Cuando muere María muere la hija de Juan y Rocío, muere la hermana de Carlos, y también la mejor amiga de Ana Villares, con la que paseaba cada viernes por Reforma. Mueren también cuando muere María la amiga de Violeta, la de Marga, la de Juancar y Simón. Y muere la mujer a la que Peralta más quiso, a la que hoy pierde por segunda vez, y a la que aún abraza en silencio cuando duerme, a pesar del tiempo transcurrido y los consejos.
Cuando muere María muere también la mujer que cada tarde, entre las cuatro y las seis, paseaba con prisa a un perrito desclasado por el parque que está pegado a la radial, y muere la joven atractiva aunque un poco bizca pero muy correcta de la que Héctor Salvarroja, conductor de la línea 12 del Interurbano, hablaba a menudo a sus compañeros de ruta y a la que nunca invitó a tomar un refresco en la terracita de La Particular, como él habría querido, porque le faltó el arrojo necesario para hacerlo.
Cuando muere María mueren una compañera de cadena de montaje silenciosa, siete vecinas, doce conocidas, la paciente favorita de un dentista y un amor callado, tan secreto que por más que nos empeñemos nunca sabremos una palabra más de él.
Cuando muere María sucede, en realidad, un genocidio del que la humanidad no se recuperará jamás. Sus cadáveres, la suma feroz de sus ausencias, caben sin problemas en el ataúd de gama media sobre el que su madre llora hoy desconsolada las muertes de María. No hay espacio en el mundo, sin embargo, que pueda contener su dolor.LAS MUERTES DE MARÍA (Fernando León de Aranoa)
Viene al caso. Un año más. Porque de nuevo es 25 de noviembre, el "Día internacional contra la violencia de genero", el día en que una vez más recordamos a tantas y tantas mujeres víctimas del machismo en nuestro país y en todo el mundo. Mañana o pasado, ya nadie se acordará de ello excepto si aparece un nuevo titular al ser asesinada de nuevo alguna mujer o desgraciadamente la sangre nos salpica de cerca al conocerla.
Por eso hoy, igual que antes, me gustaría que leyeras este microrelato del libro "Aquí yacen dragones" de Fernando León de Aranoa, para ver si así, de una manera simple somos capaces de comprender que cuando María muere asesinada, morimos todos y que nuestra cobardía y silencio cotidiano no es más que el cómplice necesario para que los machistas sigan asesinando.
Me gustaría también que este artículo en mi blog sirviera para mostrar mi condena al doloroso asesinato de ayer en la vecina localidad de Fuenlabrada. Alía Díaz tenía 26 años y fue asesinada "presuntamente" por el hombre que hasta ese momento era su pareja. La degolló con un arma. Estaba embarazada en ese momento. (Noticia)
Un nuevo 25 de Noviembre "Día internacional contra la violencia machista" porque Alía, María, ellas y nosotros, todos, seguimos siendo ASESINADOS. Que nunca debamos escribir esta "Carta a mi compañera muerta".