Siempre había sido una persona presuntamente madura y exigente, mayormente reflexiva! Eso, según los demás, me hacía responsable, sensato y razonable, casi siempre! No obstante, con la edad, uno aprende que la verdadera madurez tiene poco que ver con la reflexión, la seriedad y que, en la vida, un poco de cordura y de locura son necesarias! Porque el equilibrio radica en esa dósis justa de realidad y de sueño en nuestra vida, porque nos trae el éxito y la felicidad a ella! Los sueños nos traen la felicidad y el éxito personal consiste en hacerlos realidad! Sin más!
En cuanto aprendí a dejar fluir mi interior, me di cuenta de que me sentía libre y era más yo mismo, sin intentar juzgarme cada minuto! Y eso me permitió sentirme bien, amar y ser amado mejor y reencontrarme con esa felicidad que había desaparecido en mi camino hacia ser adulto! No fue un camino siempre fácil, porque vivimos en un mundo en que el éxito y la felicidad se confunden con la seriedad, la aceptación ajena y el convencionalismo, aunque sea a costa de dejar de ser uno mismo, sentir lo que se siente y, por todo ello, dejar de vivir el presente! Eso no te hace maduro, sino te pudre… y te impide sentir y vivir lo que vives! Pero bastó que empezara a entender la vida para que me diera cuenta de que ella me exijía ser cada día más yo y, siéndolo, saber hallar el sentido verdadero de las circunstancias que en ella vivía, con alegría! Y hoy, cada día más, soy maduro y libre, es decir responsable de mi felicidad y de mi éxito reales, que me acercan más a mí, a los que me rodean y al mundo real y, a la vez, soñado, que hoy cada día más habito!
He rescatado para tí un antiguo artículo que habla sobre la reflexión y su coste emocional!. Extrae tus propias conclusiones…
Las personas reflexivas son más infelices
Aunque esta capacidad permite al ser humano aprender, razonar y planificar y supone un importante logro cognitivo, lleva consigo un coste emocional | Hacer el amor, el ejercicio, jugar o conversar, las actividades que más influyen en la felicidad.
Patrícia Ventura La Vanguardia. Barcelona | 15/11/2010
Las personas reflexivas son más infelices, según un estudio de la Universidad de Harvard de Cambridge publicado en la revista Science y llevado a cabo gracias a una aplicación para iPhone en la que miles de personas introdujeron datos relacionados con su estado de ánimo según la situación en la que se encontraban en ese momento.
¿Cómo funciona Track your hapinesss?
1- Responder un test con fines estadísticos durante unos 10 minutos.
2- Debe responder a preguntas que se le formulan a través de su iPhone, con mensajes de texto o de correo electrónico: cómo se siente o lo que está haciendo.
3- Se le entrega el informe de felicidad en el que muestra como varía su bienestar en función de la actividad que desarrolla, con quién está o qué hora del día es, entre otros factores.
Los investigadores, dirigidos por Matthew Killingsworth y Daniel Gilbert, han llegado a esta conclusión a través del análisis de toda la información obtenida gracias a Track Your Happiness (algo así como “Rastrea tu felicidad’), una aplicación que a la vez sirve a quien la usa para identificar qué es lo que le comporta un mayor bienestar.
Hacer el amor, el ejercicio, la buena conversacion, jugar, escuchar música o pasear son por orden las actividades que más influyen en la felicidad de las personas según la mayoría de las respuestas en Track your hapiness.
Para lograr toda la información se pide a los usuarios de esta aplicación realizar un test de unos diez minutos de duración. Posteriormente se les pide que se comprometan a contestar preguntas sobre cómo se sienten en determinados momentos del día según lo que estén haciendo para averiguar qué factores se asocian a un mayor bienestar o, según el sitio web “que es lo que que hace que merezca la pena vivir”.
Una vez reunidos los datos suficientes, los investigadores analizaron la información que ha servido para concluir principalmente que las personas son menos felices cuando reflexionan y le dan vueltas a los asuntos cotidianos, que cuando no lo hacen.
Los resultados de la investigación también muestran que la mente de las personas divaga de forma frecuente, con independencia de lo que están haciendo, y que este solo hecho es el indicador más fiable para determinar su grado de felicidad que cualquier otro, es decir, que el solo hecho de encontrarse divagando prueba que no se siente bien en ese momento. Otro de los datos que se extrae del estudio es que los humanos son únicos en su habilidad para pensar sobre episodios del pasado, o el futuro, o episodios que podrían no haber sucedido nunca.
Así pues, los autores concluyen que aunque la capacidad de reflexionar permite al ser humano aprender, razonar y planificar y supone un importante logro cognitivo, lleva consigo un coste emocional.
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