Después de la presentación de las novedades vamos al grano con el tema de hoy, que se trata de una nueva entrega del diccionario de síntomas: esta vez, hablaremos del dolor de cabeza y las migrañas, así que ahí vamos!
Los dolores de cabeza, las migrañas... son viejos conocidos para casi cualquier persona, y tanto es así que no se les suele dar mayor importancia, enseguida que sentimos alguna molestia tomamos algo para calmarla y seguimos con lo que estábamos haciendo. Pero llegó el momento de investigar un poquito más, y ver si podemos sacar algo bueno de estos padeceres, si, se que suena raro, pero de todo dolor se puede aprender algo, y ahora veremos de que manera.
La cabeza es el centro de operaciones del cuerpo. Allí están las neuronas, el cerebro y la puesta en marcha de los 60 mil pensamientos que el ser humano tiene al día. ¿Sabías que de esos 60 mil pensamientos casi un 80 por ciento suelen ser negativos? y además de ésto, sólo una pequeña cantidad son pensamientos nuevos. Es decir, que pensamos y damos vuelta a las mismas cosas todos los días, casi todos los pensamientos que tenemos son los mismos desde hace años.
Y luego nos quejamos de sufrir migrañas y dolores de cabeza.
Las migrañas y los dolores de cabeza responden a las emociones, y estas a los pensamientos.
Este es el motivo de que sean tan frecuentes, ocurren muy seguido y solo se las atiende con algún paliativo momentáneo para calmar el dolor.Si de estos 60 mil pensamientos diarios la mayoría son negativos y sólo son nuevos unos pocos contados con los dedos de las manos, inevitablemente esto tiene que hacer mella en el organismo. Y la cabeza lo refleja.
Los dolores de cabeza y las migrañas, responden a una emoción que a su vez fue generada por un pensamiento, por eso cuando ocurre es bueno pararse y observar: ¿Que estaba yo pensando en ese momento?
Por otro lado tiene que ver también con la autoexigencia . El pretender ser "perfecto". Considero que este tema de ser exigente con uno mismo está sobrevalorado. Recuerdo hace años, cuando asistía a entrevistas de trabajo en grupo, siempre había tres o cuatro candidatos al puesto a quienes cuando se les preguntaba, ¿Cuál es tu mayor virtud y cuál es tu mayor defecto? En respuesta al defecto, mencionaban uno pero lo disfrazaban de virtud: "soy muy exigente conmigo mismo". Yo pensaba que eso no era sincero, se supone que un defecto tiene que ser algo malo o semi- malo, no algo que a la empresa le beneficiaría el 100 por 100.
Claro, para el contexto búsqueda de trabajo-entrevista-selección de personal-nervios, es una respuesta que no está nada mal, es más, es bastante buena por que nos puede mostrar como personas realmente aptas para determinado puesto, el problema viene cuando lo extendemos a la vida real. Cuando las 24 horas del día la persona se está sobreexigiendo por encima de cualquier cosa.
Por eso creo que como muchas cosas, la autoexigencia está sobrevalorada. Creer que sólo UNO es capaz de hacer las cosas bien, y no soportar relegarle tareas a otro, o pedirse más y más, es una manera de asegurarse una presencia que no se tiene, de confirmar una existencia a cambio de sacrificios. No lo veo como una virtud, y mucho menos como un defecto "bien visto"para ponerse la capa de Superman.
Cuando se presentan los dolores de cabeza, tenemos que detenernos a pensar de que manera estamos siendo injustos con nosotros mismos, de que manera no nos estamos escuchando o dándonos el lugar que queremos, de que manera trasladamos esa percepción a los demás, y creemos que ellos son los que nos tratan mal. Que emociones o sentimientos se están reprimiendo y hacen estallar tu cabeza.
Cuando sucede lo mismo durante un largo tiempo, el cuerpo se acostumbra. Está entrenado para que reaccione de la misma manera durante años, entonces ante cualquier disgusto o situación que creemos injusta, que nos da miedo, etc, la primera reacción es el dolor de cabeza o la migraña. Tenemos que desacostumbrar al cuerpo. Hacerle entender que hay otra reacciones posibles ante cualquier situación incómoda.
La cabeza es "Padre", ya sea real o simbólico (por ejemplo el estado, el gobierno) digamos que es a quien uno atribuye la labor de protección. Cabe preguntarse si hay o hubo algún conflicto en esta línea. Hay que llegar a la base del asunto, ver de donde viene, además de observar la situación en que sobreviene el dolor de cabeza, podemos investigar el proyecto sentido, el árbol genealógico y buscar pistas que nos ayuden a entender: ¿Para qué me duele la cabeza? ¿Para qué tengo esta migraña? y al encontrar las respuestas, ya estamos visualizando un nuevo camino, que podemos transitar sin el intento de protección de la naturaleza reflejado en el síntoma.