Revista Opinión

Las piramides de Chacona (Tenerife)

Publicado el 25 agosto 2019 por Carlosgu82

Las piramides de Chacona (Tenerife)

Chacona es como se conoce a una zona perteneciente al municipio tinerfeño de Guímar, zona que se ha hecho famosa por contener a las Pirámides, o “majanos”, que llevan ese nombre. Creo recordar que fue a lo largo de la década de los años ochenta del siglo pasado cuando alguien, cuando vio aquellas construcciones por primera vez, cayó en la cuenta de que las mismas podían ser algo más que los “majanos” que, todos los que las habían visto anteriormente, daban por descontado que eran. Se encuentran, como ya he dicho, en el municipio tinerfeño de Guímar y se trata de seis pirámides de regular tamaño, que no son tan grandes como las de Gizeh, pero que, desde luego, tampoco son tan pequeñas como para pensar que pudieran haber sido edificadas en unos días.

“Majano” es el nombre que habitualmente recibe un amontonamiento de piedras que se realiza, normalmente, tras limpiar un terreno de ellas, preparándolo para su cultivo, pero el que haya visto algún majano, en su vida y, luego, haya visto estas construcciones que hay en Chacona, ¿se puede creer que, de verdad, estas últimas puedan ser consideradas simples amontonamientos de piedras para la preparación de un terreno?, ¿hay alguien, en su sano juicio, que se dedique a limpiar un terreno de piedras y que lo haga de tal forma que la piedra siguiente le cueste más llevarla a su destino que la precedente, porque haya decidido acumularlas en altura y que se haya tomado la molestia de hacerlo en terrazas, en escalones para que resulte más agradable a la vista?

El etnógrafo noruego Thor Heyerdhal, el mismo que llevó a cabo la expedición Ra, que estuvo investigándolas, a lo largo del año 1991, llegó a la conclusión de que, de “majanos” nada de nada, y de que, en realidad, se tratan de templos solares, y para apoyar esta afirmación se basó en los siguientes hechos:

-Las esquinas fueron “rematadas” por piedras talladas.

-El suelo, antes de proceder a la construcción de las mismas, fue perfectamente nivelado.

-Dichas pirámides cuentan con escaleras, perfecta y cuidadosamente, construidas, que llevan hasta la cúspide de las mismas.

-Están realizadas con piedras de lava solidificada, que no son las propias del terreno en las que dichas edificaciones se encuentran.

Y a la vista de estas conclusiones expuestas por Heyerdhal, cabe preguntarse: ¿quién se toma la molestia de nivelar un terreno para edificar un majano? Y, sobre todo: ¿qué clase de “limpieza” es esa en la que se traen piedras de otro lugar para edificar el “majano”?

Los detractores de la idea de que se trate de pirámides y defensores, por tanto, de la de que se trate de simples amontonamientos de piedras, o “majanos”, se apoyan, también, en el hecho de que, con motivo de la compraventa de que fue objeto dicha finca, en el año 1854, no se menciona la existencia de las mismas, aunque, con posterioridad, en otro documento datado en 1881 sí se hace, sí se las menciona; pero, si tenemos en cuenta el hecho de que la expedición llevada a cabo por Napoleón a Egipto, que despertó el interés por la egiptología  y dio a conocer al mundo las maravillosas, y enigmáticas, construcciones mortuorias egipcias, tuvo lugar entre 1798 y 1801, o sea, sólo 50 años antes de que se escriturara esa compraventa, y que, además, la obra que dio a conocer las conclusiones de dicha expedición, conocida como “Description de L‘Egipte”, fue publicada en veinte volúmenes entre los años 1809 y 1822,  no sería disparatado suponer que los intervinientes en aquella transacción ignorasen lo que era una pirámide; ignorasen la existencia de las que habían sido “descubiertas” 50 años antes para la cultura occidental y pensaran, como lo hacen muchos hoy en día, que se trataba de simples amontonamientos de piedras sin valor alguno, al no tratarse de construcciones habitables, o a las que se les pudiera dar uso alguno, no tendrían ningún valor y no se las habría considerado ser dignas de mención alguna.

Ha habido, incluso, quien se ha atrevido a decir que se ha tratado todo de un “montaje”, buscando convertir ese lugar en un destino turístico; o sea, que se las menciona en un documento oficial fechado en 1881 y hay quien dice que, ya en esa época, había quien sabía que Canarias se iba a convertir en un destino turístico preferente para los europeos y buscó, construyendo esas pirámides,  hacer negocio con esos turistas que llegarían casi un siglo más tarde. ¡Caray!, ¡eso es visión comercial y lo demás son tonterías!

Por otra parte, unos científicos del Instituto de Astrofísica de Canarias, se dieron cuenta de que el complejo principal se encontraba orientado astronómicamente con los solsticios de verano y de invierno, así que aquí cabe hacerse otra pregunta: ¿qué clase de campesinos son esos que para limpiar un terreno de piedras se preocupan de enterarse de cómo orientar el “majano” astronómicamente, antes de proceder a su edificación?

Según las teorías más generalmente aceptadas, y, al parecer, con argumentos irrefutables, los primeros pobladores de las Islas Canarias provenían del norte de África, eran de origen líbico-bereber, pero estos pueblos no practicaban la momificación y si, en su origen, estos primeros pobladores no practicaban la momificación, ¿cómo fue posible que, una vez asentados en Canarias, comenzaran a hacerlo?, ¿y cómo fue posible que lo hicieran empleando para ello técnicas tan parecidas a las empleadas por lo antiguos egipcios (con realización de incisiones en los cadáveres para proceder a su evisceración; introducción de sustancias que pretendían conseguir el secado del cadáver, para su mejor conservación, para su momificación y, por último, envoltura del cadáver para protegerlo de agresiones externas)?

Y, a la vista de esto, yo me pregunto: ¿sería posible que el primer pueblo que se asentó en las islas Canarias hubiera sido originario de Egipto?

En Egipto, durante la III Dinastía, el faraón Zóser (Dyeser), que fue el segundo  de esa dinastía y que gobernó el país entre los años 2665 y 2645 a. C., ha pasado a la posteridad por haber mandado edificar a su arquitecto, médico personal y visir, Imhotep, o Imutes, en Saqqara,  la que fue la primera pirámide que se construyó en el mundo,  y que se hizo con forma escalonada, pues surgió como una evolución de la anterior forma de enterramiento de los faraones precedentes (las mastabas). Luego, durante la IV Dinastía, el primer faraón de la misma, conocido como Snofru, que gobernó Egipto entre los años 2.614 a 2.579 a. de C. y que era hijo del anterior, mandó edificar tres pirámides más, antes de quedar satisfecho con la que albergaría su cuerpo, una vez que hubiera fallecido, y, en todos los casos, se trató de pirámides de caras lisas.

Así pues, yo me pregunto: ¿sería posible que los primeros pobladores de la isla de Tenerife hubieran tenido su origen en Egipto, y que hubieran migrado en un momento situado entre la construcción de la pirámide escalonada del faraón Dyeser y antes de que el faraón Snofru hubiera construido la primera pirámide de caras lisas, motivo por el cual, hubieran retenido en su mente, como modelo, a la primera?

El eminente arqueólogo Luis Diego Cuscoy dio algo de credibilidad a esta idea, pues defendió la tesis de que el poblamiento  se produjo por medio de cinco oleadas, la primera de las cuales pudo haber tenido lugar durante el Neolítico, alrededor del año 2.500 a. de C.

Esta teoría del poblamiento de las Islas Canarias por medio de varias oleadas de pueblos distintos podrían explicar el hecho de lo paradójico que parece lo evolucionados que estaban los aborígenes en algunos aspectos, como el mismo de la momificación, de su mitología y algunas de sus costumbres y lo primitivos que parecen haber sido en otros, como el hecho de que parece que no hubieran conocido la navegación o el que hubieran vivido, mayormente, en cuevas.

En cualquier caso, las Islas Canarias están rodeadas de mucho misterio y este de las Pirámides de Chacona (me resisto a denominarlas “majanos”), es uno más.


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