Revista Opinión

Las nuevas tecnologías y la escritura tradicional

Publicado el 10 abril 2018 por Carlosgu82

   No es de extrañarse que los escritos de los jóvenes presenten problemas de caligrafía como de errores ortográficos cuando se está en los tiempos de los procesadores de texto. La vieja idea de no corregir mi escrito porque la computadora lo hace por mí, es dejar de lado el principio básico de la lectura: la relectura, esta misma permite abordar uno de los pasos para elobrar una buena escritura: la corrección. A medida que se vuelve a leer se notan los errores que en la primera escritura no se han podido traslucir. Pero, esta es una cuestión aparte. La verdad es que mientras más se dependa de un procesador menos uso se le dará a la hoja y al lápiz. Basta aclarar que no se busca dar prioridad a uno sobre el otro, sino dejar de creer que la teconología resolverá todos los problemas de la vida. Es cierto, su uso es muy práctico, pero resulta evidente aclarar que al abandonar prácticas tradicionales también dejamos atrás un arte que ha transitado por siglos en la humanidad, en diferentes contextos, con diferentes lenguas y plasmada en diversos materiales.

   El escribir a mano otorga una mejor consideración a lo que se escribe, porque mientras se crea grafemas (letras) a mano se desarrollan las habilidades cognitivas (percepción, concentración, elaboración, memoria; etc.) de una forma que tal vez, un procesador de texto no permita. El gusto por sentir un lápiz en las manos parece ser, únicamente, la pasión de un loco romántico. Es común, en el contexto educativo, escuchar los berrinches de los alumnos cuando tienen que copiar del pizarrón ni que hablar cuando se les pide elaborar una producción original (por ejemplo: un cuento). No está demás aclarar que esta es solo una realidad, ya que también están los alumnos a los que les gusta escribir, ya sea reproduciendo a creando.

   Cuando se dispuso a recolectar información sobre los procesos de caligrafía se encontró una tesis doctoral que refleja la enseñanza de la caligrafía en España desde el S.XVI al S.XX. En esta tesis hay un interesante subtítulo a considerar: La caligrafía es tierra de nadie. El autor, Ángel Gutierrez Cabero-profesor de diseño gráfico-expone que a pesar de que en los últimos cinco siglos haya sido cultivada con esmero, la caligrafía no ha sido considerada como disciplina ni mucho menos como ciencia. Sin embargo, aclara que hay propiedades formales y estéticas de escritura que existen en un nutrido corpus teórico, que se encuentra desarrollado a lo largo de una gran y extensa muestra de obras con una índole variada. Entre ellas, Gutierrez destaca:

a)  La larga tradición europea de los llamados <artes de escribir> que inaugura en España: Juan de Iciar.

b)   Los compendios históricos de la escritura y la caligrafía como los de Barona Cherp, Rufino Blanco o Alexandre Nesbitt.

c)   Las recopilaciones biográficas de calígrafos como la de Sinobas o las de Cotarelo.

 d)  Los estudios analíticos que buscan la recuperación de las técnicas, los procesamientos, las variedades escriturales del pasado y las obras de Edward Johnston y otros.

   En conclusión, este texto no expresa que los niños no escriben artísticamente, sino que no lo hacen de forma legible; y esto se debe al poco uso de la escritura a lápiz. La diferencia radica en que la letra artística puede ser legible, mientras que lo legible no siempre es artístico.


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