Revista En Femenino

Las mujeres estamos aquí, no somos extrañas

Publicado el 31 mayo 2013 por Daniela @lasdiosas
El 12 de diciembre de 1945, Nela Martínez, comunista ella, la primera mujer parlamentaria en la historia del Ecuador fue aplaudida de pie por los otros congresistas, incluso los contrarios a su posición política. “No me siento extraña en esta sala, porque este puesto lo han conquistado las mujeres de mi patria en todas las jornadas de la historia ecuatoriana. En la colonia, durante la independencia y en la república, miles de mujeres anónimas soñaron con una sociedad más humana y más justa, para sí mismas y para sus hijos” dijo en un brillante discurso. (1) Sesenta y ocho años después, le siguen otras mujeres, que también harán parte de la historia, pues es la primera vez en el país que una mujer, que además tiene 29 años, ocupa el cargo de presidenta de la Asamblea Nacional cuya directiva también está por primera vez en la historia integrada por tres mujeres. La primera vicepresidenta, otra joven mujer, también recordó el camino recorrido por las mujeres en su discurso de posesión pronunciado en el mismo salón plenario de la Asamblea Nacional, llamado precisamente Nela Martínez en honor a esta gran lideresa ya fallecida: “Las mujeres estamos aquí. El Congreso de la partidocracia del año 94 al 96 les dejó a las mujeres el 4.94 por ciento de participación. El Congreso de la partidocracia de los años 96 al 98 permitió la participación de tan sólo un 3 por ciento de mujeres. Las mujeres hemos vuelto y estamos aquí. Somos el 40 por ciento de este parlamento. Cifra histórica. Dirigimos el legislativo; nunca antes había sucedido esto. (…) Jamás hemos estado tantas. La Manuela Sáenz indomable, la Manuela Sáenz rebelde está aquí. La Dolores Veintimilla atrevida está aquí. La insumisa Nela Martínez está aquí. La igualada Dolores Cacuango está aquí. Han vuelto. Han regresado. Con ellas y por ellas, nosotros y nosotras gritamos presente”, dijo con marcado orgullo y convicción, recordando a las precursoras.(2)
La Asamblea Nacional ecuatoriana se ha llenado de nombres de mujeres, de voces fuertes que evocan a sus antecesoras y reclaman el reconocimiento pleno. Esta numerosa presencia de mujeres en la recién estrenada Asamblea no es una cuestión de suerte que surgió por arte de magia o porque el presidente es dadivoso y quiso que la presencia de mujeres fuera evidente. Esta presencia se debe al empeño de las mujeres que en Ecuador siguen haciendo conquistas en largas jornadas de lucha. En el 2008, representantes del movimiento de mujeres en Ecuador, en plena discusión de la nueva Constitución, ejerciendo su derecho a mandar como ciudadanas, exigieron que se incluyan principios fundamentales como la igualdad y no discriminación, la paridad, la justicia de género, el respeto a la diversidad y el carácter laico del Estado, entre otros. El artículo 116 de la Constitución ecuatoriana señala que “para las elecciones pluripersonales, la ley establecerá un sistema electoral conforme a los principios de proporcionalidad, igualdad del voto, equidad, paridad y alternabilidad entre mujeres y hombres”. Esto significa que desde el 2008, en Ecuador existe no sólo una alternancia secuencial en la relación de candidaturas, sino un sistema de paridad que señala que las listas legislativas deben estar conformadas por un 50% de hombres y 50% de mujeres.
Mientras tanto, en Perú, existe desde 1997 la llamada ley de cuotas, que en un principio exigía un 25% de presencia de mujeres u hombres, para aumentar un 5% en el 2001, lo que significa que en las listas electorales debe haber como mínimo un 30% de hombres o de mujeres. Esta exigencia ha sido importante para que tanto en el Congreso como en los Gobiernos Regionales y Locales las mujeres empezaran a ocupar cargos de elección popular, lo que se puede ver en que el número de mujeres en el Congreso, que en el 1993 sólo llegaba a 7, en las elecciones del 2006 llegó a 35, que representaba un 29% del total de congresistas. Por otro lado, en las elecciones del 2011, descendió a 28, es decir un 21% del total de 130 congresistas.
Este descenso en la representación expresa que no es suficiente la ley de cuotas y se requieren de medidas complementarias para avanzar hacia la igualdad en la representación parlamentaria y en los gobiernos locales y regionales. Por ello, las mujeres organizadas, feministas, instituciones no gubernamentales y el propio Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables están planteando nuevas medidas que posibiliten que las mujeres no sean sólo representadas por unas cuantas mujeres y por una mayoría de hombres, sino que puedan tener una mayor presencia de representantes, como sucede actualmente en el Ecuador y en Bolivia, gracias a las acciones afirmativas implementadas para este fin.
En esa línea, la primera semana de junio, se va a debatir en las Comisiones de Mujer y Familia y Constitución y Reglamento el Proyecto de Ley Nº 1779/2012, Ley de Alternancia de Género, que fue aprobado por el Consejo de Ministros y ha sido presentado por el Poder Ejecutivo al Congreso. El planteamiento central de este proyecto de ley consiste en colocar alternadamente en las listas electorales una mujer y un hombre o viceversa, de modo que se evite que las mujeres siempre aparezcan en los últimos lugares como relleno. La ley de alternancia es una medida que garantizará que las mujeres puedan tener una mejor ubicación en las listas porque, si no se adoptan medidas más avanzadas que la ley de cuota y la exigencia del 30%, las mujeres seguiremos siendo coladas en las listas, estaremos de relleno, como se dice, sólo para cumplir la ley, con pocas posibilidades de salir electas para los distintos órganos de elección popular. Así lo ha manifestado Marcela Huaita, viceministra de la Mujer, al señalar que “con esta propuesta se busca lograr la efectividad de la cuota de género y, por lo tanto, alcanzar la participación tanto de las mujeres como de los hombres en los órganos de elección popular”. (3)
Hay voces que se levantan en contra de estas medidas con el argumento de que va contra el principio de igualdad al dar preferencia a las mujeres u obligar que se las coloque en un porcentaje determinado o en lugares secuenciales en las listas para favorecerlas. Sin embargo, en sociedades en donde las discriminaciones en todas sus expresiones forman parte de la realidad cotidiana, tienen que impulsarse acciones afirmativas que ayuden a que los diversos colectivos que sufren esas discriminaciones, vale decir mujeres, indígenas, afroperuanos, etc., tengan posibilidades de expresar las visiones de sus colectivos y defender los derechos e intereses de quienes representan. Es importante mencionar este último punto, pues el hecho de que se potencie la participación de representantes de colectivos largamente excluidos de los espacios de poder tiene un potente efecto simbólico en la ciudadanía y en las nuevas generaciones. Las niñas, por ejemplo, al ver a otras mujeres en los cargos de representación, podrán soñar que ellas también pueden ser congresistas o alcaldesas y los niños sin dudar votarán por mujeres, pues ya habrán visto que estos espacios son también para ellas y no patrimonio masculino. Las acciones afirmativas, estoy segura, aportan al cambio cultural, a mover un poco las visiones discriminatorias sobre las mujeres y otros colectivos excluidos, a hacer un poco de mella al orden de género vigente. Sin embargo, es importante resaltar que no es suficiente llegar a los cargos de representación, sino que las mujeres que lleguen gracias a estas acciones representen realmente los intereses de las mujeres, que trabajen también con los hombres para romper las barreras tan persistentes y para eliminar las grandes brechas que existen aún entre hombres y mujeres.
Que más mujeres que aspiran a ser elegidas lo logren es un indicador de buena salud democrática de las sociedades. Que las mujeres electas luchen por los derechos de las mujeres y no reproduzcan los patrones patriarcales o las discriminaciones, como ocurre con frecuencia. Lo que esperamos es que sean capaces de defender nuestros derechos, como lo ha hecho la actual vicepresidenta ecuatoriana en su anterior cargo de asambleísta, en una fuerte discusión sobre el aborto y la posición de las iglesias en el asunto. “El aborto es un tema de salud pública”, dijo. “Las mujeres no legislamos como actos de fe. La ley no es una respuesta a los dogmas religiosos. Quienes quieran vivir de moralina y quienes mantener actitudes pacatas con temas de salud pública, que se confiesen el domingo.” (4) Esperemos que el Congreso apruebe la ley de alternancia de género y que más mujeres, como en los países vecinos ingresen al parlamento a defender nuestros intereses de género y a trabajar con los hombres parlamentarios para eliminar las brechas y discriminaciones que impiden que las mujeres gocemos en la práctica de iguales derechos.
Por Rosa Montalvo Reinoso
Notas:
1. “Nela Martínez, primera mujer en el Parlamento de Ecuador”, Red Voltaire, agosto del 2004. http://www.voltairenet.org/article121694.html 2. Asamblea Nacional del Ecuador, “Sesión inaugural, discurso posesión 1era vicepresidenta”, 15 de mayo del 2013. http://www.youtube.com/watch?v=QQChUsfWy9Y&feature=share 3. “Realizan segunda audiencia pública para impulsar Ley de Alternancia de Género”, Andina, 27 de mayo del 2013. http://www.andina.com.pe/Espanol/noticia-realizan-segunda-audiencia-publ... 4. “Intervención de la Asambleísta Rosana Alvarado, continuación de la Sesión 174”, 12 de julio del 2012. http://www.youtube.com/watch?v=TIqGt8wGt24&feature=share

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