Cuando en 1975, en medio de unas obras de urbanización del barrio de Can Tintorer en Gavà, surgieron los primeros agujeros, poco se imaginaban los arqueólogos que iban a encontrar el yacimiento minero de época neolítica más antiguo de Europa. Estas minas, que están excavadas dentro de las pizarras silúricas del llamado Garraf Negre, explotaban la variscita, un mineral semiprecioso de color verdoso que durante el neolítico fue muy valorado como adorno, siendo producto de un gran comercio. Por ello se han encontrado joyas de variscita gavanense en lugares tan alejados como Huesca o el sur de Francia.
Formadas por más de un centenar de puntos de extracción dispersos, ya sean pozos más o menos profundos o minas en galería de bastante complejidad, estas minas estuvieron en activo desde el Neolítico antiguo (hace unos 6.500 años) hasta el Neolítico Medio (hace unos 4.500 años). Posteriormente, en época iberoromana ( ver Les Sorres, el yacimiento que se quiso esconder con excavadoras y hogueras) también se explotaron, pero esta vez para la obtención de hierro.
El yacimiento de las Minas de Gavà, ocupando unas 250 hectáreas y declarado Bien Cultural de Interés Nacional (BCIN) en 1996, ha permitido la recuperación de gran cantidad de utensilios mineros, así como de restos de cerámica cardial. Sin embargo, los hallazgos principales han sido un raro collar de coral rojo, un cráneo humano con señales de trepanación, y la estatuilla conocida como Venus de Gavà.
Para la difusión y didáctica de este patrimonio histórico, en 2007 se inauguró el Parque Arqueológico Minas de Gavà, un espacio de 4.000 m2 que, poniendo en contexto el yacimiento mediante la reproducción de una mina y varios dioramas, permite reproducir la vida de esos mineros de hace miles de años.