Revista Opinión

Las mentiras del trifachito

Publicado el 12 abril 2019 por Carlosgu82

La derecha, como siempre, desleal con la verdad, pero esto es algo normal en nuestra historia democrática. El PP, cuando gobiernan los socialistas, suele exagerar las falsedades, pero, tal vez nunca había llegado a extremos como los actuales contra el gobierno de Pedro Sánchez. Está claro que para la derecha no existe el respeto a las normas éticas y democráticas, para estos mentirosos compulsivos, falsear los hechos sólo es un atajo para llegar al poder, y lo hacen sin ningún rubor, repitiendo hasta la saciedad que todos deberíamos ponernos en guardia ante quienes quieren romper España o en calificar al actual presidente del Gobierno como ilegítimo, e incluso llegando al dislate de acusarlo de tener las manos manchadas de sangre.
Y es tal el afán de mentira que las derechas mantienen, que llegan a recurrir a términos como el de traición, humillación y cesiones deshonrosas que nunca han existido, porque el Gobierno, lo único que ha expresado de manera clara y concisa es su voluntad de buscar una vía política apropiada para resolver el problema de Cataluña y hacerlo desde el marco de la ley y la Constitución.
Pero, claro, mientras todo esto se dice, ¿qué sucede? Que no muestran su programa electoral. No se preocupan de los temas ambientales, no dicen nada de su política fiscal, o de qué piensan hacer con las pensiones, o cómo van a impulsar la lucha contra la violencia de género, o sobre la eutanasia, la igualdad, el paro y tantos otros problemas reales que la sociedad tiene derecho a conocer. No responden a esos bloques de preocupación general. Decir mentiras, o cuando menos engañar es prioritario, en realidad no les interesa nada de lo que sucede a su alrededor, sólo piensan en llegar al poder.
Veamos el ejemplo ahora de Vox cuando Rocío Monasterio habla sobre la economía, y falazmente defiende que en España hay una política de impuestos confiscatoria. Esta señora aduce que en este país un mileurista es en realidad un dosmileurista atracado por el Estado, ya que en su nómina se le está descontando el 50% para dárselo a las autonomías. Este disparate que ella quiere difundir intencionadamente, es tan fácil de desmontar como que una persona al tener un sueldo bruto anual de 24.000 euros, y siendo la retención del IRPF de un 13,5% por ciento, dispone de un sueldo neto, sólo contando con las doce pagas, de unos 1.600 euros al mes; nunca 1.000, como afirma esta embaucadora, manipuladora y mentirosa señora.
Otro caso exagerado y mendaz es el de Pablo Casado cuando afirma que Pedro Sánchez tiene las manos manchadas de sangre. Y no es un exceso verbal, que va, en absoluto, lejos de retractarse y reconocer su insolencia sigue afirmando con una convicción forzada el hecho llegando a inventar que el propio PSOE llamó a Aznar asesino por participar en la reconstrucción de un país. Un país, eso sí donde no había armas de destrucción masiva, sino intereses petrolíferos de su socio norteamericano. Y que nos trajo un daño colateral brutal e inédito en la historia de España: los atentados del 11M.
Lo que deberían hacer estos señores es trabajar para que los intereses de su partido estén alineados con los intereses de su país. Y lo que les pasa a estos ultraliberales es que sus intereses y los de España no están alienados. El dilema que se aborda no es si el rival hace o deshace, sino si uno quiere o no quiere liderar a su pueblo hacia el bienestar y la modernidad. Y, cuidado, la triple derecha que viene con la propuesta de suprimir la autonomía de Cataluña, si gana, se sentirá legitimada para hacerlo. Una conducta infalible para el desastre.
La derecha de Colón, el “trifachito”, sabe que las posibilidades de que España se rompa son las mismas que de que encuentres la olla de oro del duende bajo el arco-iris. Ellos no defienden en realidad la unidad de España, sino su unidad particular, la unidad de la autocracia.
Lo malo es que la izquierda se divide siempre, y los nacionalistas siguen en su estúpida utopía. Se cuenta una historia sobre la I Guerra Mundial relativa al Ejército Francés cuando envió un parte de guerra a su Gobierno donde declaraba que el flanco derecho retrocedía, el flanco izquierdo se disgregaba y el centro de las fuerzas se hundía. Terminaba con la orden del jefe de las fuerzas francesas Robert Nivelle de atacar. “No nos queda otra” decía el general. Ahora pasa lo mismo, pero el ejército somos los hombres y mujeres del pueblo español, hay que ir a la ofensiva. Hay que ir a votar. No obstante, los franceses ganaron esa batalla.


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