Y lo más jodido es que no se va a notar
A tres día de la gala de los Goya y una nueva polémica enciende los humos de los ya calentados señores del cine en la pequeña pantalla. Carlos Cuadros, presidente del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA), ha decidido eliminar las ayudas que se otorgaban a los telefilms y miniseries españoles para televisión. Fue su antecesor, Ignasi Guardans, quien un año antes aplicó la medida, con el objetivo de impulsar dichos formatos.
Durante el año 2007, nada más y nada menos que 5'2 milliones de euros fueron concedidos a 25 producciones que se animaron a catar el sector de la TV Movies y miniseries, intentando visualizar una nueva oportunidad de mercado rentable que salvase las ganancias y la dignidad en la televisión. Esas subvenciones fueron, además, otorgadas sobre proyecto y anduvieron entre los 120.000 y 150.000 euros para las Tv Movies y los 200.000 y 300.000 euros para las miniseries. Gracias a estas ayudas se estrenaron títulos como La princesa de Éboli o Alakrana.
Una de las cadenas más afectadas por la medida podría ser TVE, una de las fuertemente implicadas en la producción de este tipo de formatos y con una preocupación aún mayor teniendo en cuenta la difícil siuación económica en la que se encuentra, debido a la no emisión de publicidad a la que está sometida. Desde las asociaciones de productores ya se están movilizando en contra de la decisión del ICAA, a quién han enviado una misiva en la que exigen una reunión urgente.
A decir verdad, el sector de las miniseries y telefilms que se estaba gestando en el ámbito nacional, no había adquirido aún la calidad y versatilidad necesarias como para representar un fuerte enclave en la caza de audiencias en España. Sin embargo, no se puede negar que quizá, con su evolución, hubiera podido constituirse como un fuerte foco emergente de ideas originales. Sobre todo para aquellos semi-desconocidos directores promesa que comienzan su andadura en los cortos y que tienen en las Tv Movies la oportunidad de acceder más fácilmente al siguiente escalón de su trayectoria. Y como decía, lo jodido es que no se va a notar de cara a lo que suponía en calidad a una cadena, pero podría haberlo hecho con mejores producciones con el tiempo, factor que se le ha negado.
Esta polémica se une al monumental cabreo que ya tenían los profesionales de la industria cinematográfica española y la sociedad en general con la Ley Sinde. Si esta es la manera de impulsar nuestro producto nacional mal vamos, no progresamos al futuro, retrocedemos constantemente.