Revista Coaching

Las obras internas

Por Ipiera68 @Iciar_Piera
Las obras internas
"Al final todo va a acabar bien, y si no acaba bien es que aún no es el final." Película El Exótico Hotel Marigold.

Desde hace mes y medio mi casa está de obras. Todo empezó justo después de la fiesta del Holi que describo en la entrada anterior de este blog. Cuando llegué a casa con la pinta que veis en la foto de esa entrada deseando darme un baño y quitarme toda esa porquería para poder acostarme limpita, no sabía que mis planes iban a ser un poquito diferentes.
El termo del agua caliente se había estropeado, el agua caía por las paredes del baño y como consecuencia de la inundación el techo se había desplomado en la bañera. ¡Y eran las 2 de la mañana de un domingo!
Os ahorraré los detalles ya que quien más quien menos ha tenido alguna avería en casa y conoce el desgaste no solo económico sino emocional y psicológico que supone.
Y cuando la avería parecía que ya tocaba a su fin, empezaron las obras en la fachada de mi edificio. Y, ¡qué casualidad!, empezaron por mi terraza. Así que de buenas a primeras me encontré con obras fuera y dentro, obreros que entraban y salían (ninguno como el del anuncio de Coca-Cola Light, que eso habría sido un detalle), golpes y más golpes, cambio de sesiones, ruido insoportable, polvo y suciedad que una vez había conseguido limpiar ya estaba de nuevo presente, y algún imprevisto adicional como un boquete en la pared del pasillo como consecuencia de las obras en el exterior.
Todo el que alguna vez haya tenido obras en casa sabe de lo que hablo, el caos que las acompaña ya que sabes cuando empiezan pero raramente cuando terminan. El proceso tiene sus propios tiempos que la mayoría de las veces no coinciden con los tuyos. Acaban de empezar y ya quieres que se terminen. Te gustaría que se aceleraran, que todo volviese a ser como antes. Sabes que en el fondo es para bien, que todo al final quedará perfecto, mejor de lo que estaba, que es ridículo luchar contra ellas y que lo mejor que haces es rendirte al proceso y a sus tiempos. Ponerte a remar en la dirección del viento en lugar de ir contra la marea. Todos lo sabemos pero en ocasiones el eco del caos es tan persistente que nos gustaría que alguien nos tocase con su varita mágica para ir al final, obtener el beneficio, sin tener que pasar el proceso. ¡Si alguien conoce la fórmula por favor que la comparta conmigo! ¡Yo no la he encontrado! A fin de cuentas hay que pasarlo.
Al igual que hay momentos en la vida de calma, hay otros momentos de caos. Es cuando nuestro suelo se agita, los cimientos se tambalean, se cuestiona nuestra forma de hacer las cosas hasta ahora. Son periodos de incertidumbre, de miedo, de desconfianza, en ocasiones de profunda tristeza o enfado. Habitualmente los negamos, no queremos aceptar que eso que hasta hace un momento estaba bien, ha dejado de estarlo. Nos enfadamos y gritamos que no debería de haber pasado, no a mí. No en este momento. ¡Pero ha pasado y enfadarte con ello no va a ayudarte!
Estas semanas observaba las obras y veía como la fachada de mi terraza, que hasta ahora había disfrutado, saltaba por los aires a golpe de mazo. Y al golpear veía que eso que creía tan sólido, no lo era tanto. Un simple golpe y se rompía en mil pedazos. Aunque a simple vista parecía que todo estaba bien, no era más que una fachada que escondía una realidad muy diferente. Sin embargo había otras zonas que pese a todo se mantenían en pie. Sus cimientos eran fuertes y todavía servían a su propósito que era sostener la estructura del edificio.
Estos momentos que nos está tocando vivir a todos hablan de esto. Todo lo que tenga una buena base seguirá en pie ya que ni el mazo más potente acabará con ello, sin embargo no pasará lo mismo con lo que pese a su bonita fachada esconda unos cimientos débiles o mal cimentados. 
Cuando el caos llega a tu vida, sea sin previo aviso o iniciado por ti, hay varias cosas que pueden ayudarte:
- Ármate de paciencia. El proceso se va a desarrollar según sus tiempos, no los tuyos. Y aunque pienses que ir más rápido sería lo mejor piensa que si tu vida corriese peligro y estuviese en las manos de alguien. ¿Qué preferirías que fuese rápido o se tomase el tiempo necesario a fin de estar bien? Nos gusta pensar que tenemos el control pero la realidad es que no controlamos nada más allá de nuestra propia actitud ante los eventos que la vida nos pone delante.
- Confía en que como dice Julia Roberts en la película "Come, Reza, Ama", las ruinas son el camino de la transformación. Nada realmente verdadero puede derrumbarse, sólo lo falso, lo ilusorio no aguanta en pie cuando se lo cuestiona o golpea. Tu ser no puede sufrir, pero tu personaje, aquel que crees que eres, si.
- Contrata un buen "maestro" de obras. Recuerda que si escoges el "ego", la parte miedosa de ti, esta situación servirá a su propósito que no es otro que el sufrimiento, el ataque, la negación. Si por el contrario contratas al Espíritu, el amor en ti, lo utilizará para derrumbar todo lo falso y devolverte a la paz que eres. Pídele que entre en tu mente y corrija la causa de esta situación para que la verdad de quien eres pueda salir a la luz. Que te muestre esta situación a través de sus ojos ya que los tuyos no pueden ver más allá del caos en el que te encuentras.
"Te entrego esto para que lo examines y lo juzgues por mí. No dejes que lo vea como un signo de pecado o muerte, ni que lo use para destruir. Enséñame a no hacer de ello un obstáculo para la paz, sino a dejar que Tú lo uses por mí, para facilitar su llegada."  UCDM, T-19.IV.D

- Actúa, ponte en marcha para hacer aquello que sientas que tienes que hacer. Si sigues los tres primeros pasos, te aseguro que este será natural, guiado no por la impaciencia sino por el amor. Habrás vencido la resistencia al cambio y el proceso fluirá de la misma manera que el río sigue su cauce sin necesidad de que lo empujes. Desde este nuevo espacio la acción es inspirada, como ya hablamos en otra entrada de este mismo blog, y no desesperada guiada por el miedo.
Pero todo ello no servirá de nada si antes no aceptas la situación y las emociones que la acompañan. Cuando empezaron las obras pensaba que no era el mejor momento para mi (mis tiempos). En el fondo seguía queriendo ser yo la que controlaba y pensaba que otro momento sería más propicio. Pero la realidad es que las obras ya estaban, el techo del baño ya estaba en el suelo, podía seguir negándolo e imaginando que las cosas deberían ser de otra manera o podía aceptarlo y empezar a trabajar con ello. Todos los "y si..." y "debería..." que te estés diciendo con respecto a tu situación son una forma de negar la evidencia. Pensar que no deberían de haberte dejado, o echado de tu trabajo. Que no deberían de haberte puesto los cuernos, que deberías de tener más trabajo, o tu jefe debería de ser más atento, son las formas que utilizas para esconder el miedo a asumir que eso que temías ya está aquí. Pero recuerda que lo que realmente eres no se puede ver amenazado por nada, sólo lo que crees ser puede serlo.
Como dice Byron Katie, autora de "Amar lo que Es", "únicamente sufrimos cuando creemos un pensamiento que está en desacuerdo con lo que es. Si quieres que la realidad sea diferente de lo que es, podrías intentar enseñarle a ladrar a un gato y obtendrías el mismo resultado. Puedes intentarlo una y otra vez, y al final, el gato te mirará y volverá a decir: "Miau"."
Hoy cuando iba a escribir esta entrada me encontré con un texto sobre el origen de Hawái. La mayoría habremos fantaseado en algún momento con la idea de ir allí de vacaciones. Su vegetación, sus aguas cristalinas hablan de su belleza. Sin embargo el origen de Hawái es volcánico, al igual que otras islas soñadas como Santorini o la Polinesia Francesa. El origen de lo que vemos y admiramos hoy es el resultado del caos, de la explosión volcánica que disparó millones de toneladas de lava fundida desde las profundidades del océano haciendo que rocas inmensas emergiesen a la superficie. Durante siglos la lava fundida siguió derramándose sobre si misma de forma caótica hasta que la isla fue tomando forma. Los vientos y los pájaros fueron derramando semillas que echaron raíces y se elevaron hacia el cielo creando la vegetación que hoy conocemos. Toda esa belleza no habría sido posible sin el caos que la precedió.
"El desorden que estás atravesando representa el nacimiento de algo tan majestuoso que ni siquiera puedes comenzar a entender su fuerza y su potencial. La forma de tu vida cambiará tan radicalmente que tendrá muy poco que ver con la desolada isla psicológica en la que vivías. La desorientación y la confusión momentáneas que estás sintiendo no son más que un período de transición dentro de una sinfonía más inmensa que te conducirá del infierno al paraíso." Alan Cohen




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