Una vez digeridos los turrones y recogidos los regalos que con tanta ilusión ha recibido el Peque de parte del Tió y de los Reyes Magos, mañana toca nuevamente volver a la rutina y a coger el ritmo marcado por el horario escolar (y el de mi trabajo). Por suerte la reincorporación a la escuela ha sido pausada, pues el viernes el Peque ya tuvo colegio y, aunque costó levantarse (a los dos), salió de casa con muchísimas ganas de volver a las clases y jugar con sus amigos.
Pensaba que con la edad los niños cada vez vivían las Navidades con menos ilusión, pero no es así. Ahora, después de superar las cuartas fiestas navideñas del Peque, puedo aseguraros que a los 4 años ha disfrutado muchísimo más que los anteriores años y que las ha vivido más intensamente que nunca. Ha sido más consciente de todo, pero sin perder la inocencia.
No negaré que este año temía que por culpa de algun niño mayor “cabreado” o por algun descuido de los mayores, se enterara de tooooodas las verdades que se esconden tras el Tió y los Reyes Magos. Hoy en día los niños tienen las parabólicas siempre puestas y parecen más espavilados que nosotros. Pero no ha sido así. Si bien es verdad que este año al encontrar al Tió en el bosque no soltó tanto grito (supongo porque ya sabía de qué iba la cosa), lo ha vivido a tope. No ha faltado el día que lo mimara y le diera de comer y el día de cagarlo disfrutó más que nunca. Pensad que a los dos años le tenía pánico e incluso no dormía tranquilo por las noches y que a los tres años, aunque ya no le tenía miedo, se negaba a darle de comer.
También ha andado loquito con el tema de los Reyes Magos. En la cabalgata se quedó afónico de tanto cantarles, y de tanto que cantaba los pages no paraban de dirigirse a él para hablarle o sacarle a bailar entre los demás figurantes de la cabalgata. ¡Disfrutó muchísimo! Sin miedos y sin vergüenza.
Y lo que para muchos mayores podría resultarnos un coñazo…se lo ha pasado genial yendo de comilona en comilona a casa de los parientes, jugando con los primitos y comiendo todo aquello que le gusta tanto y que en estos días se le hace la vista gorda (chocolate, chuches,…). Vamos, que creo que las Navidades para un niño de 4 años se podrían definir como un montón de días de dulces, familia, juegos, parques infantiles, magia e ilusiones. No importa el tamaño o valor de los regalos, lo más bonito y lo que más les llena la cara de ilusión y felicidad es la magia de estos días.
Hoy ya hemos retirado los adornos, el belén y el árbol de casa. Hemos vuelto a esconder el Tió en la buhardilla. Y ya veréis que no nos daremos cuenta que ya estaremos nuevamente sacando el polvo a las figuras del belén.
Espero que vosotros hayáis disfrutado tanto como yo estos días con vuestros hijos. Para mí, tenerlo a mi lado estos días en los que yo también he tenido vacaciones, ha sido retroceder en el tiempo y llenar cada uno de estos días de pequeños grandes momentos.
Y a vosotr@s, ¿cómo os ha ido? contad, contad…