Una de mis épocas preferidas histórica y literariamente hablando es la victoriana. Y esta devoción no surge evidentemente por causalidad sino que va asomando con la lectura y el estudio de los grandes autores británicos de la época. El roce hace el cariño, ya sabéis. Escritores, digo, y escritoras, entre las que destacaría sobre todo a las hermanas Brontë- Charlotte, Anne y Emily, según mi orden de preferencias-, Elizabeth Gaskell y George Eliot. De las hermanas Brontë tenga un par de entradas que podréis encontrar picando AQUÍ, pero hoy vamos a centrarnos, si os parece, en la figura de Mary Ann Evans, más conocida como George Eliot.
Mary Ann Evan nació en 1819 en Warwickshire en donde pasó la mayor parte de su vida. Su completa educación le dio un gran dominio lector en francés e italiano. Fue una joven religiosa pero bajo a influencia de su hermano político acabó evolucionando hacia el agnosticismo. Tras la muerte de su padre viajó al extranjero, a Florencia, a España, para finalmente establecerse en Londres en donde conoce a George Henry Lewes con el que mantuvo una relación a todos los efectos, aunque no legal al ser él un hombre casado, que duró hasta la muerte de él. Ella falleció en 1880 en Londres, siete meses después de su boda con John Cross, viejo amigo de la pareja.
George Eliot (1819-1880)
De entre sus obras, publicadas bajo seudónimo por el gran prejuicio existente hacia las mujeres escritoras y para evitar el escándalo por convivir con un hombre casado, podemos destacar Silas Marner, El molino junto al Floss, Middlemarch y Adam Bede. George Eliot fue la primera novelista inglesa en escribir sobre la gente en sus trabajos cotidianos, retratando una gran variedad de oficios, tanto de la ciudad como del campo, con realismo y en detalle y en escribir sobre temas modernos como el existencialismo o el sentimiento de alienación.De todas las novelistas victorianas, George Eliot fue la más erudita y por la creatividad de su obra puede calificarse de la más adulta. Debido a esta evidente superioridad no es de extrañar, por tanto, que algunas novelas de su época le parezcan tontas obras escritas por damas sin nada mejor que hacer.
"Si, tal como se acepta universalmente desde hace tiempo, una gran preparación cultural no hace sabio a un hombre, una preparación cultural mínima basta para hacer sabia a una mujer. Y la modalidad más traviesa de la tontería femenina es la modalidad literaria, porque tienda a confirmar el prejuicio popular contra una educación femenina más sólida."
Las novelas tontas de ciertas damas novelistas es un breve y ácido ensayo- en realidad un artículo aparecido en la revista The Westminster Review- de apenas 60 páginas lleno de sarcasmo, ironía y mucho sentido del humor. Las novelas sobre las que pone su aguda pluma a escribir son las que denomina de "artimaña y confección", y la verdad es que el análisis que de las cualidades de estas novelas y de su heroínas hace Eliot saca al lector más de una sonrisa. Ridículas novelas como Compensación, Laura Gray, Rango y belleza, La vieja iglesia gris, que desde luego no aparecen en ninguno de los estudios sobre las grandes obras de la época pero que gozaron de cierta popularidad en su momento, son algunos de los títulos analizados en el ensayo.
Las novelas tontas de ciertas damas novelistas, estupendamente traducido por Gabriela Bustelo, es un librito curioso para los amantes de la literatura de la época y devotos de la prosa y la obra de esta autora, que se lee rápidamente y con gusto. Pero os recomiendo que, si no conocéis a esta autora, os leáis mejor alguna de sus novelas. Os gustarán.
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