Revista Opinión
El Rey, el pasado 8 de abril, en la catedral de Palma, donde acudió a la Misa de Pascua y en la que faltó la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin.
La izquierda quiere amargarle al Rey su primer acto público tras el safari.
Tras años de insistencia, en los que la mayor parte de las preguntas sobre la Jefatura del Estado han caído una y otra vez en saco roto, los grupos minoritarios en el Congreso de los Diputados han optado por una segunda táctica: la creación de una comisión de investigación que examine al detalle a la Corona y en especial sus “actividades económicas”. Los promotores de la Comisión (los grupos de La Izquierda Plural, ERC y BNG) justifican la necesidad de dicho organismo ante los últimos escándalos que han rodeado a la Familia Real, desde los negocios del duque de Palma, Iñaki Urdangarín, a través del Instituto Noos, a la polémica cacería de elefantes en Botsuana, en donde el monarca sufrió un accidente que le ha mantenido apartado de las actividades oficiales durante 49 días de rehabilitación. Un viaje que, en opinión de los grupos firmantes, “puso en evidencia dudas respecto al preceptivo refrendo gubernamental de los actos del Rey”, y dejó patente “las cuestionables actividades del Jefe del Estado en sus viajes al exterior”.
“Estos hechos –añaden los diputados– han puesto de manifiesto la falta de fiscalización económica y política del Jefe del Estado y de la Casa y Familia Real, así como el dispendio que realiza con dinero público”. Promovieron la iniciativa los diputados Ricardo Sixto y Joan Coscubiela, de La Izquierda Plural; Alfred Bosch, Joan Tardà y Teresa Jordá, de ERC, y Francisco Jorquera y Olaia Fernández Dávila, del BNG. Dichos grupos piensan que la Comisión de Investigación debe adoptar medidas de transparencia y control parlamentario de la acción del Jefe del Estado y la Familia Real, especialmente en su actividad económica. Sobre todo cuando las “las iniciativas realizadas desde diferentes grupos parlamentarios para profundizar en la fiscalización y transparencia de la Casa y Familia Real han sido en buena parte rechazadas por la Mesa del Congreso y las preguntas que han sido formalmente respondidas no responden a las preguntas planteadas”.
Joan Coscubiela hace hincapié en que para que se cambie el estatus de la Casa del Rey y se pueda pensar incluso en una República, para que, “sobre todo”, la monarquía sea realmente “parlamentaria”, como dice la Constitución, y dé “explicaciones”, es “imprescindible picar piedra”. E insiste en que “hay que presionar para que esta monarquía parlamentaria no se convierta en una monarquía absolutista”. El diputado de ICV deja claro que no les importará que se les tache de “utópicos” o “ingenuos” por plantear una solicitud con la que lo único que pretenden es poner fin “al profundo deterioro de la democracia” que vive el país. “Ésta es una monarquía parlamentaria y de lo que se trata es de que la Monarquía rinda cuentas al Parlamento”, explica Alfred Bosch, diputado de ERC.
Los citados grupos proponen un calendario de trabajo de cuatro meses con una comisión que esté formada por 18 miembros (cinco del PP, cinco del PSOE, dos de CiU y dos de IU, uno del PNV, uno del UPyD y dos del grupo mixto), en representación de toda la cámara y cuyo voto será ponderado. La excusa del PP y del PSOE para rechazar esta iniciativa es la misma que la Mesa del Congreso aplica siempre que se registran preguntas sobre la Corona, que el control sobre esta institución “es materia ajena a la competencia del Gobierno”, que es a quien se hace el examen parlamentario cada miércoles. Un acuerdo permite que PP, PSOE y CIU rechacen todas las preguntas planteadas por Izquierda Unida sobre la cacería del Rey y el papel de la princesa Corinna como “representante” de don Juan Carlos. ICV, ERC, IU y BNG ya saben que el “recorrido” de la iniciativa será “corto”, que hay temas vetados de antemano y que, gracias a su insistencia, la Corona ha tenido que desnudar sus cuentas y hoy ya no se rechazan en bloque todas las preguntas parlamentarias. Además, el debate ya está “en la calle, y en la calle continuará”. Si los ciudadanos inquieren por el rey, por Iñaki Urdangarin, el Parlamento, concluye Bosch, “no puede ser marciano” y permanecer ajeno a esa discusión pública”.
Por cierto, el rey reaparecerá públicamente mañana para presidir en Valladolid el Día de las Fuerzas Armadas. Don Juan Carlos, que traspasó a su hijo, Felipe de Borbón, el trago amargo de la final de Copa, ha elegido para su regreso a la actividad un acto de perfil mucho más amable, libre de sobresaltos, en una ciudad conservadora y ante un colectivo, el militar, de obligada lealtad. Sin embargo, la izquierda parece dispuesta a amargarle la vuelta al monarca. IU, Equo, Ecologistas en Acción, el sindicato CGT y más de una veintena de formaciones de izquierda y plataformas ciudadanas de Castilla y León han convocado una manifestación en Valladolid, coincidiendo con la celebración del Día de las Fuerzas Armadas. Es el primer acto oficial del jefe del Estado fuera del palacio de La Zarzuela desde el pasado 8 de abril, cuando asistió en la catedral de Palma a la tradicional Misa de Pascua.