La mujer celta contaba con una situación y unos derechos impensables en sus contemporáneas del mundo llamado civilizado, griegas y romanas.
Hubo en el mundo celta reinas, guerreras, embajadoras, druidesas; podían heredar, participar en la vida social, controlar sus propiedades o pedir el divorcio. Las tumbas de las llamadas 'princesas de Vix' o 'Reinham' muestran una forma de enterramiento que normalmente estaba destinada a los reyes o grandes guerreros.
De esas mujeres no sabemos su nombre, pero han pasado a la Historia otras como Maeve, Oife, Boudica, Eponina, Cartimandua y Onomaris, que tuvieron su continuidad en el celtismo cristianizado con Brígida. En uno y otro caso, llegaron a escandalizar Roma, tanto la clásica como la católica, que no veía con buenos ojos el poder de aquellas mujeres.
La declaración de una esclava gala a su ama romana indica que las mujeres de la Galia elegían con quién querían casarse, tras conocer todos los aspectos de todos los jóvenes candidatos. Otros textos romanos citan la costumbre de la mujer compartiendo lecho con los hermanos del marido o con los invitados.
Fuente:- "Breve Historia de los... Celtas" -Manuel Velasco.