La fotografía de aquí arriba, tomada a principios de la década de 1930, muestra los restos de una de las dos poderosas naves del emperador romano Calígula que se encontraban en el Lago de Nemi al sur de Roma.
Los restos de los naufragios fueron excavados en 1929, siendo trasladados luego al museo de Roma. Por desgracia, en mayo de 1944 el museo fue completamente destruido por un bombardeo por parte de los aliados, y por esa razón ninguno de los dos ha sobrevivido hasta nuestros días. Los italianos acusaron a los alemanes por el ataque estadounidense, pero las piezas ya estaba perdidas.
Estos barcos fueron únicos. Eran monumentales y estaban repletos de una tecnología asombrosa: 70 metros de largo y 24 de ancho, un sistema de suministro de agua fría y caliente y baños. Para los placeres privados del Emperador, contaban con una gran sala de estar, cocina y dormitorio, en una especie de palacio flotante. Todo en mármoles, oro y marfil.
Se hallaron entre los restos, además, tornillos de Arquímedes -los más antiguos conocidos hasta ahora-, un ancla de patrón de almirantazgo extremadamente rara y bombas de pistón -se encuentran nuevamente recién en la Edad Media-. Ambos tenían un sistema de esculturas móviles con un sistema de rodamiento de bolas.
Los barcos eran un poco diferentes entre sí: uno era una galera, impulsado por remos; otro navegaba con la fuerza del viento.
Por qué Calígula decidió construir estos grandes barcos en el pequeño Lago de Nemi, sigue siendo fuente de especulaciones. En la antigua Roma, el lago era sagrado y no se permitía navegar en su superficie. Es probable que el clima amigable de la zona haya jugado un papel decisivo.
Estos anillos de latón se recuperaron del naufragio en 1895. Estaban montados al final de las vigas en voladizo para fortalecer la estructura del barco, cerca de las posiciones de los remos.
La pérdida de estas asombrosas estructuras estremeció en su momento a la opinión pública en todo el mundo. Varias asociaciones continúan considerando aun hoy un intento de recrear estos dos monumentos, hasta hoy sin éxito a raíz de su elevado costo.