Revista Deportes
Esos enormes cuellos que chocan en cada melé, más de cien quilos de músculo y grasa –los porcentajes varían según el lugar de nacimiento del jugador-, algunos gorros y muchas calvas. Pero lo que más me ha llamado la atención de los primeras son sus orejas, ¿qué pensarán sus madres que los vieron nacer con esas pequeñas orejas? ¿En qué se han convertido? ¿Qué le han hecho a mi niño?
Cuando veas por la calle a un tipo de orejas inflamadas pregúntate en que equipo juega porque lo que es seguro es que es un primera línea, a menos que sea Niki Lauda. Y pregúntate donde juega, no donde jugaba, porque los que se han metido en una melé no vuelven a salir en su vida.
El pequeño irlandés John Hayes