-1985, Italia), que ya fue llevada a la pantalla en la miniserie dirigida por Luigi Comencini La historia (RAI, 1986), este drama se presenta con un tono épico en torno a la capacidad de supervivencia de una madre y su hijo, y el sentido de comunidad y solidaridad en medio de la guerra.
El alto nivel de producción de la serie se refleja al final del episodio Giuseppe (T1E2), cuando se reproduce el bombardeo que sufrió Roma en 1943, que afectó especialmente al barrio de San Lorenzo, en el que el apartamento de Ida es literalmente destruido, dejándola sin hogar y sin trabajo. Es una secuencia muy bien realizada, con un montaje cuidado que muestra la desolación de una población que hasta ese momento no parecía ser consciente de las consecuencias de la guerra. Aunque no incluye parte del trasfondo familiar de la protagonista, especialmente la enfermedad de su marido, la serie es particularmente fiel al desarrollo de la novela, de manera que se configura como un melodrama en el que Ida debe enfrentarse a todo tipo de desafíos, desde el hambre que provoca la guerra hasta la educación de su hijo Useppe (Mattia Basciani) y las complicaciones que van provocando el trauma y el dolor que se manifiestan a lo largo de los años en el niño, que comienza a sufrir ataques de epilepsia, una enfermedad sobre la que no había tratamiento en la época. La directora Francesca Archibugi tiene la capacidad de mostrar el horror del antisemitismo desde la mirada de Ida (ella misma descubre que tiene ascendencia judía), a través de escenas dramáticas que lo reflejan sin mostrar la violencia de forma directa. En el episodio Eppetondo (T1E3) una secuencia que muestra un tren de mercancías en el que han sido introducidas familias que enfrentan un destino terrible, tiene un efecto emocional muy profundo, aunque solo veamos los ojos de quienes están encerrados en el vagón. El episodio también es la presentación de Eppetondo, un nombre ficticio que le asigna Useppe al alegre napolitano Giuseppe Cucchiarelli (Elio Germano), uno de los personajes más significativos de la novela, que ejerce como una figura paternal y acabará dejando una huella imborrable en el niño. Hay grandes interpretaciones en La storia, encabezadas por una excelente Jasmine Trinca que compone una protagonista cuyo carácter introvertido contrasta con el pundonor con el que hace frente a las adversidades, especialmente preocupada por sus dos hijos: Nino, que a veces la trata con severidad, y Useppe, que sufre progresivamente las consecuencias psicológicas del trauma. Destaca el actor Francesco Zenga, debutante en esta serie, que construye a Nino con la complejidad de un joven que está en constante conflicto y rebeldía, incluso cuando acaba la guerra, mientras que un buen trabajo de dirección extrae del niño Mattia Basciani la expresividad de un personaje difícil. El joven anarquista Davide Segre (Lorenzo Zurzolo), para quien el final de la guerra supone una cierta pérdida de utilidad, entregándose a las drogas, o la prostituta Santina (Asia Argento), que busca una familia en el apartamento compartido de Roma en el que Ida ha comenzado su nueva vida, como una huida de la violencia que recibe por parte de su novio y proxeneta, conforman parte del entorno de la protagonista, siempre ayudada por Remo (Valerio Mastandrea), el dueño de un bar que también ha logrado sobrevivir al fascismo, los bombardeos, la guerra y la llegada de los aliados. Con las características épicas que necesita este relato, La storia es un excelente drama que tiene textura cinematográfica y una emocionante adaptación de una de las novelas más populares de la literatura reciente. ______________________________________Películas mencionadas:
El padrino se puede ver en Netflix y SkyShowtime.El triángulo de la tristeza de puede ver en Movistar+.