Revista Cine
Las películas de tiburones más delirantes que no deberías perderte
Publicado el 14 julio 2018 por PinguirinaHoy, 14 de julio, es el Día Internacional del Tiburón. Ya sabéis que en este blog somos muy fans del cine protagonizado por escualos, pero es que este verano los tiburones están muy de moda porque en breve diremos adiós a la celebérrima saga de Sharknado y porque en unas semanas desembarcará en la cartelera española la que, para mí, va a ser una de las películas del verano, Megalodón. Así que, para ir abriendo boca (chiste fácil, lo sé) y conmemorar este día tan señalado, vamos a hacer una selección de películas protagonizadas por tiburones cuyo denominador común es que son absolutamente delirantes.
Antes de empezar con el cachondeo, un inciso. Si existe algo llamado el Día Internacional del Tiburón es para dar la voz de alarma, en este caso, para alertar de la situación en la que están los tiburones. Son muchos los motivos por los que estos animales corren el riesgo de desaparecer y, aunque esos motivos, en general, son comunes a los que provocan que cualquier otra especie esté en vías de extinción (contaminación, destrucción de sus hábitats, cambio climático, etc), en el caso de los tiburones hay uno particular que está especialmente relacionado con el cine. La cuestión es que desde que en 1975 se estrenó Tiburón, los tiburones se convirtieron, a los ojos de medio mundo, en despiadados devoradores de carne humana. Esta visión tan irreal provocó que su caza aumentara de manera brutal y que su leyenda negra, totalmente injustificada como dejan claras las estadísticas de ataques de tiburones, se hiciera extensible a todas las especies de tiburones aún a pesar de existir ejemplares como el tiburón ballena que, básicamente, se alimenta de plancton. El resultado es que, hoy en día, los tiburones han visto reducida drásticamente su población mundial y, o se toman medidas reales de protección o estos fascinantes animales acabarán por desaparecer.
Y tras la mini clase de ciencia, vamos a lo que nos ha traído hoy hasta aquí: Las películas de tiburones más delirantes que no deberías perderte.
1. Tiburón, la venganza aka Tiburón 4 (Joseph Sargent, 1987)
Vamos a hacer un poco de historia. En 1975 se estrena Tiburón, la película que inició el subgénero de tiburones dentro del cine de terror. A esta grandísima película le siguieron Tiburón 2, El Gran Tiburón o Tiburón 3 (que bien podría haber formado parte de este listado) y, finalmente nos llegó este bodrio supremo llamado Tiburón, la venganza. Básicamente, la premisa de la película es que un tiburón (suponemos que descendiente de los que han protagonizado las anteriores) busca venganza contra la familia Brody y, gracias al GPS que, no puede ser de otro modo, lleva incorporado, encuentra a los supervivientes (la madre y uno de los hijos) a pesar de que cambien de lugar de residencia. Lo que más os llamará la atención al ver los créditos de la película es que uno de los protagonistas es Sir Michael Caine. Sólo se me ocurre pensar que tenía deudas de juego y le perseguía la mafia calabresa o que estaba borracho el día que firmó el contrato para participar en semejante bochorno. Infumable y pretenciosa, mira que he visto pelis malas en mi vida, pero pocas como ésta.
En su día hice un repaso a la saga entera, aquí os lo dejo por si le queréis echar un ojo.
2. Sharkman (Michael Oblowitz, 2005)
Ojito que entramos en terreno SyFy y ya sabemos que con esta gente la cosa se pone seria (o todo lo contrario). Si sois adoradores de la caspa, habréis visto muchos de sus telefilms por lo que estaréis de acuerdo conmigo en que tenían que aparecer (y repetirán) en este listado. En este caso nos encontramos con el típico mad doctor que se pone a hacer experimentos genéticos conjugando ADN humano con ADN de tiburón. Aquí, el colega, decidió usar este cóctel para salvarle la vida a su hijo, enfermo de cáncer y a quien todo el mundo daba por muerto y, obviamente, esa mezcla provocó que el hijo se conviertiese en un terrorífico híbrido mitad hombre, mitad tiburón. La cosa se vuelve aún más loca cuando el señor científico decide invitar a la isla a la viuda de su hijo (y a la actual pareja de ella) con la esperanza de que la chispa del amor (o algo) vuelva a surgir entra la mujer y el híbrido. Y yo ya no cuento más porque creo que ya os he dado argumentos más que suficientes para ver semejante pestiño.
3. Tiburones en Venecia (Danny Lerner, 2008)
He optado por colocar las películas de manera cronológica, pero, si lo hubiera hecho de menos a más delirante, seguramente Tiburones en Venecia ocuparía uno de los puestos más destacables. Me voy a limitar a enlazaros la reseña que hice de este telefilm en su día y a pediros, no, rogaros, que la veáis. Hacedme caso, no tiene desperdicio.
4. Megatiburón y compañía (2009 en adelante)
The Asylum eran de los otros que iban a salir sí o sí y era obvio que iban a hacerlo con la saga de películas protagonizadas por megatiburones que se dan de hostias con otras criaturas marítimas (reales o ficticias). Guiones de espanto, actuaciones bochornosas, efectos especiales de saldo y producciones de tan bajo coste que se les ven las costuras por todos lados pero ¿Y qué más da? En la primera, un tiburón y un pulpo gigante recorren el planeta de lado a lado, destrozando todo lo que encuentran en su camino, para finalmente, zurrarse con ganas en un enfrentamiento final horrorosamente memorable. Y las siguientes repiten de manera más o menos parecido el patrón. Atención a los nombres de algunos de los protagonistas de estas películas porque os dan pistas claras de por donde va a ir el tema: Lorenzo Lamas (El rey de las camas) o Jaleel White (Steve Urkel, queridas). Nada más que añadir, señoría.
5. Tiburón fantasma (Griff Furst, 2013)
En lo que llevamos de siglo, han ido proliferando todo tipo de subproductos, a cada cual peor, en el que el lema era “el más difícil todavía”. Es casi imposible elegir porque hemos visto tiburones espaciales (Space Sharks) tiburones con múltiples cabezas (vamos ya por cinco) tiburones de arena, de hielo, etc, pero esta del tiburón que muere de una manera terriblemente cruel y vuelve a la vida convertido en fantasma es especialmente estúpida por la cantidad de escenas forzadas que hay para justificar la presencia del bicho. El tema es que el tiburón fantasma sólo se manifiesta si hay agua de por medio, así que ya os podéis imaginar la cantidad de malabarismos que tuvo que hacer el equipo que parió esta cosa para meternos cada poco al escualo fantasmagórico. Podéis leer más sobre este bodriazo en la reseña que os enlazo.
6. Saga Sharknado (2013- ¿2018?)
Ya sabéis que llevo años cultivando el gusto por las exquisiteces de serie Z, pero creo que ninguno estábamos preparados para lo que vino con Sharknado. Yo no se la recomiendo a nadie (lo mismo dejan de hablarme y todo) pero creo que es una de las mejores películas malas que he visto en toda mi vida. Os remito a lo escrito sobre esta saga en mi blog en su día, saga que, aparentemente, se irá, para no volver, en cuestión de días. Gracias Syfy y The Asylum por los momentos de absoluto despiporre pasados junto a Fin, April y compañía. Cierto es que después del impacto de la primera, la saga se ha ido desmoronando a pasos agigantados, pero sólo por esa gloriosa escena de la motosierra de la primera entrega merecerá tener un lugar privilegiado en nuestra memoria.
7. Raiders of the Lost Shark (Scott Patrick, 2015)
Ésta no la he visto pero la meto aquí con la pueril esperanza de que alguien, quien sea, me pueda decir la manera de verla porque con ver el tráiler sabes que es un truñaco de dimensiones épicas que hay que ver sí o sí. Juzgad por vuestra cuenta, juzgad.
Podría seguir hablando del tema hasta aburrir (si es que no lo he hecho ya). Podría hablaros de Sharktopus y sucesivas o de cualquiera de los telefilms que han proliferado de manera habitual desde hace 10/20 años. No deja de ser curioso que la mejor película de este subgénero fuera la que lo inauguró, porque las que han venido después, excepto excepciones que podemos contar con los dedos de una mano soy bodrios de ínfima calidad que, como mucho, nos provocarán un rato de risas no intencionadas. En unas semanas veremos en que columna ponemos a Megalodón, si en la de Tiburón o en la de Megatiburón contra pulpo gigante.