En el fútbol, como en la vida real, se van dando comparaciones que llevan a debate dos situaciones. A nadie le gusta hacerlas pero todos nos acabamos basando en ellas para juzgar o valorar la valía de un equipo o de un jugador. Este mismo sábado se han dado varias circunstancias que llevan a este hecho.
La primera de ellas fue el gol de Karim Benzema contra el Osasuna. En cuanto el francés marcó el gol todo el mundo buscó el simil con el gol de Marco Van Basten en la final de la Eurocopa de 1988. Dos golazos dignos de mantener en la retina de cualquier aficionado al fútbol.
La siguiente comparación vino con el actual pichichi de la Liga. Cristiano Ronaldo marcó dos goles y adelanta en uno a Lionel Messi en su lucha por ser el máximo goleador. Las comparaciones les persiguen cada jornada, ya no se habla sólo de rachas sino que se busca el momento en que alguno de ellos supere el record que Cristiano dejó la temporada pasada con sus cuarenta y un goles.
La última de las comparaciones también habla de goles, pero en este caso habla de los goles marcados por un equipo en una temporada. En las treinta jornadas disputadas el Real Madrid lleva marcados cien goles y está a sólo siete de igualar el mejor registro de la historia. Ocho jornadas para marcar como mínimo siete goles y volver a incentivar esas odiosas comparaciones entre aquel y este Real Madrid o incluso entre el equipo blanco y el Barcelona de los ciento cinco goles.
La pregunta es sencilla, ¿Por qué comparar cuando lo más sencillo es disfrutar tanto de estos jugadores como de los clubes a los que pertenecen?