Revista Opinión

Las muletas engordan

Publicado el 14 mayo 2018 por Carlosgu82

He llegado a una conclusión aterradora: Las muletas engordan. Sí, como la televisión pero en la vida real. Y es que llevo un mes y medio con ellas y la ropa no me queda igual.
No me he pesado porque tampoco se me había ocurrido hacerlo antes de llevarlas y no vería la diferencia. También influye que mi báscula no funciona y no he considerado una prioridad arreglarla. No obstante, subir a ella sería toda una proeza dada mi torpeza baturra. Probablemente, en lugar de alzar el pie con el que me sostengo en precario equilibrio le habría dado una patada. Cosas del subconsciente.

Pero a lo que iba, mis lorzas in crescendo. He tomado la decisión de ponerme a dieta cuando pueda caminar bipodalmente. ¿Por qué no ahora? Porque en todas las dietas aconsejan beber, al menos, litro y medio de agua y yo soy como las muñecas Nenuco que toman biberón, según entra el líquido, sale de inmediato.

Las muletas engordan

Si ya de por sí es una tortura ir al baño tres veces por cada vaso de agua, con muletas se triplica ya que has de planearlo con antelación por la lentitud con la que me muevo si no quiero golpearme con las esquinas (quien dice esquinas, dice sofá, puerta, silla,…).

Así que, mientras llega mi momento, he pensado en cuidar mi alimentación, reduciéndola, básicamente. Peeeero, no he tenido en cuenta que nací sin fuerza de voluntad y, mientras me hacía el café con leche desnatada y sacarina esta mañana, he tropezado (no literalmente esta vez) con un polvorón de limón de las pasadas navidades. En mi vida me he comido uno de ese sabor, pues bien, éste ha sido el primero.

Creo que estoy abocada al fracaso en cuestión de pérdida de peso.


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