El Barça empieza a asumir que tendrá que iniciar una renovación en profundidad de su vestuario. La columna vertebral del mejor Barça de la historia supera ya la treintena de edad. Jugadores como Gerard Piqué, Jordi Alba, Sergio Busquets, Luís Suárez, Ivan Rakitic e incluso Leo Messi, ya han superado la barrera psicológica de los 30 años, cifra que limita el crecimiento deportivo de un futbolista y lo coloca dentro del club de los experimentados -y/o veteranos-.
Esta presente temporada estamos viendo cómo el Barcelona está teniendo problemas para cerrar los partidos con eficiencia; los rivales generan situaciones de peligro en los minutos finales de manera reiterativa y el aficionado culé, sufre. Una de las posibles explicaciones a esta problemática guarda relación con el envejecimiento progresivo de la plantilla y la imposibilidad de encontrar relevos de garantías.
Muchos de los fichajes que el club catalán ha incorporado los últimos veranos han mostrado un nivel muy deficiente. Algunos incluso ya no se encuentran en la disciplina azulgrana. Hombres como Coutinho, Dembélé, Umtiti o Arthur -que este verano abandonará el club rumbo a Turín- no han estado a la altura de las expectativas.
Pero esta situación de crisis deportiva puede provocar que hombres formados en la disciplina culé den un paso adelante. De hecho, una de las pocas noticias positivas que el Barça ha tenido temporada pasan por la irrupción de dos nombres propios de la cantera.
Puig está consiguiendo lo que en reglas del Blackjack se conoce como un 21, un debut en primera división perfecto. Todas sus actuaciones individuales este curso han sido dignas de mención, y a pesar de su suplencia ante el Espanyol, está teniendo muchos más minutos. Digno de mención fue su recital ante el Valladolid, quizás la única nota salvable de un partido soporífero.
El jugador de Matadepera ha disputado esta temporada más de 10 partidos, con actuaciones individuales destacadas. A pesar de su aportación futbolística, aún no ha sumado ningún gol en sus registros individuales, ni tampoco ninguna asistencia, pero su despliegue y juego vertical ayudan mucho al equipo.
El caso del joven guineano es diametralmente diferente, de hecho, sus características futbolísticas pasan por el caos, el desequilibrio y la contundencia de cara a portería. De hecho, eso es lo que lo convierte en un jugador especial. Los futbolistas especialistas en el juego de banda que aportan profundidad están muy cotizados en el fútbol actual, en etapas pretéritas había una gran cantidad de ellos, pero ahora es una especie en extinción. A estas características innatas e inherentes le debemos sumar su formación en la Masia, que lo convierten en un jugador válido para el primer equipo sin necesidad de una etapa de aclimatación.
Fati ha disfrutado esta temporada de un total de 30 partidos, con siete goles y una asistencia. Un rendimiento colosal que contrasta con su juventud. De hecho ya hay rumores que hablan de ofertas desorbitadas para hacerse con sus servicios, entre ella una del Manchester United, club que vive los últimos años huérfano de referentes futbolísticos de nivel.
El último jugador que se ha incorporado a la dinámica habitual del club es el defensa central Ronald Araújo. El central de 21 años llegó a la disciplina azulgrana el año 2018 procedente de Uruguay y es uno de los pocos fichajes destinados al filial que han funcionado.
El rendimiento irregular de Umtiti y la falta de centrales fiables al primer equipo han provocado que el uruguayo se integre dentro del día a día culé. Ha disputado 5 partidos con el primer equipo y no ha desentonado en absoluto. Acompañando a Piqué y a Lenglet se ha mostrado como un compañero fiable con buena salida de balón, un requisito indispensable en el fútbol azulgrana.
La reconstrucción del Barça del futuro debe contar con estas tres piezas, que pueden definir una nueva columna donde vertebrar la evolución del club: un defensa, un centrocampista y un delantero. El Barça también deberá acertar en el próximo mercado de fichajes, pero de momento tiene a Riqui Puig como director de orquesta, a Araújo como retaguardia y el otro canterano como definidor. Los tres se muestran sólidos y solventes sobre el terreno de juego y todos ellos disponen de ADN azulgrana. Piezas claves en el juego de posición y un toque de optimismo en relación a una galaxia que mes a mes se apaga progresivamente. Renovarse o morir.