Las mujeres que aman demasiado tienen poca consideración por su integridad personal en una relación amorosa. Dedican sus energías a cambiar la conducta o los sentimientos de la otra persona hacia ellas mediante manipulaciones desesperadas.
Es verdad en todos nosotros que cuando sucede algo emocionalmente doloroso y nos decimos que la culpa es nuestra, en realidad estamos diciendo que tenemos control sobre ello:
si nosotros cambiamos, el dolor desaparecerá. Esta dinámica subyace a gran parte de la culpabilidad que se adjudican las mujeres que aman demasiado. Al culpamos, nos aferramos a la esperanza de que podremos descubrir lo que estamos haciendo mal y corregirlo, controlando así la situación y deteniendo el dolor.