Revista Cultura y Ocio

Las mentiras del lector

Por Mientrasleo @MientrasleoS
Las mentiras del lector
     "Que otros se enorgullezcan por lo que han escrito, yo me enorgullezco por lo que he leído."
     Jorge Luis Borges.
     Parece que fuera una moda de los últimos años hablar de libros no leídos, presumir de ellos, tal vez incluso pasearlos. Sin embargo, desde que el hombre tuvo capacidad de hablar, la usó para presumir, y, por lo tanto, también para mentir. Es más, podría afirmar sin dudarlo que exactamente igual que hay títulos que la gente parece jactarse de no haberlos leído, véase El Quijote es un tostón, nadie aguanta al infumable Ulysses o nadie en su sano juicio leería (poner aquí título) de Pynchon, hay otros con los que sucede justo lo contrario: esos son los títulos malditos que todos afirman conocer o leer, pero que si pusiéramos un examen, muchos se verían en serios apuros. No con todos, claro, muchos han visto la película, ya que en su mayoría se trata de libros harto conocidos y, si bien no demasiada gente ha leído El nombre de la rosa, la inmensa mayoría te dirá que leyéndolo no pudo evitar poner a su protagonista la cara de Sean Connery.
      Haciendo un ejercicio de sinceridad me gustaría saber cuántas personas pasaron de aquella versión infantil de Moby Dick a la novela de Melville, o si nos ha servido con ver las adaptaciones de las obras de Austen, o cuántos han leído Expiación pese a casi todo el mundo le gustó la película. Pero tampoco necesitamos irnos al cine para evitar un libro, no. Platero y yo, estoy segura de que pocos levantarían la mano si estuviéramos en un examen, incluso El principito se cuenta entre esos libros hablados más que leídos haciendo un buen dúo con El guardián entre el centeno. Y así nos va, ni más ni menos. Presumir de parecer, de saber, de conocer e incluso de leer. Que dicho así suena bastante feo, pero en el fondo es lo que hay. O mejor, demos la vuelta a lo mismo, porque realmente, si habla tanto de determinados libros, que es casi como si lo hubiéramos leído. Nos suena tanto que es prácticamente imposible que capten nuestra atención porque la relectura es un hábito en desuso casi una excentricidad. Y si uno ya conoce la historia, la primera lectura es justo a lo que suena.
     Y es que, por mucho que nos fastidie eso que tanto se comenta del tema del postureo lector, seamos sinceros... algo de eso, hay. Y entre los que nos cuesta confesar haber leído y aquellos que se van dejando, está el punto intermedio en el que nos hayamos todos los lectores. Aunque, eso sí, leer leemos. Y, por supuesto, lo disfrutamos. Al menos yo. Cada vez más.
     Confieso que no he leído, ¿quién se anima? Yo no he leído Las olas, de Virginia Woolf. Que no se diga que no abro mecha.
     Gracias.
     PD: No vale decir La Biblia.
            Ni el Kamasutra.

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