La verdad es que siempre he detestado que las personas les pongan nombres “a sus partes íntimas“. Me da un poco de no se que que que se yo escuchar nombres por la vida que me recuerden a zonas del sur.
En mi casa mi madre le enseño a mis hermanos que su “pilila” se llamaba “Lolita”….¡sí queridas! imaginen el momentazo cuando entró a casa una amiga española que se llamaba Dolores. La jartada a risas fue memorable. ¡Mamá mamá tu amiga tiene nombre de pito! Y lo decían en su cara. Mi madre no supo que hacer.
En cuanto a mi hermana y a mi el nombre que nos enseñó es detestable, horroroso y pronunciarlo me da calosfríos. Curiosamente cuando vine a España por primera vez a los 12 años y escuché que mis primas catalanas le decían igual supe de donde venía el origen.
Ríanse ustedes pero la denominación de origen vaginal en mi casa se denominaba:“PA-TA-TO-NA chuminino animal del demonio” Así como lo lee. Tal cual.
Y uno crece sin saber que coño está diciendo. Ironías de la vida. Cuando Dios le da a uno entendimiento para preguntarse el origen de las cosas no supe que significaba aquel nombre pero ¡me negué a repetirlo!
¿Ustedes se imaginan decir toda esa parafrasada para cualquier cosa? 15 sílabas. ¡Con lo útiles que son otros términos en castellano! ¡Tranquilas que no diré más bestialidades!
Hoy por hoy cuando oigo a las hijas de mi hermana decirle de esa manera no se si reír o llorar.
Tan fácil y difícil que es decirle a las cosas por su nombre: vagina y pene.
¡Y aún de mayores nos produce resquemor pronunciar estos nombres! ¡A saber porqué! Quizás, sólo quizás, porque son dos palabras que en cualquier idioma están teñidos de prejuicios.
Eso si en cualquier idioma hay miles de vertientes, apodos, seudónimos, alias para referirse a estos grandes personajes. Podría enumerarlos pero creo que este post podría quedar mas explícito que la página 150 de Grey y sus sombras.
Hoy sin embargo descubrí que es sabio referirse a los órganos sexuales como “partes nobles”. No tenía ni idea porque el título nobiliario. Me imaginaba que es porque no están al alcance de cualquiera, pero no. La razón es otra.
Suelen decir que cuando un hombre recibe una patada en los testículos el dolor es tal que lo inmoviliza. Al menos eso es lo que se ve en las películas además de leer en los subtítulos un “fuckyamaderfoker“.
¿Y en las mujeres? Ilusa de mi pensaba que podría equipararse a un golpe en los pechos o a una mamografía pero no es así.

La razón por la que se denomine partes nobles a la zona sur de cualquier ser humano sin importar su sexo es que ¡con un golpe, operación, episiotomía y reacción de hilos uno simplemente se hinca! Da igual si usted es monárquico o republicano.
Las partes nobles enseñan el valor de la reverencia, de morderse la lengua y de saber que el dolor que se experimenta es más feo que la estatua de cera de Marichalar. ¡Ni lo duden!
